1. La Ambición
Eran ya casi las doce de la noche de un frío sábado de invierno, en
julio, el mes más crudo del año, cuando se escuchó un grito que recorrió
todo el salón, haciendo estremecer hasta los mismos ventanales que
rodeaban de lado a lado la enorme pista de baile de madera parqué muy
bien lustrada. Al instante la música se detuvo y todos los presentes miraron
hacia el lugar donde se produjo el grito.
En el centro del salón se encontraba un cuerpo, luego de varios
segundos de silencio un guardia comenzó a vociferar instrucciones.
Cuando llegó la policía identificó a la víctima como Edgardo
Gonzáles, el dueño del salón, luego comenzó la investigación; la causa de
muerte eran cinco disparos a quemarropa por lo que se dedujo que el
asesino debía tener manchas de sangre. Inmediatamente comenzaron los
interrogatorios, se interrogó al cocinero, un hombre alto, gordo y
malhumorado que en los últimos meses tuvo diferencias sustanciales con la
víctima; también al encargado de la limpieza. Pese a que su apariencia le
favorecía; tenía el porte de un hombre serio y responsable, era de pocas
palabras y muy eficiente en el trabajo, pero a pesar de todo esto en los
últimos tiempos mantuvo algunas actitudes extrañas; esta situación había
empezado a generar dudas y desconfianza también se le atribuía gran parte
de la responsabilidad de algunos artefactos luminosos que en distintas
oportunidades desaparecieron sin explicación. También fueron interrogados
dos empleados que habían sido contratados recientemente.
Todos fueron objeto de desconfianza ya que había sobradas razones
para rotularlo de enemigo y cada uno de ellos encontraría provechosa su
muerte. Algunos tenían más motivos que otros; pero debido a que el caso
se enturbiaba cada vez más y cada día estaba más lejos de esclarecerse.
Se terminó por desconfiar hasta de los propios familiares, cayendo
como principal sospechoso el hijo de Edgardo quien se rumoreaba que en
dos oportunidades a través de discusiones bastante subidas de tono, habría
reclamado un adelanto de herencia. Lo mas extraño de esto que lo que
provocó el mayor llamado de atención de los detectives, fue que en el
transcurso del interrogatorio de Ricardo Gutiérrez, el hijo de la víctima,
salió a la luz un importante secreto familiar que evidentemente habían
decidido sepultar.
Resultó ser que el hijo de la victima era hijastro, es decir hijo de su
esposa fallecida, no de el, luego de este descubrimiento pusieron mayor
atención ahí, y decidieron realizar además de las pruebas convencionales,
2. el sometimiento a un detector de mentiras donde plantearon preguntas
mucho mas profundas para poder indagar más.
-- Nombre completo—dijo el interrogador.
--Ricardo Alberto Gutiérrez—contestó Ricardo.
--Edad y fecha de nacimiento—continuó el interrogador.
--26 años, 23 de febrero de 1987—Respondió Ricardo con voz firme
y segura.
--Vínculo con la víctima—Preguntó elevando el tono de voz.
--Hijo, hijastro—Se corrigió Ricardo con un tono vacilante.
--Lugar donde se encontraba en el momento del hecho—Continuó el
interrogador.
--Salón de fiestas, sala de recepción ubicada al costado izquierdo de
la puerta principal—Respondió más tranquilo Ricardo.
--Tiempo de permanencia en el lugar__ indagó el interrogador.
..Desde las últimas horas de la tarde.
--Vinculo afectivo con la victima__ preguntó el interrogador con un
tono de desconfianza.
--Como un padre__Dijo Ricardo-- El me crió__, agregó.
--¿Han tenido conflictos o diferencias en los últimos tiempos?__
preguntó el interrogador con un tono bastante impaciente.
--Claro, solíamos tener diferencias, los dos fuimos siempre de
carácter fuerte.
--¿Alguna diferencia que sea digna de mención?
--Sí, eran frecuentes sus reclamos acerca de que debía hacerme más
responsable de los negocios familiares__ Respondió Ricardo mostrando
cada vez más tranquilidad.
--¿Alguna vez las discusiones terminaron con violencia? Preguntó el
interrogador intentando ver más allá.
--Si, en una oportunidad.
--Cítela.
--Diferencias de criterio con respecto a los negocios.
--Especifique cual fue el acto violento__ Preguntó el interrogador
cada vez más interesado.
--yo arrojé una copa de vino y luego me retiré__ Respondió Ricardo
notándose un tono de nostalgia en la voz.
--¿Tiene usted alguna sospecha de quien puede haber cometido el
delito?__pregunto el interrogador para tratar de darle un cierre a tan tedioso
interrogatorio.
--claro que si, se que esta en la familia. Hay muchos interesados.__
respondió con firmeza y una cuota de impotencia.
--por ultimo ¿usted se declara inocente?
--absolutamente, discutimos pero jamás nos fallamos el era mi padre
y no merecía morir. Era solo un hombre con mucho poder y algunos
3. enemigos pero siempre fue honesto__ respondió dejando relucir un brillo
de dolor imposible de ocultar en la mirada. Yo más que nadie estoy muy
interesado en que se resuelva el caso.
Luego de haber sometido a Ricardo a detector de mentiras y
comprobar su total inocencia, se apunto aun más a la familia y resulto ser
que quien menos imaginaban terminó siendo responsable. Su sobrina
favorita, Emilia castillo, una chica muy bien agraciada, con rasgos
delicados muy prolija, atenta y sumamente respetuosa de voz serena y muy
calida. Resultaba agradable compartir un momento con ella, tenía en su
haber un capital cultural admirable lo que hacia posible mantener largas
charlas interesantes con ella, resultaba casi impensable levantar sospechas
sobre ella.
Antes de comenzar con los interrogatorios pertinentes a cada
integrante de la familia, el detective decidió recabar mas información
acerca de como eran todos los movimientos financieros. Fue ahí donde
salió a la luz un tema más que relevante para el caso. El testamento de la
victima ya estaba redactado y resulto ser que esta chica, Emilia Castillo
seria beneficiada con un importante porcentaje, nada más y nada menos
que el setenta por ciento del total de todos los bienes. Aparentemente ella
tuvo acceso a este documento porque debido a la relación que ellos
mantenían, el decidió confiar en ella tan preciado y peligroso secreto.
Fue entonces cuando la fiebre de la ambición comenzó a apoderarse
de ella. Y en el momento de declarar confeso todo con dolor y culpa
aceptando que el demonio de la ambición la convirtio en un ser cruel y
despiadado, fueron esas sus palabras.