El documento narra la historia del padre Almeida, un sacerdote joven que vivía en el siglo XVII en Quito, Ecuador. Cada noche, el padre Almeida se escapaba por una ventana alta del convento para irse de juerga y emborracharse. Una madrugada, regresando borracho al convento, vio un cortejo fúnebre y decidió ver el interior del ataúd, donde encontró su propio cuerpo. Del susto, se le quitó la borrachera y nunca más volvió a escaparse del convento para ir