Este documento discute la apetencia como un concepto cultural relacionado con el placer más que con la necesidad biológica del hambre. Explora cómo la geometría, el color y la textura de las frutas contribuyen a lo que percibimos como apetitoso, con la fruta presentando formas circulares, colores intensos y texturas porosas. Finalmente, concluye que estas dimensiones de la geometría, el color y la textura definen lo que consideramos apetitoso en la cultura occidental.