La Biblia no presenta una teoría de la igualdad sino que recoge la memoria humana, mostrando que la sociedad puede organizarse de forma acaparadora o igualitaria. La desigualdad parece ser el punto de partida natural del ser humano debido a la lucha interna entre los instintos y la razón, por lo que la igualdad es una meta que hay que conquistar mediante el combate de la tendencia humana al mal uso del poder.