La Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días proclaman que el matrimonio entre hombre y mujer es ordenado por Dios y que la familia es parte central del plan divino. Declaran que el hombre y la mujer fueron creados a imagen de Dios y que el ser hombre o mujer es esencial para la identidad y propósito eterno. Afirman que el plan de Dios permite que las relaciones familiares continúen más allá de la tumba.