La mujer y su hijo fueron abandonados por su marido violento en medio de una carretera desierta después de golpearla brutalmente. Un hombre llamado Quico los encuentra y los lleva de regreso a la cabaña, donde el marido intenta atacarlos de nuevo. Quico lucha con el marido para protegerlos, y la mujer, en un momento de fuerza brutal, lo mata golpeándolo con una piedra para defender a Quico. Ahora se encuentra sola con su hijo, cubierta de sangre, en medio de un paisaje desol
El termino "moderno" se utiliza para nombrar lo que sigue la "moda" de una época, es decir, aquello que va de acuerdo con las tendencias de su tiempo.
En la literatura de lengua española, el término modernismo denomina a un movimiento literario que se desarrolló entre los años 1890-1910, fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica.
El modernismo literario tuvo su origen en Hispanoamérica, entre los años 1880 y 1914, impulsado en especial por el poeta nicaragüense Rubén Darío.
Nació en Metapa, Nicaragua, en el año 1867. Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento.
Fue periodista y diplomático. Hasta 1898 vivió, publicó y actuó en Chile, Centroamérica y la Argentina. En 1898 viajó a España, y vivió en Francia y otros países de Europa.
Murió en León, Nicaragua, en 1916.
Escribió prosa y poesía. Entre toda su producción se destacan tres
obras que ayudan a comprender la evolución del Modernismo: Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza. Los raros, en prosa, y El Canto Errante son otras de sus obras.
José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera inician un trabajo de actualización de la lengua, principalmente en la prosa y en el verso, muy fijos al modelo español.
Culminación: En 1888, Rubén Darío publica su libro Azul. Por medio de su obra en Chile, Argentina y España, Darío realiza una tarea que consolida el Modernismo como movimiento continental y se convierte en su síntesis más brillante, tanto en América como en España. En 1896 se edita Prosas Profanas, el libro de Darío que oficializa el Modernismo en Hispanoamérica.
Continuación: La segunda generación modernista. Consagrado Rubén Darío como jefe de la escuela del Modernismo, cuando ya los iniciadores habían muerto prematuramente, los escritores de esta segunda generación continuarían la obra con sus aportes personales. Ellos son, entre otros, Leopoldo Lugones, Ricardo Jaimes Freyre, Amado Nervo, y Julio Herrera y Reissig.
En sus comienzos, el estilo modernista fue muy recargado y estuvo dominado por los temas exóticos e indigenistas, pero con el tiempo se fue haciendo cada vez más depurado y alcanzo expresiones de gran purismo lírico, como las rimas de Juan Ramón Jiménez.
Para expresar sus preocupaciones y sentimientos, los modernistas recurrieron a una renovación formal y estilística, en la que eran frecuentes los símbolos, los giros complejos con palabras de gran sonoridad o las rimas de un amplio vocabulario metafórico y por flores (loto, crisantemo, nenúfar), animales (cisne, ibis, cóndor), piedras preciosas, colores, ciudades exóticas y abundantes referencias a otras artes.
Juan Ramón Jiménez Mantecón fue un poeta español, ganador del Premio Nobe
El cuento "A la deriva" de Horacio Quiroga trata el tema de la relación del hombre y a la naturaleza. Al principio de este cuento, el protagonista, pisa una serpiente venenosa que le da una mordedura en el pie. A causa de este incidente, Paulino inicia una serie de acciones que terminan en un viaje por el río Paraná hacia un pueblo vecino donde espera que le salven la vida.
Literatura colombiana en la colonia, sus inicios, sus autores y como esta se fue desarrollando con una identidad independiente a la literatura española de la época.
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En la literatura de lengua española, el término modernismo denomina a un movimiento literario que se desarrolló entre los años 1890-1910, fundamentalmente en el ámbito de la poesía, que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, el culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética del lenguaje y la métrica.
El modernismo literario tuvo su origen en Hispanoamérica, entre los años 1880 y 1914, impulsado en especial por el poeta nicaragüense Rubén Darío.
Nació en Metapa, Nicaragua, en el año 1867. Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento.
Fue periodista y diplomático. Hasta 1898 vivió, publicó y actuó en Chile, Centroamérica y la Argentina. En 1898 viajó a España, y vivió en Francia y otros países de Europa.
Murió en León, Nicaragua, en 1916.
Escribió prosa y poesía. Entre toda su producción se destacan tres
obras que ayudan a comprender la evolución del Modernismo: Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza. Los raros, en prosa, y El Canto Errante son otras de sus obras.
José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera inician un trabajo de actualización de la lengua, principalmente en la prosa y en el verso, muy fijos al modelo español.
Culminación: En 1888, Rubén Darío publica su libro Azul. Por medio de su obra en Chile, Argentina y España, Darío realiza una tarea que consolida el Modernismo como movimiento continental y se convierte en su síntesis más brillante, tanto en América como en España. En 1896 se edita Prosas Profanas, el libro de Darío que oficializa el Modernismo en Hispanoamérica.
Continuación: La segunda generación modernista. Consagrado Rubén Darío como jefe de la escuela del Modernismo, cuando ya los iniciadores habían muerto prematuramente, los escritores de esta segunda generación continuarían la obra con sus aportes personales. Ellos son, entre otros, Leopoldo Lugones, Ricardo Jaimes Freyre, Amado Nervo, y Julio Herrera y Reissig.
En sus comienzos, el estilo modernista fue muy recargado y estuvo dominado por los temas exóticos e indigenistas, pero con el tiempo se fue haciendo cada vez más depurado y alcanzo expresiones de gran purismo lírico, como las rimas de Juan Ramón Jiménez.
Para expresar sus preocupaciones y sentimientos, los modernistas recurrieron a una renovación formal y estilística, en la que eran frecuentes los símbolos, los giros complejos con palabras de gran sonoridad o las rimas de un amplio vocabulario metafórico y por flores (loto, crisantemo, nenúfar), animales (cisne, ibis, cóndor), piedras preciosas, colores, ciudades exóticas y abundantes referencias a otras artes.
Juan Ramón Jiménez Mantecón fue un poeta español, ganador del Premio Nobe
El cuento "A la deriva" de Horacio Quiroga trata el tema de la relación del hombre y a la naturaleza. Al principio de este cuento, el protagonista, pisa una serpiente venenosa que le da una mordedura en el pie. A causa de este incidente, Paulino inicia una serie de acciones que terminan en un viaje por el río Paraná hacia un pueblo vecino donde espera que le salven la vida.
Literatura colombiana en la colonia, sus inicios, sus autores y como esta se fue desarrollando con una identidad independiente a la literatura española de la época.
Verbos modales o modal verbs:
can. = poder.
could. =podría.
may. =poder.
might. =podría.
will. =será
shall. =deberá.
must. =debe
should. =debería.
ought to. =debería.
would. =debería.
have to. =Tiene que.
be able to. =ser capaz de.
Ramiro es un ratoncito muy tímido y ella la menor de su familia. Él la observa todo lo que pueda sin que ella lo note...Ella es de una familia de humanos!
Niña Bonita, es un cuento de una niña muy hermosa, con ojos expresivos, cabello negro rizado y de un conejito blanco, de orejas rosadas, ojos rojos y hocico tembloroso, que admira la belleza de la niña.
La Mujer de Juan Bosch [Cuento - Texto completo.]Ledy Cabrera
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Juan Emilio Bosch Gaviño (La Vega, 30 de junio de 1909 – Santo Domingo, 1 de noviembre de 2001) fue un cuentista, ensayista, novelista, narrador, historiador, educador y político dominicano.
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La Unidad Eudista de Espiritualidad se complace en poner a su disposición el siguiente Triduo Eudista, que tiene como propósito ofrecer tres breves meditaciones sobre Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. En cada día encuentran una oración inicial, una meditación y una oración final.
4. LA MUJER
PROF. JUAN BOSCH
La carretera está muerta. Nadie ni nada la resucitará. Larga,
infinitamente larga, ni en la piel gris se le ve vida. El sol la
mató; el sol de acero, de tan candente al rojo, un rojo que se
hizo blanco. Tornose luego transparente el acero blanco, y
sigue ahí, sobre el lomo de la carretera.
5. Debe hacer muchos siglos de su muerte. La desenterraron
hombres con picos y palas. Cantaban y picaban; algunos
había, sin embargo, que ni cantaban ni picaban. Fue muy
largo todo aquello. Se veía que venían de lejos: sudaban,
hedían. De tarde el acero blanco se volvía rojo; entonces en
los ojos de los hombres que desenterraban la carretera se
agitaba una hoguera pequeñita, detrás de las pupilas.
6. La muerta atravesaba sabanas y lomas y los vientos traían
polvo sobre ella. Después aquel polvo murió también y se
posó en la piel gris.
A los lados hay arbustos espinosos. Muchas veces la vista se
enferma de tanta amplitud. Pero las planicies están peladas.
Pajonales, a distancia. Tal vez aves rapaces coronen cactos. Y
los cactos están allá, más lejos, embutidos en el acero blanco.
7. También hay bohíos, casi todos bajos y hechos con barro.
Algunos están pintados de blanco y no se ven bajo el sol.
Sólo se destaca el techo grueso, seco, ansioso de quemarse
día a día. Las cañas dieron esas techumbres por las que
nunca rueda agua.
8. La carretera muerta, totalmente muerta, está ahí, desenterrada,
gris. La mujer se veía, primero, como un punto negro, después,
como una piedra que hubieran dejado sobre la momia larga.
Estaba allí tirada sin que la brisa le moviera los harapos. No la
quemaba el sol; tan sólo sentía dolor por los gritos del niño. El
niño era de bronce, pequeñín, con los ojos llenos de luz, y se
agarraba a la madre tratando de tirar de ella con sus manecitas.
Pronto iba la carretera a quemar el cuerpo, las rodillas por lo
menos, de aquella criatura desnuda y gritona.
9. La casa estaba allí cerca, pero no podía verse.
A medida que se avanzaba crecía aquello que parecía una
piedra tirada en medio de la gran carretera muerta. Crecía, y
Quico se dijo: "Un becerro, sin duda, estropeado por un auto".
Tendió la vista: la planicie, la sabana. Una colina lejana, con
pajonales, como si fuera esa colina sólo un montoncito de
arena apilada por los vientos. El cauce de un río; las fauces
secas de la tierra que tuvo agua mil años antes de hoy. Se
resquebrajaba la planicie dorada bajo el pesado acero
transparente. Y los cactos, los cactos coronados de aves
rapaces.
10. Más cerca ya, Quico vio que era persona. Oyó
distintamente los gritos del niño.
El marido le había pegado. Por la única habitación del
bohío, caliente como horno, la persiguió, tirándole de los
cabellos y machacándole la cabeza a puñetazos.
-¡Hija de mala madre! ¡Hija de mala madre! ¡Te voy a matar
como a una perra, desvergonsá!
-Pero si nadie pasó, Chepe: nadie pasó -quería ella
explicar.
-¿Que no? ¡Ahora verás!
Y volvía a golpearla.
11. El niño se agarraba a las piernas de su papá, no sabía
hablar aún y pretendía evitarlo. Él veía la mujer sangrando
por la nariz. La sangre no le daba miedo, no, solamente
deseos de llorar, de gritar mucho. De seguro mamá moriría
si seguía sangrando.
Todo fue porque la mujer no vendió la leche de cabra,
como él se lo mandara; al volver de las lomas, cuatro días
después, no halló el dinero. Ella contó que se había
cortado la leche; la verdad es que la bebió el niño. Prefirió
no tener unas monedas a que la criatura sufriera hambre
tanto tiempo.
12. Le dijo después que se marchara con su hijo:
-¡Te mataré si vuelves a esta casa!
La mujer estaba tirada en el piso de tierra; sangraba mucho
y nada oía. Chepe, frenético, la arrastró hasta la carretera.
Y se quedó allí, como muerta, sobre el lomo de la gran
momia.
Quico tenía agua para dos días más de camino, pero la
gastó en rociar la frente de la mujer. La llevó hasta el bohío,
dándole el brazo, y pensó en romper su camisa listada para
limpiarla de sangre. Chepe entró por el patio.
13. -¡Te dije que no quería verte má aquí, condená!
Parece que no había visto al extraño. Aquel acero blanco,
transparente, le había vuelto fiera, de seguro. El pelo era
estopa y las córneas estaban rojas.
Quico le llamó la atención; pero él, medio loco, amenazó de
nuevo a su víctima. Iba a pegarle ya. Entonces fue cuando se
entabló la lucha entre los dos hombres.
El niño pequeñín comenzó a gritar otra vez; ahora se
envolvía en la falda de su mamá.
14. La lucha era como una canción silenciosa. No decían palabra.
Sólo se oían los gritos del muchacho y las pisadas violentas.
La mujer vio cómo Quico ahogaba a Chepe: tenía los dedos
engarfiados en el pescuezo de su marido. Éste comenzó por
cerrar los ojos; abría la boca y le subía la sangre al rostro.
Ella no supo qué sucedió, pero cerca, junto a la puerta,
estaba la piedra; una piedra como lava, rugosa, casi negra,
pesada. Sintió que le nacía una fuerza brutal. La alzó. Sonó
seco el golpe. Quico soltó el pescuezo del otro, luego dobló
las rodillas, después abrió los brazos con amplitud y cayó de
espaldas, sin quejarse, sin hacer un esfuerzo.
15. La tierra del piso absorbía aquella sangre tan roja, tan
abundante. Chepe veía la luz brillar en ella.
La mujer tenía las manos crispadas sobre la cara, todo el
pelo suelto y los ojos pugnando por saltar. Corrió. Sentía
flojedad en las coyunturas. Quería ver si alguien venía.
Pero sobre la gran carretera muerta, totalmente muerta,
sólo estaba el sol que la mató. Allá, al final de la planicie,
la colina de arenas que amontonaron los vientos. Y
cactos embutidos en el acero.