El documento describe cómo los mapas del siglo XVIII reflejaban el poder de la aristocracia y terratenientes, imponiendo su visión del mundo a través de la cartografía. Este poder se trasladó a Norteamérica para ejercer control sobre los pueblos nativos. Además, la historia de la geografía y el conocimiento cartográfico deben enfocarse desde perspectivas sociales, culturales y científicas.