1. Si realmente te preocupa, esta problemática cultural que
la juventud esta adoptando, de la cual hacen parte nuestros hijos,
sobrinos, hermanos, vecinos y compañeros, por favor
comparte este mensaje.
NECESITAMOS UNA JUVENTUD ATREVIDA,
QUE TENGA DESEOS DE VIVIR, DE SALIR
ADELANTE, DE LUCHAR POR SUS SUEÑOS.
UNA JUVENTUD QUE CONOZCA EL VERDADERO
AMOR...
...ELAMOR DE DIOS EN SUS VALIOSAS VIDAS.
Viviana Gallego Espinosa
Vida Nueva
2. LA NUEVA
GENERACION
DE PADRES DE
FAMILIA
Blanco: “Llevar a los hijos al cielo y capacitarlos para que sirvan
Y sean lo más felices posible en este mundo”.
3. 1. Obediencia
2. Respeto
3. Reverencia
4. Dominio Propio
En el hogar es donde ha de empezar la educación del niño. Allí está su primera
escuela. Allí, con sus padres como maestros, debe aprender las lecciones que han
de guiarlo a través de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio
propio. Las influencias educativas del hogar son un poder decidido para el bien o
el mal. Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales, pero si se ejercen de la
debida manera, llegan a ser un poder abarcante para la verdad y la justicia. Si no
se instruye correctamente al niño en el hogar, Satanás lo educará por instrumentos
elegidos por él. ¡Cuán importante es, pues, la escuela del hogar! (Consejos para los
Maestros. pág. 83).
7. Somos de las primeras generaciones de padres
decididos a no repetir con los hijos los mismos errores
que pudieron haber cometido nuestros progenitores.
Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora
somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez
los más débiles e inseguros que ha dado la historia.
Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más
"igualados", beligerantes y poderosos que nunca
existieron.
Parece que en nuestro intento por ser los padres que
quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así que,
somos los últimos hijos regañados por los padres y los
primeros padres regañados por nuestros hijos.
8. Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los
primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que
crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que
vivimos bajo el yugo de los hijos.
Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros
padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no
nos respeten.
En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo,
los términos de las relaciones familiares han cambiado en
forma radical, para bien y para mal.
En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos
cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y
los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños
que eran formales y veneraban a sus padres.
9. Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas
entre nosotros y nuestros hijos se han ido
desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos
que logran que sus hijos los amen, aunque poco los
respeten.
Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de
sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus
ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de
actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que
necesitan para tal fin.
Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son
los papás quienes tienen que complacer a sus hijos
para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.
10. Esto explica el esfuerzo que hoy hacen
tantos papás y mamás por ser los
mejores amigos de sus hijos y
parecerles "muy cool” (buena onda) a
sus hijos.
Se ha dicho que los extremos se tocan,
y si el autoritarismo del pasado llenó a
los hijos de temor hacia sus padres, la
debilidad del presente los llena de
miedo y menosprecio al vernos tan
débiles y perdidos como ellos.
11. Los hijos necesitan percibir que durante la
niñez estamos a la cabeza de sus vidas como
líderes capaces de sujetarlos cuando no se
pueden contener y de guiarlos mientras no
saben para dónde van.
Si bien el autoritarismo aplasta, el
permisivismo ahoga.
Sólo una actitud firme y respetuosa les
permitirá confiar en nuestra idoneidad para
gobernar sus vidas mientras sean menores,
porque vamos adelante lidereándolos y no
atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.
12. Es así como evitaremos que
las nuevas generaciones se
ahoguen en el descontrol y
hastío en el que se está
hundiendo la sociedad que
parece ir a la deriva, sin
parámetros, ni destino.
13.
14.
15.
16.
17. “Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres porque esto es justo”.
Efesios 6:1
“Cultivad la ternura, el afecto y el amor que se expresan en pequeñas
cortesías, en palabras y en atenciones solícitas.*
La mejor manera de enseñar a los niños a respetar a su padre y a su
madre consiste en darles la oportunidad de ver al padre rendir
atenciones bondadosas a la madre y a la madre manifestar respeto y
reverencia hacia el padre. Al contemplar el amor manifestado en sus
padres los hijos son inducidos a acatar el quinto mandamiento y a prestar
oídos a la recomendación: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros
padres; porque esto es justo."” Review and Herald, 15 de noviembre,
1892.
“Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al señor”.
Colosenses 3:20
18. "Una de las primeras lecciones que necesita aprender el niño es la
obediencia. Se le debe enseñar a obedece antes que tenga edad suficiente
para razonar."-Ed. 279.
"Los requerimientos de los padres deben ser siempre razonables; deben
expresar bondad, no por una negligencia insensata, sino por una sabia
dirección. Han de enseñar a sus hijos en forma agradable, sin reñir ni
censurar los procurando ligar consigo el corazón de los pequeñuelos con
sedosas cuerdas de amor."Id. 122.
"La madre es la reina del hogar, y los niños son su súbditos. Ella debe
gobernar sabiamente su casa en la dignidad de su maternidad. Su
influencia en el hogar de ser suprema. . . . Nunca la terquedad se debe
dejar sin reprensión. . . . Es imposible describir el mal que resulta de
dejar a un niño librado a su propia voluntad."-CM 86, 87.
19.
20.
21. “La necedad está ligada al corazón del muchacho, pero la vara de la
corrección la alejará de él”. Proverbios 22:15
"No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su
corrección; porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a
quien quiere”. Prov. 3: 11, 12
"La vara y la enmienda dan sabiduría, pero el muchacho consentido
avergüenza a su madre”.Proverbios 29:15
"Las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en casa o
cuando vayas por el camino, al acostarte y al levantarte. Las atarás a tu
mano por señal, y las tendrás entre tus ojos como una marca en la frente.
Las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas". Deut 6: 7-9
22. Debéis corregir a vuestros niños con amor. No permitáis que hagan lo que les plazca hasta que os
enojéis, y entonces los castiguéis. Una corrección tal sólo ayuda al mal en vez de corregirlo
(Review and Herald, 19-9-1854).
¿Y pensáis que Dios no sabe la forma en que son corregidos esos niños? Sabe, y sabe también lo
que podrían ser los benditos resultados si la obra de corrección se hiciera en una forma que
conquistara en vez de repeler. . . . Os suplico, no corrijáis a vuestros niños con ira. Ese es el
tiempo por excelencia cuando debéis actuar con humildad, paciencia y oración. Entonces es
cuando debéis arrodilláis con los niños y pedir el perdón del Señor. Procurad ganarlos para
Cristo manifestándoles bondad y amor, y veréis que un poder mayor que el de la tierra está
cooperando en vuestros esfuerzos (Manuscrito 53, 1912). 230
Cuando estéis obligados a corregir a un niño, no elevéis el tono de la voz. . . . No perdáis vuestro
dominio propio. El padre que da rienda suelta a su ira cuando corrige a un niño, comete más falta
que éste (Signs of the Times, 17-2-1904).
Las palabras ásperas y enojadas no son de origen celestial. Renegar y regañar nunca ayudan. Por
el contrario despiertan los peores sentimientos en el corazón humano. Cuando vuestros niños
proceden mal y están llenos de rebeldía y os sentís tentados a hablar y actuar ásperamente,
esperad antes de corregirlos. Dadles una oportunidad de pensar y serenad vuestro ánimo. Al
tratar bondadosa y tiernamente a vuestros niños, recibiréis la bendición del Señor. ¿Y pensáis que
en el día del juicio de Dios habrá alguien que se lamente de haber sido paciente y bondadoso con
sus niños? (Manuscrito 114, 1903).