El Reino de Dios comienza de una familia celestial. Esa familia comienza de un hombre y una mujer que están alineados con la Voluntad de Dios. Al final, llegan a ser el centro de una familia, un país y el universo entero. Por lo tanto, no es el país el que debe ser perfeccionado primero, ni es la familia. Es un hombre y una mujer. Esta idea de un hombre perfeccionado y una mujer perfeccionada se conecta a todos ustedes aquí hoy. La idea de perfeccionar a un hombre y a una mujer permanece al pasado, presente y futuro. Es incambiable.