Para completar el camino de la restauración, deben purificar su sangre contaminada. Sus cuerpos están conectados al linaje de sangre de Satán. Podrán escuchar y entender conceptualmente el Principio Divino, pero sus cuerpos son todavía enemigos de Dios, enemigos de la humanidad y enemigos de la historia. Deberían sentir que la sangre que fluye en sus cuerpos es la de un traidor. Deberían sentir que sus ojos son los de Satán, que sus bocas, pies y cuerpos enteros pertenecen a Satán. Es por eso que el cristianismo enseña a las personas a lavar sus pecados. Esto significa que ustedes deben purificarse.