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La precariedad laboral
avanza en las
fincas bananeras
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E����� �� M�������� I������������ �� H������� (EMIH)
La precariedad laboral
avanza en las
fincas bananeras
Equipo de Monitoreo Independiente de Honduras (EMIH)
2
©	 Equipo de Monitoreo
	 Independiente de Honduras (emih)
	 Tel. 2550 0981
	 emihn1@yahoo.com
	 www.emihonduras.org
	 San Pedro Sula, Honduras
Primera edición: mayo de 2011
Esta publicación es uno de los productos del estudio sobre empleo
precario en Honduras, que ha desarrollado el EMIH en coordinación
con las organizaciones participantes en la Campaña Nacional contra la
Flexibilidad Laboral, la Red de Solidaridad de la Maquila, la Iniciativa
Cristiana Romero y el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM).
Edición, diseño e impresión: Editorial Guaymuras, Tegucigalpa
Diseño de portada: Marianela González A.
Tiraje: 500 ejemplares
Su contenido puede utilizarse libremente, siempre que se cite la fuente.
Impreso y hecho en Honduras.
3
Contenido
Introducción.............................................................................................. 5
1.	 El banano es parte de nuestra historia.............................................. 7
a) El movimiento obrero bananero....................................................... 8
b) Los cambios en la producción bananera......................................... 10
2.	 La precarización laboral en el sector bananero............................. 11
a)	 Qué dicen las trabajadoras y los trabajadores sobre sus
condiciones laborales.................................................................... 12
b)	 Un problema grave: el trabajo temporal....................................... 14
c)	 El salario, un tema preocupante.................................................... 16
d) Sobre higiene, seguridad y organización del trabajo....................... 17
3.	 Medidas que han flexibilizado aún más la relación laboral.......... 19
a) Aumento del periodo de prueba..................................................... 19
b) Sobre la salud.................................................................................. 19
c) Sobre la Seguridad Social................................................................. 20
d) Sobre las exigencias de trabajo....................................................... 20
4.	 El trabajo de las mujeres.................................................................. 22
a) Actividades que solo hacen los hombres ....................................... 23
b) La maternidad ................................................................................ 24
c) Cómo viven la economía del cuidado.............................................. 24
¿Qué se plantea ante esta realidad?....................................................... 25
Siglas y acrónimos................................................................................... 26
Anexo. Mapeo de fincas bananeras......................................................... 27
5
Introducción
El cultivo del banano cambió el rumbo de la historia de Honduras y fue
el escenario del surgimiento de un movimiento obrero pujante, cuya
conquista más emblemática es la aprobación del Código del Trabajo en
1959. Como producto de la organización sindical, la clase obrera bananera
mejoró sustancialmente sus condiciones laborales, marcando así la ruta
de las aspiraciones del resto de las trabajadoras y trabajadores del país.
Sin embargo, a partir de la década de 1990, todo empezó a cambiar en el
enclave bananero. Hechos como una nueva configuración del mercado
mundial del banano, hasta desastres como el huracán Mitch y otros,
provocaron que las transnacionales cambiaran su forma de operar para
garantizar sus ganancias. Y, con ello, se inició un proceso de deterioro de
las condiciones laborales.
El propósito de esta publicación es, precisamente, dar a conocer los
impactos más notorios que este proceso de precarización laboral
está teniendo sobre las personas directamente afectadas, desde su
experiencia de vida en las fincas bananeras.
Aquí se recogen las voces de hombres y mujeres —trabajadores,
trabajadoras y sindicalistas— que explicaron cómo perciben la
precariedad laboral en las condiciones y organización del trabajo, los
derechos sociales, el salario, la higiene y seguridad. Mención aparte
merece el trabajo temporal, una modalidad que viola prácticamente
todas las garantías establecidas en la ley laboral.
Aquí también se hace referencia a las medidas que han flexibilizado aún
más la relación laboral, y se dedica una sección al trabajo de las mujeres,
con el fin de visibilizar las dificultades adicionales que ellas enfrentan en
este escenario.
La flexibilización laboral y su consecuencia más directa, la precarización
del trabajo, es una peligrosa tendencia global que profundiza la
pobreza, la inseguridad humana y compromete el futuro de las nuevas
generaciones. Por ello, al final, se presentan algunas propuestas con
el ánimo de buscar caminos que podrían contribuir a revertir esta
preocupante realidad.
6
Esta publicación es producto de la combinación de esfuerzos de
las compañeras de la Coordinadora de Sindicatos Bananeros y
Agroindustriales de Honduras (Cosibah), del Sindicato de Trabajadores
de la Tela Railroad Company (Sitraterco) y del Equipo de Monitoreo
Independiente de Honduras (EMIH). Ellas hicieron posible la recopilación
de la información a través de entrevistas con las trabajadoras y
trabajadores bananeros en las distintas regiones.
La huelga bananera de 1954 es, hasta el momento, el acontecimiento más importante
para la clase obrera hondureña.
7
1
El banano es parte de nuestra historia
Desde 1866 había en Honduras plantaciones de bananos en Islas de la
Bahía, La Ceiba, Puerto Cortés y otras poblaciones de la costa atlántica.
Estas pertenecían a pequeños finqueros hondureños, europeos y
estadounidenses, quienes exportaban la fruta a Estados Unidos, por
medio de barcos mercantes.
La producción estaba en manos de los pequeños finqueros, mientras que
la comercialización la realizaban empresarios instalados en los puertos de
Estados Unidos, como Nueva Orleans y Mobile, entre otros.
En los últimos años del siglo 19 —según el historiador Luis Mariñas
Otero—, había en Honduras más de veinte compañías que buscaban
asegurarse la recolección de bananos y su exportación hacia Estados
Unidos.
A principios del siglo pasado, algunas de esas compañías pasaron
de la comercialización a la producción de la fruta, con lo que fueron
desplazando a los pequeños finqueros. Los primeros grandes productores
fueron las familias italianas Vaccaro y D’Antoni, en La Ceiba, y el
estadounidense W.F. Streich, en Cuyamel, Cortés.
La empresa de los hermanos Vaccaro prosperó rápidamente, después
de haber sido beneficiada por el Estado hondureño con el otorgamiento
de 250 hectáreas de tierra. En 1924 esta se convirtió en la Standard Fruit
Company y, en 1926, en la Standard Fruit and Steamship Corporation.
En 1911, Samuel Zemurray —un migrante judío-ruso que se nacionalizó
como estadounidense— fundó la Cuyamel Fruit Company que, en 1935,
pasó a propiedad de la United Fruit Company. La United fue fundada en
1899 en Boston y, hasta poco antes de 1914, su actividad en Honduras se
limitaba a comercializar bananos, a través de compañías intermediarias.
La United Fruit Company pasó de la comercialización a la producción
directa del banano obteniendo concesiones de tierra a nombre de dos
compañías que fundó en 1912: la Tela Railroad Company y la Trujillo
Railroad Company; en 1914, ya disponían en conjunto de más de seis mil
hectáreas de las mejores tierras de la Costa Norte.
8
En realidad, desde sus inicios, la producción bananera de todas
las compañías mencionadas se desarrolló a costa de las generosas
concesiones de tierra que concedía el Estado, a cambio de la construcción
de línea férrea y otra infraestructura que, dicho sea de paso, nunca
cumplieron a cabalidad.
Es así como la producción y comercialización del banano se convirtió
en una actividad monopólica, es decir, concentrada en dos grandes
empresas: la Tela Railroad Company en la zona de La Lima y El Progreso,
y la Standard Fruit Company en los alrededores de La Ceiba y el valle del
Aguán. Los pequeños productores pasaron a la historia, para dar paso a lo
que se conoció como el “Imperio del banano”.
En 1924, Honduras ya era el primer productor mundial de bananos.
Sin embargo, la prensa hondureña y otros sectores sociales criticaban
a menudo la política demasiado generosa del Estado respecto a las
compañías extranjeras, pues veían ello una fuente de toda clase de males:
políticos, económicos y morales.
Es un hecho que las compañías, en especial la Tela, eran un Estado dentro
de otro Estado y que, con su poderío económico, decidían los destinos
de la nación con la complacencia y complicidad de los funcionarios de
turno1
.
Actualmente, la Standard Fruit Company es una subsidiaria de la Dole
Food Company, y la Tela Railroad Company es subsidiaria de la Chiquita
Brands, el nuevo nombre que adoptó la United Fruit Company.
a)	 El movimiento obrero bananero
La actividad bananera convirtió a la Costa Norte en un polo de atracción
de mano de obra de dentro y fuera de Honduras. Poblaciones enteras de
campesinos sin tierra emigraban en busca de oportunidades de trabajo
en las fincas bananeras, que se convirtieron en prácticamente la única
fuente de empleo con que contaba el país.
Pero las condiciones de trabajo eran pésimas y, muy temprano, el
descontento de las masas trabajadoras se empezó a manifestar, como
bien lo describe Ramón Amaya Amador en su novela Prisión verde.
Así, en 1916, 1917, 1920, 1925 y 1932 hubo huelgas parciales en distintos
lugares del enclave bananero, todas por mejores condiciones de trabajo y
aumento de salarios.
1	 Los datos sobre las compañías bananeras han sido tomados de: Marvin Barahona, La
Hegemonía de los Estados Unidos en Honduras (1907-1932), CEDOH, Tegucigalpa, 1989.
9
Pero es la gran huelga bananera de 1954, como culminación de una larga
historia de lucha, represión y explotación, la que marca una nueva etapa
no solo para el movimiento obrero bananero, sino para el movimiento
obrero hondureño en su conjunto.
La huelga la declararon el 3 de mayo de 1954 los trabajadores de la Tela
Railroad Company en El Progreso, Yoro; se prolongó durante 69 días, y
adquirió las características de un levantamiento popular, cuando se le
unieron los trabajadores de otras industrias localizadas en las principales
ciudades del país, así como comerciantes y estudiantes2
.
Como resultado de esta huelga histórica, en agosto de 1954 se organizó el
Sindicato de Trabajadores de la Tela Railroad Company (Sitraterco), con 25
mil trabajadores afiliados y, el 31 de mayo de 1955, se fundó el Sindicato
de Trabajadores de la Standard Fruit Company (Sutrasfco).
Ambos sindicatos, por su gran número de afiliados y por la importancia
que representaba la actividad bananera para la economía nacional, se
convirtieron en interlocutores con gran capacidad de negociación ante
las transnacionales, ampliando las garantías y conquistas laborales
establecidas en el Código del Trabajo, cuya aprobación, en 1959, fue
también resultado de la Gran Huelga Bananera de 1954.
2	 Para más detalles sobre la Huelga del 54, véase: Marvin Barahona, El silencio quedó atrás.
Testimonios de la huelga bananera de 1954, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 1995.
Los "campeños" mantuvieron la huelga durante durante 69 días, contando con el apoyo
y la simpatía de la mayoría de la población.
10
b)	 Los cambios en la producción bananera
La participación de las empresas transnacionales en la producción del
banano ha ido cambiando con el paso del tiempo. A finales de la década
de 1980 su participación se incrementó, ya que se preparaban para la
apertura del mercado europeo del banano. Pero empezó a disminuir a
partir de 1993, debido a las restricciones del mercado internacional y a
una serie de problemas productivos.
Por ejemplo, después del huracán Mitch en 1998, que destruyó miles de
hectáreas cultivadas de banano, tanto la Chiquita como la Dole redujeron
su superficie de plantaciones en Honduras, pues no rehabilitaron todas
sus fincas dañadas.
Para estas empresas, en la actualidad, es más rentable controlar la
fase final de la comercialización, que controlar la producción. Así lo
demuestran los buenos resultados obtenidos por la empresa irlandesa
Fyffes, que logró cuotas de mercado en la Comunidad Europea, gracias en
parte a la expansión de su red de comercialización y distribución3
.
De acuerdo con información oficial y de funcionarios de las compañías
bananeras, esta fruta ocupa el segundo lugar en la lista de productos
de mayor exportación en Honduras, por debajo del café. El mercado
estadounidense es el mayor comprador, pues concentra el 90% de la
producción. El resto se distribuye entre la Unión Europea y los países
vecinos.
“El banano cultivado en tierras hondureñas continúa teniendo una gran
aceptación en los principales mercados del mundo, principalmente
Estados Unidos, lo que se explica por su sabor y su tamaño”, dijo un
ejecutivo de la Standard Fruit Company al ser consultado por diario El
Heraldo.
Este año, los medios de comunicación informaron que algunos pequeños
productores se han entusiasmado ante el comportamiento del mercado
internacional y que esperan que, en 2011, aumente la producción y
exportación. También reportaron que exobreros de la Tela Railroad
Company se disponían a sembrar 115 hectáreas de banano a comienzos
del año.
Esta información sugiere que las cosas van bien y que hay oportunidad
para comercializar la fruta. Sin embargo, la impresión de los trabajadores
y trabajadoras, en cuanto a sus derechos laborales, no es tan alentadora,
como veremos a continuación.
3	 Las empresas transnacionales en la economía mundial del banano, capítulo 6, disponible en:
www.fao.org/docrep/007/y5102s/y5102s09.htm
11
2
La precarización laboral en el sector bananero
En 2008, en Honduras, había 12,873 personas trabajando en el sector
bananero, de las cuales tres mil laboraban bajo subcontrato. Esto significa
que la transnacional hace un contrato de servicio con un contratista,
quien a su vez contrata a personas por bajos salarios, incluso menores
que el salario mínimo.
Otras cinco mil personas trabajaban de forma tercerizada, ya que las
transnacionales traspasaron sus fincas a pequeños productores para que
las administren y cultiven la fruta. Así, trasladaron a éstos los costos de
mantenimiento y, a la vez, evadieron las responsabilidades laborales4
.
En resumen, la tercerización es otra forma de flexibilizar las relaciones
trabajo y, por tanto, causa una mayor precarización de las condiciones
laborales.
En 2009, la Campaña contra la Flexibilidad Laboral, en
audiencia temática ante la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) argumentó que el banano, al igual
que otros rubros productivos de agroexportación, pasa por
cambios que, lejos de mejorar las condiciones de trabajo,
las precarizan aún más, como lo demuestran los procesos de
tercerización.
4	 Flexibilidad Laboral violenta derechos laborales en Centroamérica. Tendencias y casos.
Informe ante la CIDH. Campana contra la Flexibilidad laboral. www.laboralred.net
12
a)	 Qué dicen las trabajadoras y los trabajadores sobre sus
condiciones laborales5
Quienes trabajan en las empresas bananeras sostienen que han perdido
derechos o conquistas logradas cuando la organización sindical era muy
fuerte, debido a su numerosa membresía.
También reconocen que las compañías han cerrado plantaciones y
promueven la producción en pequeña escala; o sea, que estimulan
a los pequeños productores, quienes les venden el producto para
comercializarlo en el mercado internacional. De esta manera se han
liberado de las obligaciones laborales y, de paso, obtienen el producto a
menor costo.
•	 Condiciones de trabajo
Sobre las condiciones laborales, el 64% de las personas consultadas las
calificó de regulares, y el 16% opinó que son malas.
El 44% dijo que trabaja horas extras, mientras que el 36% manifestó que
no lo hace. Al consultar si estas son obligatorias, el 24% sostuvo que sí.
Sin embargo, el 56% dijo que no, y el 20% no quiso referirse al tema.
Los líderes sindicales indicaron que hay mucha vigilancia para evitar
abusos en éste y otros aspectos. Manifestaron que están organizados y
velan por el respeto a lo acordado en los contratos colectivos, lo cual es
clave para evitar atropellos.
•	 Sobre la sindicalización
La disminución de la afiliación sindical es una preocupación para las
personas que trabajan en el sector. Algunas afirman que esto obedece
a factores relacionados con el mercado para el producto, y otras opinan
que se debe a las medidas que implementan las transnacionales, como el
cierre de las plantaciones.
Informaron que actualmente hay unas diez mil personas que trabajan
sin estar organizadas, lo que aumenta con el paso del tiempo, pese a los
esfuerzos que se hacen para evitarlo.
5	 Las opiniones que aquí se presentan son resultado de los grupos focales que se realizaron con
trabajadores y trabajadoras de Finca Cobb, de la Tela Railroad Company, y de las fincas Las
Tres Hermanas y Guaruma Tres, así como con sindicalistas de Sitrabarimasa, Sitraproadasa
y Sitraeasisa, del Aguán. Otra información se obtuvo mediante entrevistas con dirigentes
de la Cosibah, el Sitraameribi y Sitraterco, y con otros actores clave. También se realizó un
monitoreo de prensa y una revisión de documentos relacionados con este rubro.
13
En 2009, por ejemplo, había unas 3 875 personas organizadas; a la
fecha de esta investigación, esa cantidad apenas aumentó a casi cuatro
mil. Adelina Vásquez, una técnica del CDH vinculada con proyectos de
responsabilidad social, expresó que:
En el caso del banano, el entorno local y el mercado internacional,
así como los procesos históricos, han creado un clima de normativas
para el cumplimiento de la ley. Sin embargo, la organización sindical
se ha debilitado, como resultado de los procesos tecnológicos y
de reingeniería que han venido implementando las empresas,
especialmente las transnacionales, quienes han reducido sus
operaciones en las actividades de producción traspasándoselas a
particulares que, en su mayoría, no tienen una cultura de respeto a los
derechos laborales.
De las 24 fincas que pertenecen a las empresas transnacionales, catorce
cuentan con sindicato. De las veinte que pertenecen a la Tela Railroad
Company, en La Lima y El Progreso, once tienen sindicatos: diez afiliados
al Sitraterco y uno al Sitraameribi.
En la región del valle del Aguán, donde cuatro fincas son propiedad
de la Standard Fruit Company, encontramos que tres cuentan con
sindicato. Los líderes sindicales explicaron que, en toda América Latina,
esta transnacional solo tiene cuatro sindicatos y, de éstos, tres son
precisamente los del Aguán.
También dijeron que en estas fincas las condiciones laborales son mejores
que en otras: los procesos de negociación colectiva son más ágiles, pues
duran unos tres meses; han logrado negociar mejores salarios, becas para
los hijos y permisos sindicales, entre otros beneficios.
•	 Sobre los productores independientes
Gran parte de la población trabajadora que ha perdido su trabajo en las
compañías, poco a poco se va insertando en fincas que pertenecen a
productores independientes.
Los trabajadores informaron que en los departamentos de Yoro y Cortés
existen unos 16 productores independientes, pero solo una finca cuenta
con organización sindical. Se trata del Sitragua en la finca Guaruma, que
cuenta con una seccional en la finca La Mesa de El Progreso, Yoro.
14
Y es que no es común que los productores independientes acepten la
organización de un sindicato. Estas pequeñas empresas se cuidan de
que su planilla no llegue a los 30 empleados, ya que este es el mínimo
requerido por el Código del Trabajo para organizar un sindicato.
German Zepeda, un líder de la Cosibah, plantea que, en la práctica, las
transnacionales se están convirtiendo en intermediarias, pues compran
más fruta a los productores independientes, en vez de producirla.
Además, estos productores cuentan con incentivos, como la exención de
impuestos durante los diez primeros años de haber iniciado una finca, o
cuando hacen un proyecto Caterpillar; es decir, que botan una finca para
renovarla.
Sin embargo, también son muy vulnerables ante los desastres climáticos,
sobre todo las inundaciones. Zepeda afirma que los pequeños
productores no tienen una organización ni estrategia empresarial, por
lo que están a merced de las transnacionales al momento de fijar los
precios.
b)	 Un problema grave: el trabajo temporal
Otro problema es la contratación de personal temporal, así como los
sistemas de subcontratación. Esto se ha convertido en una práctica y no
en la excepción, como lo establece la legislación laboral.
El trabajador temporal es contratado por periodos cortos y para labores
específicas. Por lo general no goza de ningún beneficio, a menos que el
contratista le reconozca algo más que el salario.
Es común que las y los trabajadores temporales sean reclutados por
personas conocidas como contratistas. Si una finca necesita cierto
número de empleados, estos se encargan de buscarlos, y la empresa o el
productor independiente los contrata por periodos que van de tres a seis
meses.
Donde hay sindicato, les pagan el salario mínimo, el séptimo día, los
feriados y una bonificación de cinco mil lempiras cuando se retiran.
Pero, donde no hay, no gozan de esos beneficios, los despiden después
de tres meses y los vuelven a contratar. Al terminar el contrato, algunos
productores les dan tres mil lempiras, pero esto depende de su “buena
voluntad”.
Otro tipo de trabajo temporal es el de los trabajadores estacionarios,
que solo trabajan seis meses al año y, cada año, los recontratan para
la misma labor. En estas condiciones, según la ley, tienen derecho a un
empleo permanente, pero esto no sucede en la práctica. Siempre son
trabajadores temporales.
15
•	 Condiciones del trabajo temporal
La jornada de los trabajadores temporales es diferente que la de los
permanentes. Cuando hay fruta, los temporales se quedan hasta las
diez de la noche; en cambio, los permanentes del área de empaque, por
ejemplo, salen a las siete. Así, los temporales trabajan jornadas de hasta
15 horas.
Algunas personas comentaron que “hay hora de entrada, mas no de
salida”, y que esta depende de que se haya alcanzado la meta prevista.
Son muy pocas las jornadas menores de nueve horas. Estas son
extenuantes, sobre todo para quienes hacen labores de campo donde,
a la intensidad del trabajo, habría que agregar el clima imperante en la
zona.
El empleado temporal que se queda hasta tarde y no vive en los
alrededores, corre el riesgo de quedarse en la finca si pierde el autobús
que llega a su comunidad, y la empresa no cubre esta contingencia.
En cambio, al personal permanente le proporciona transporte.
El personal temporal no goza de indemnizaciones por accidentes de
trabajo. Solo tiene derecho al descanso. Tampoco tiene acceso a los
servicios del hospital de la compañía. Mientras está en temporada,
solo tiene acceso al dispensario, donde recibe atención médica y
medicamentos.
16
Además, el contratista decide el pago. Por una jornada de ocho horas,
paga entre 130 y 135 lempiras6
, y a veces menos: de 100 a 120 lempiras.
Además, no paga el séptimo día argumentando que, por el mismo hecho
de ser contratista, no está obligado a hacerlo. Como dijo una trabajadora
temporal, “al contratista le dan un precio y él nos da otro, porque tiene
que ir ganando. Nunca se sabe cuánto le pagan a él”.
A veces un trabajador temporal puede pasar a permanente. Esto se
produce después del periodo de prueba, cuando debe demostrar calidad,
eficiencia y productividad. El Código del Trabajo y los contratos colectivos
de los sindicatos bananeros establecen que, cuando un trabajador o
trabajadora temporal tiene varios contratos, debería pasar a permanente.
Sin embargo, esto no es fácil. “Se necesita vigilancia y presión de parte
del sindicato; los directivos deben consultar permanentemente a los y
las trabajadoras, llevar la cuenta y hacer valer lo dispuesto en el contrato
colectivo”, explicó una dirigente sindical.
c)	 El salario, un tema preocupante
Cuando hablan de salarios, los y las trabajadoras se refieren con
preocupación a la “caja integral”, ya que consideran que esta modalidad
de pago les afecta.
Pero, ¿qué es la “caja integral”? Pues es un sistema por el cual se paga
lo mismo a quien trabaja en la finca que a quien empaca. Esto tiene que
ver con las metas establecidas sobre la cantidad de racimos y de cajas a
empacar.
Antes, a los que cortaban la fruta les pagaban conforme a los racimos
cortados, y a quien empacaba, de acuerdo al número de cajas
empacadas. Pero, con este sistema, cosecha y empaque se asimilan; o
sea, que el salario es el mismo para unos y otros. Al respecto, las mujeres
que trabajan en las empacadoras, comentaron:
Entre más racimos vienen del campo, más nos toca empacar. No se
toma en cuenta que en el campo hay más gente trabajando, ni el
procedimiento que implica empacar.
Y quienes están en el campo, dijeron que no se les considera, ya que
entran a trabajar antes que las operarias de empaque.
6	 Al momento de esta investigación, el tipo de cambio era de 1 US$=19.03 lempiras.
17
A ellos y ellas les preocupa la manera en que se va introduciendo un
modelo de pago y organización del trabajo similar al de la industria de la
maquila pues, con la “caja integral”, no se considera el trabajo individual:
hay una meta y esta se cumple de forma colectiva.
Según dijeron, esto tiene repercusiones negativas en el salario, en las
exigencias que se hacen entre ellos y ellas mismas, los horarios de
comida, de descansos y otras condiciones laborales.
•	 Un salario que no alcanza
El salario promedio oscila entre cuatro y seis mil lempiras mensuales.
Pero esto, según Iris Munguía, de la Cosibah, solo es posible “poniéndole
ganas”. Esto significa que “no hay que levantar cabeza, se debe trabajar
sin parar”.
Pero como este salario es insuficiente para cubrir las necesidades
familiares, las obreras, por lo general, realizan otras actividades para
complementarlo. Así, incursionan en la economía informal vendiendo
recargas para celulares, cosméticos, ropa interior, ropa usada, achinería,
lotería y manualidades. También venden las pocas manos de guineo
(banano) que la empresa les regala cada semana.
d)	 Sobre higiene, seguridad y organización del trabajo
El trabajo se ha incrementado. Antes, por ejemplo, para empacar 160
cajas, había ocho empacadoras; ahora solo hay cinco, lo que recarga el
trabajo y afecta la salud de las trabajadoras.
La jornada para quienes están en contacto con químicos no puede ser
mayor de seis horas; sin embargo, en la Chiquita, trabajan hasta ocho y
nueve horas. El sindicato de la finca Ameribi informó que esto se debe a
la crisis económica, pues la gente prefiere ganar más, antes que cuidar de
su salud.
Sobre la aplicación de la “bolsa tratada”7
, informaron que el trabajador
no debería exponerse a los químicos por más de un día. Sin embargo, lo
hacen durante varios días, por la necesidad de ganar un poco más.
En el Aguán reportaron que antes fumigaban en la mañana, incluso
cuando los trabajadores estaban comiendo. Sin embargo, dicen que han
logrado eliminar esta práctica, pues ahora fumigan en la noche y, si en ese
momento hay trabajadores en la finca, los trasladan a otro lado.
7	 La bolsa tratada contiene clorpirifos, un químico que se aplica a la fruta y daña la salud de las
personas.
18
Sobre educación en higiene y seguridad, los trabajadores del Aguán
manifestaron que imparten charlas para prevenir los accidentes e
identificar las actividades peligrosas. Y, aunque también manejan
químicos, lo hacen con más protección y educación, ya que les
proporcionan implementos de protección.
No obstante, plantearon que no saben si éstos son los equipos más
adecuados para proteger la salud, aun cuando sean los mejores para
cuidar la fruta.
El Sitraterco informó que se sigue utilizando bromuro de metilo y
clorofilito, y que el equipo de protección es limitado; a los temporales,
por ejemplo, no les proporcionan cascos, cinturón, guantes ni botas. Pero
a los que utilizan machetes les dan una “chimpinillera”8
para que no se
hieran.
En términos generales, manifestaron que no son los sindicatos quienes
educan a la gente sobre higiene y seguridad. La labor de capacitación
recae en la empresa, lo que presenta algunos inconvenientes.
Hay exigencias para la protección laboral. Para el caso, la Tela exige
zapatos cerrados y botas. Sin embargo, deben costearlos las y
los trabajadores, aun cuando la ley laboral establece que esto es
responsabilidad de la empresa.
En general, consideran que hace falta evaluar detenidamente el impacto
de los equipos sobre la salud de las personas trabajadoras, pues no
existen evaluaciones al respecto.
8	 La “chimpinillera” es un protector de plástico que se coloca en las pantorrillas. Lo utilizan las
personas que realizan la labor de deshije.
19
3
Medidas que han flexibilizado aún más la relación laboral
a)	 Aumento del periodo de prueba
Los trabajadores y trabajadoras de la Tela Railroad Company advirtieron
que, de la noche a la mañana, se les aumentó el periodo de prueba de
60 a 90 días. Esta modificación se hizo durante la negociación de un
contrato colectivo, un mecanismo que ahora se utiliza para flexibilizar las
relaciones laborales.
Los patronos, en los momentos más difíciles de las negociaciones,
amenazan con cerrar las fincas, argumentando crisis económica. Y el
riesgo de que una buena parte de la población trabajadora pueda perder
el empleo, pone contra la pared a la organización sindical.
El aumento del periodo de prueba se aceptó luego de considerar que
los trabajadores temporales tendrían más y mejores oportunidades para
quedarse como permanentes.
Sin embargo, hay claro entendimiento de que esta es una desregulación
del artículo 49 del Código del Trabajo, que establece que “El periodo de
prueba no puede exceder de sesenta (60) días...”.
b)	 Sobre la salud
El deterioro de los derechos laborales se observa especialmente en las
modificaciones a los servicios de salud. Las obreras y obreros de las
transnacionales fueron pioneros en cuanto a conquistas de salud.
En el Hospital de la Compañía contaban con servicios médicos de
calidad y beneficios extensivos a las familias, como producto de la lucha
organizada. Pero esto ha cambiado.
Para el caso, mediante el contrato colectivo, se introdujo un sistema que
denominan Apto para Laboral (APL); este consiste en que si el médico
considera que la persona no está enferma, luego de visitar la clínica
tres veces e ir a consulta al IHSS, le pone las siglas APL. Esto trae como
consecuencia la pérdida del séptimo día de salario y una sanción de cinco
días sin goce de salario.
20
Según lo reportado, antes tenían más días de reposo después de un
accidente; gozaban de ocho días, que ahora se han reducido a dos, por
lo que tienen que trabajar aun sin quitarse los puntos, en caso de sufrir
heridas que requieren de este tratamiento.
Hay un cuadro básico de medicamentos y servicio de médicos
especialistas que, según los trabajadores, no cubre todas sus necesidades.
Deben comprar algunos medicamentos y la atención de especialistas
es limitada. Esto se introdujo mediante actas que se firmaron bajo la
amenaza de que la Chiquita se iría del país.
Por otra parte, el contrato colectivo del Sitraterco establece que se debe
atender a los hijos, la madre, el padre, y la esposa o esposo, en el hospital
o Medical Center de la empresa. En las fincas hay un dispensario donde
solo atienden al trabajador o trabajadora; antes también atendían a los
familiares porque vivían allí.
Finalmente, las mujeres son afectadas de manera particular, ya que cierto
tipo de exámenes —como mamografías— no se incluyen en los servicios
de salud. Además, hay cláusulas en los contratos colectivos que no se
cumplen. Por ejemplo, las toallas sanitarias, que deberían estar en los
botiquines.
c)	 Sobre la Seguridad Social
Tradicionalmente, la población trabajadora del banano no ha estado
afiliada al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), ya que las
empresas tenían su propio sistema de salud. Sin embargo ya se han
dado algunos pasos hacia esto, sobre todo en el caso de las personas
organizadas en las fincas.
Los trabajadores del Sitraameribi, que ya se incorporaron al IHSS, aun no
perciben los beneficios, pues los servicios que recibían del Hospital de la
Compañía eran superiores.
Por ejemplo, los servicios hospitalarios cubrían a los hijos hasta los 18
años y, en caso de invalidez, hasta los 25 años. Además, atendían a la
esposa y a la madre; y aunque había que pagar, esto beneficiaba a los
trabajadores. Por tanto, se plantean la posibilidad de retornar al servicio
del Hospital de la Compañía.
d)	 Sobre las exigencias de trabajo
En esto radica en gran parte la dinámica de la precariedad laboral. Ellos
y ellas sienten que se les exige mucho más, en tanto que los servicios o
21
derechos sociales disminuyen. Perciben que las exigencias de trabajo
aumentan en la medida que el personal se reduce, pero los salarios no
mejoran.
Otro aspecto preocupante es que en las plantaciones de la Chiquita
cambiaron el sistema de traslado de la fruta, pasando del mecánico al
manual. Ahora el trabajador debe cargar sobre sus espaldas hasta veinte
racimos, cuando antes las máquinas trasladaban cien racimos.
La empresa argumenta que la fruta se daña más con el traslado mecánico
que cuando la carga el trabajador. Sin embargo, no considera el enorme
esfuerzo físico que éste debe hacer, a la vez que lo responsabiliza aún más
del cuidado del producto.
Esto no sucede en la zona del Aguán, donde hacen el traslado con
motores aéreos. En vista de que el acarreo manual perjudica la salud,
hay acuerdos con la transnacional sobre este aspecto. Los sindicalistas
piensan que también han sido importantes los procesos de auditoría
social que se hacen periódicamente.
22
4
El trabajo de las mujeres
Las mujeres participan en distintas etapas del proceso productivo.
Algunas las realizan junto a los hombres, como desflorar las frutas,
pegar etiquetas y contabilidad. Otras, como la selección, se consideran
exclusivas de las mujeres.
23
a)	 Actividades que solo hacen los hombres
Son tareas exclusivas de los hombres: sellar, deshojar racimos,
desmanear, arreglar las varillas9
, estibar, armar cajas, conducir tractores,
carpintería, fumigar, tender cables, cargar el contenedor.
El estibado solo lo hacen los hombres porque exige mucha fuerza;
hay que levantar unas 44 libras, aunque es un hecho que ganan más.
Respecto a los hombres que trabajan en empaque, las obreras dijeron
que ellos trabajan toda la semana, mientras que las mujeres solo lo hacen
cuando hay corte.
Además, se informó que las mujeres que trabajan para productores
independientes ganan menos. Les pagan 150 lempiras diarios por trabajar
doce y más horas, sin importar que llenen tres o cuatro contenedores.
Una cláusula del Contrato Colectivo establece que, después de las siete
de la noche, el valor de la jornada será mayor, pero esto no se cumple.
Las mujeres piensan que podrían desempeñar otras actividades mejor
remuneradas, como la de tractorista o arreglar las varillas para trasladar
el banano.
9	 Este trabajo consiste en arreglar las varillas y colocarles rodos para llevar el banano a la finca.
24
b)	 La maternidad
A criterio de las trabajadoras y directivas sindicales, en los últimos dos
años se observa un desplazamiento de la mano de obra femenina, bajo
el pretexto de reducir costos. Estos, generalmente, se relacionan con la
maternidad, lactancia y cuidado de los hijos, porque “las empresas toman
la maternidad como un costo”.
El periodo pre y posnatal se les da conforme la ley laboral: seis semanas
antes y seis después del parto.
A las mujeres que no están sindicalizadas porque trabajan con
productores independientes, las despiden al salir embarazadas. Si hay
rumores de que una mujer contratada como temporal está embarazada,
le suspenden el contrato. Los funcionarios de la empresa dicen que las
temporales se dejan embarazar para quedarse como permanentes.
La lactancia también se toma de acuerdo al Código del Trabajo: una hora
diaria durante seis meses. Sin embargo, a veces los jefes quieren imponer
la hora, lo cual es complicado por razones de transporte. En todo caso, las
sindicalistas siempre recomiendan acomodar el horario a conveniencia de
la madre.
c) Cómo viven la economía del cuidado
•	 Con culpas. Las mujeres que tienen hijos y viven cerca pueden verlos
y atender algunas de sus necesidades. Pero esto no es sencillo para
aquellas que salen a las siete de la noche. Algunas comentan que sus
hijos e hijas quieren más a las abuelas que los cuidan.
•	 Con la doble jornada. Como sucede siempre, antes de irse al trabajo
preparan los alimentos y realizan otras actividades domésticas, como
limpieza y lavado de ropa.
•	 Con mucha presión. Las que viven lejos del centro de trabajo deben
levantarse más temprano para cubrir las demandas de esta doble
jornada. Duermen muy poco y sufren de más estrés.
•	 No cuentan con el apoyo que brindan los centros de cuidado infantil,
ya que este no ha sido tema de interés para las empresas ni para la
misma organización sindical.
25
¿Qué se plantea ante esta realidad?
1.	 Las organizaciones sindicales evalúan la posibilidad de avanzar en la
constitución de un sindicato de industria, a través de un proceso que
llaman de transformación. Mediante esta estrategia se unirían tres
o cuatro sindicatos, que renunciarían a su personería jurídica para
constituirse en un sindicato de la industria agrícola.
A criterio de los dirigentes, esto facilitaría la organización de la fuerza
laboral que trabaja para los productores independientes y abre la
posibilidad de incluir a quienes laboran para otras industrias del
sector agrícola, donde existe una serie de violaciones a los derechos
de sindicalización, como en el caso de la producción del azúcar.
2.	 Avanzar en las alianzas internacionales con consumidores, mediante
campañas orientadas a ejercer presión sobre las transnacionales, a
fin de que respeten los derechos laborales. Sobre este aspecto es
importante revisar la experiencia de la industria de la maquila.
3.	 Algo que ya se está haciendo, y que es necesario profundizar, es el
fortalecimiento de la articulación entre organizaciones similares en
América Latina y a escala internacional.
4.	 También se debe profundizar en la capacitación de los líderes
sindicales y de la membresía, en cuanto a negociaciones colectivas y
derechos laborales.
5.	 Igualmente es clave definir una estrategia de los pequeños
productores, orientada a mejorar su capacidad de negociación con
las transnacionales y su diálogo con las organizaciones sindicales.
Experiencias de este tipo ya existen en otros países de la región, como
Costa Rica.
6.	 Finalmente, es urgente emprender investigaciones especializadas
sobre dinámicas económicas y globalización, nuevas modalidades de
producción y comercialización y su impacto sobre la fuerza laboral,
en función de buscar mecanismos que contrarresten el avance de la
precariedad laboral.
26
Siglas y acrónimos
CDH	 Centro de Desarrollo Humano
COSIBAH	 Coordinadora de Sindicatos Bananeros y Agroindustriales
de Honduras
IHSS	 Instituto Hondureño de Seguridad Social
Sitraameribi	 Sindicato de Trabajadores de Americana de Exportación y
Ameribi
Sitrabarimasa	 Sindicato de Trabajadores de la Bananera del río Mame,
S.A.
Sitraeasisa	 Sindicato de Trabajadores de la Empresa Agrícola Santa
Inés, S.A.
Sitragua	 Sindicato de Trabajadores de Guaruma Agroindustrial
Sitraproadasa	 Sindicato de Trabajadores de Productora Agrícola
Atlántida, S.A.
Sitraterco	 Sindicato de Trabajadores de la Tela Railroad Company
Sutrasfco	 Sindicato de Trabajadores de la Standard Fruit Company
27
Anexo
Mapeo de fincas bananeras
Fincas propiedad de la Standard Fruit Company,
subsidiaria de la Dole
Empresa Lugar Sindicato
Bananera del Río Mame, S.A. Olanchito, Yoro Sitrabarimasa
Productora Atlántida, S.A. Yoro Sitraproadasa
Empresa Agrícola Santa Inés, S.A. Sonaguera, Colón Sitraeasisa
Standard Fruit Company Coyoles, Olanchito Sutrasfco
Fincas de productores independientes que venden a la Dole
Finca Hectáreas Lugar
Ambi 289 Higuerito central, Santa Rita, Yoro
Cooperativa Guanchías 250 Las Guanchías, el Progreso, Yoro
Coop. Los Catrachos 400 Aldea Pajuiles, El Progreso
Coop. Casmul 250 San Manuel, Cortés
Coop. Santa Inés 250 Sonaguera, Colón
Coop. La Libertad 90 Aldea La Libertad, San Manuel, Cortés
Total de ha 1 529
Fincas de la Tela Railroad Company,
subsidiaria de la Chiquita Brands
Finca Lugar Sindicato
Cobb El Progreso, Yoro Sitraterco
Omonita San Manuel, Cortés Sitraterco
Corozal La Lima, Cortés Sitraterco
Mopala La Lima, Cortés Sitraterco
Santa Rosa La Lima, Cortés Sitraterco
Ceibita La Lima, Cortés Sitraterco
Indiana La Lima, Cortés Sitraterco
Limones La Lima, Cortés Sitraterco
Laurel La Lima, Cortés Sitraterco
America Ameribi Birichiche, El Progreso Sitraameribi
28
Fincas de productores independientes
que venden a la Chiquita Brands
Fincas Hectáreas Lugar
Mercedes 49 Mercedes, Choloma
Devan Bananas 46 Santiago, Pimienta
Ana Lucía 53 Copen, La Lima
La Esperanza 120 Santiago, Pimienta
Guadalupana 27 Santiago, Pimienta
Tropical 234 San José Boquerón, Choloma
Rifaza 81 Santiago, Pimienta
Guaruma agroindustrial 109 Guaruma tres, Villanueva
Turabult agroindustrial 109 Guaruma tres, Villanueva
Meza 100 Buena Vista, El Progreso
Honduras Banana 262 El Progreso, Finca tres
Agro Intro 107 Caimito, La Lima
Cooperativa Triunfo 42 Limones, La Lima
Copen Agroindustrial 89 Tacamiche, La Lima
Las Tres Hermanas 400 Agua Blanca Sur, El Progreso
Total de ha 1 828
Fincas en el sector de La Lima y El Progreso
que pertenecen a la Chiquita Brands
Fincas Departamentos
Laureles Agricultura y empaque
Limones Agricultura y empaque
Indiana Agricultura y empaque
Ceibita Agricultura y empaque
Santa Rosa Agricultura y empaque
Mapala Agricultura y empaque
Corozal 06 Agricultura y empaque
Corozal 07 Agricultura y empaque
Omonita Agricultura y empaque
Cobb Agricultura y empaque
Apartir de la década de 1990, todo empezó a cambiar en el enclave bananero.
Hechos como una nueva configuración del mercado mundial del banano, hasta
desastres como el huracán Mitch, provocaron que las transnacionales cambiaran su
forma de operar para garantizar sus ganancias. Y, con ello, se inició un proceso de
deterioro de las condiciones laborales.
El propósito de esta publicación es, precisamente, dar a conocer los impactos más
notorios que este proceso de precarización laboral está teniendo sobre las personas
directamente afectadas, desde su experiencia de vida en las fincas bananeras.
Aquí se recogen las voces de hombres y mujeres que explicaron cómo perciben la
precariedad laboral en las condiciones y organización del trabajo, los derechos
sociales, el salario, la higiene y seguridad. Mención aparte merece el trabajo
temporal, una modalidad que viola prácticamente todas las garantías establecidas en
la ley laboral.

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La precariedad-laboral-avanza-en-las-fincas-bananeras

  • 1. La precariedad laboral avanza en las fincas bananeras 2 E����� �� M�������� I������������ �� H������� (EMIH)
  • 2.
  • 3. La precariedad laboral avanza en las fincas bananeras Equipo de Monitoreo Independiente de Honduras (EMIH) 2
  • 4. © Equipo de Monitoreo Independiente de Honduras (emih) Tel. 2550 0981 emihn1@yahoo.com www.emihonduras.org San Pedro Sula, Honduras Primera edición: mayo de 2011 Esta publicación es uno de los productos del estudio sobre empleo precario en Honduras, que ha desarrollado el EMIH en coordinación con las organizaciones participantes en la Campaña Nacional contra la Flexibilidad Laboral, la Red de Solidaridad de la Maquila, la Iniciativa Cristiana Romero y el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM). Edición, diseño e impresión: Editorial Guaymuras, Tegucigalpa Diseño de portada: Marianela González A. Tiraje: 500 ejemplares Su contenido puede utilizarse libremente, siempre que se cite la fuente. Impreso y hecho en Honduras.
  • 5. 3 Contenido Introducción.............................................................................................. 5 1. El banano es parte de nuestra historia.............................................. 7 a) El movimiento obrero bananero....................................................... 8 b) Los cambios en la producción bananera......................................... 10 2. La precarización laboral en el sector bananero............................. 11 a) Qué dicen las trabajadoras y los trabajadores sobre sus condiciones laborales.................................................................... 12 b) Un problema grave: el trabajo temporal....................................... 14 c) El salario, un tema preocupante.................................................... 16 d) Sobre higiene, seguridad y organización del trabajo....................... 17 3. Medidas que han flexibilizado aún más la relación laboral.......... 19 a) Aumento del periodo de prueba..................................................... 19 b) Sobre la salud.................................................................................. 19 c) Sobre la Seguridad Social................................................................. 20 d) Sobre las exigencias de trabajo....................................................... 20 4. El trabajo de las mujeres.................................................................. 22 a) Actividades que solo hacen los hombres ....................................... 23 b) La maternidad ................................................................................ 24 c) Cómo viven la economía del cuidado.............................................. 24 ¿Qué se plantea ante esta realidad?....................................................... 25 Siglas y acrónimos................................................................................... 26 Anexo. Mapeo de fincas bananeras......................................................... 27
  • 6.
  • 7. 5 Introducción El cultivo del banano cambió el rumbo de la historia de Honduras y fue el escenario del surgimiento de un movimiento obrero pujante, cuya conquista más emblemática es la aprobación del Código del Trabajo en 1959. Como producto de la organización sindical, la clase obrera bananera mejoró sustancialmente sus condiciones laborales, marcando así la ruta de las aspiraciones del resto de las trabajadoras y trabajadores del país. Sin embargo, a partir de la década de 1990, todo empezó a cambiar en el enclave bananero. Hechos como una nueva configuración del mercado mundial del banano, hasta desastres como el huracán Mitch y otros, provocaron que las transnacionales cambiaran su forma de operar para garantizar sus ganancias. Y, con ello, se inició un proceso de deterioro de las condiciones laborales. El propósito de esta publicación es, precisamente, dar a conocer los impactos más notorios que este proceso de precarización laboral está teniendo sobre las personas directamente afectadas, desde su experiencia de vida en las fincas bananeras. Aquí se recogen las voces de hombres y mujeres —trabajadores, trabajadoras y sindicalistas— que explicaron cómo perciben la precariedad laboral en las condiciones y organización del trabajo, los derechos sociales, el salario, la higiene y seguridad. Mención aparte merece el trabajo temporal, una modalidad que viola prácticamente todas las garantías establecidas en la ley laboral. Aquí también se hace referencia a las medidas que han flexibilizado aún más la relación laboral, y se dedica una sección al trabajo de las mujeres, con el fin de visibilizar las dificultades adicionales que ellas enfrentan en este escenario. La flexibilización laboral y su consecuencia más directa, la precarización del trabajo, es una peligrosa tendencia global que profundiza la pobreza, la inseguridad humana y compromete el futuro de las nuevas generaciones. Por ello, al final, se presentan algunas propuestas con el ánimo de buscar caminos que podrían contribuir a revertir esta preocupante realidad.
  • 8. 6 Esta publicación es producto de la combinación de esfuerzos de las compañeras de la Coordinadora de Sindicatos Bananeros y Agroindustriales de Honduras (Cosibah), del Sindicato de Trabajadores de la Tela Railroad Company (Sitraterco) y del Equipo de Monitoreo Independiente de Honduras (EMIH). Ellas hicieron posible la recopilación de la información a través de entrevistas con las trabajadoras y trabajadores bananeros en las distintas regiones. La huelga bananera de 1954 es, hasta el momento, el acontecimiento más importante para la clase obrera hondureña.
  • 9. 7 1 El banano es parte de nuestra historia Desde 1866 había en Honduras plantaciones de bananos en Islas de la Bahía, La Ceiba, Puerto Cortés y otras poblaciones de la costa atlántica. Estas pertenecían a pequeños finqueros hondureños, europeos y estadounidenses, quienes exportaban la fruta a Estados Unidos, por medio de barcos mercantes. La producción estaba en manos de los pequeños finqueros, mientras que la comercialización la realizaban empresarios instalados en los puertos de Estados Unidos, como Nueva Orleans y Mobile, entre otros. En los últimos años del siglo 19 —según el historiador Luis Mariñas Otero—, había en Honduras más de veinte compañías que buscaban asegurarse la recolección de bananos y su exportación hacia Estados Unidos. A principios del siglo pasado, algunas de esas compañías pasaron de la comercialización a la producción de la fruta, con lo que fueron desplazando a los pequeños finqueros. Los primeros grandes productores fueron las familias italianas Vaccaro y D’Antoni, en La Ceiba, y el estadounidense W.F. Streich, en Cuyamel, Cortés. La empresa de los hermanos Vaccaro prosperó rápidamente, después de haber sido beneficiada por el Estado hondureño con el otorgamiento de 250 hectáreas de tierra. En 1924 esta se convirtió en la Standard Fruit Company y, en 1926, en la Standard Fruit and Steamship Corporation. En 1911, Samuel Zemurray —un migrante judío-ruso que se nacionalizó como estadounidense— fundó la Cuyamel Fruit Company que, en 1935, pasó a propiedad de la United Fruit Company. La United fue fundada en 1899 en Boston y, hasta poco antes de 1914, su actividad en Honduras se limitaba a comercializar bananos, a través de compañías intermediarias. La United Fruit Company pasó de la comercialización a la producción directa del banano obteniendo concesiones de tierra a nombre de dos compañías que fundó en 1912: la Tela Railroad Company y la Trujillo Railroad Company; en 1914, ya disponían en conjunto de más de seis mil hectáreas de las mejores tierras de la Costa Norte.
  • 10. 8 En realidad, desde sus inicios, la producción bananera de todas las compañías mencionadas se desarrolló a costa de las generosas concesiones de tierra que concedía el Estado, a cambio de la construcción de línea férrea y otra infraestructura que, dicho sea de paso, nunca cumplieron a cabalidad. Es así como la producción y comercialización del banano se convirtió en una actividad monopólica, es decir, concentrada en dos grandes empresas: la Tela Railroad Company en la zona de La Lima y El Progreso, y la Standard Fruit Company en los alrededores de La Ceiba y el valle del Aguán. Los pequeños productores pasaron a la historia, para dar paso a lo que se conoció como el “Imperio del banano”. En 1924, Honduras ya era el primer productor mundial de bananos. Sin embargo, la prensa hondureña y otros sectores sociales criticaban a menudo la política demasiado generosa del Estado respecto a las compañías extranjeras, pues veían ello una fuente de toda clase de males: políticos, económicos y morales. Es un hecho que las compañías, en especial la Tela, eran un Estado dentro de otro Estado y que, con su poderío económico, decidían los destinos de la nación con la complacencia y complicidad de los funcionarios de turno1 . Actualmente, la Standard Fruit Company es una subsidiaria de la Dole Food Company, y la Tela Railroad Company es subsidiaria de la Chiquita Brands, el nuevo nombre que adoptó la United Fruit Company. a) El movimiento obrero bananero La actividad bananera convirtió a la Costa Norte en un polo de atracción de mano de obra de dentro y fuera de Honduras. Poblaciones enteras de campesinos sin tierra emigraban en busca de oportunidades de trabajo en las fincas bananeras, que se convirtieron en prácticamente la única fuente de empleo con que contaba el país. Pero las condiciones de trabajo eran pésimas y, muy temprano, el descontento de las masas trabajadoras se empezó a manifestar, como bien lo describe Ramón Amaya Amador en su novela Prisión verde. Así, en 1916, 1917, 1920, 1925 y 1932 hubo huelgas parciales en distintos lugares del enclave bananero, todas por mejores condiciones de trabajo y aumento de salarios. 1 Los datos sobre las compañías bananeras han sido tomados de: Marvin Barahona, La Hegemonía de los Estados Unidos en Honduras (1907-1932), CEDOH, Tegucigalpa, 1989.
  • 11. 9 Pero es la gran huelga bananera de 1954, como culminación de una larga historia de lucha, represión y explotación, la que marca una nueva etapa no solo para el movimiento obrero bananero, sino para el movimiento obrero hondureño en su conjunto. La huelga la declararon el 3 de mayo de 1954 los trabajadores de la Tela Railroad Company en El Progreso, Yoro; se prolongó durante 69 días, y adquirió las características de un levantamiento popular, cuando se le unieron los trabajadores de otras industrias localizadas en las principales ciudades del país, así como comerciantes y estudiantes2 . Como resultado de esta huelga histórica, en agosto de 1954 se organizó el Sindicato de Trabajadores de la Tela Railroad Company (Sitraterco), con 25 mil trabajadores afiliados y, el 31 de mayo de 1955, se fundó el Sindicato de Trabajadores de la Standard Fruit Company (Sutrasfco). Ambos sindicatos, por su gran número de afiliados y por la importancia que representaba la actividad bananera para la economía nacional, se convirtieron en interlocutores con gran capacidad de negociación ante las transnacionales, ampliando las garantías y conquistas laborales establecidas en el Código del Trabajo, cuya aprobación, en 1959, fue también resultado de la Gran Huelga Bananera de 1954. 2 Para más detalles sobre la Huelga del 54, véase: Marvin Barahona, El silencio quedó atrás. Testimonios de la huelga bananera de 1954, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 1995. Los "campeños" mantuvieron la huelga durante durante 69 días, contando con el apoyo y la simpatía de la mayoría de la población.
  • 12. 10 b) Los cambios en la producción bananera La participación de las empresas transnacionales en la producción del banano ha ido cambiando con el paso del tiempo. A finales de la década de 1980 su participación se incrementó, ya que se preparaban para la apertura del mercado europeo del banano. Pero empezó a disminuir a partir de 1993, debido a las restricciones del mercado internacional y a una serie de problemas productivos. Por ejemplo, después del huracán Mitch en 1998, que destruyó miles de hectáreas cultivadas de banano, tanto la Chiquita como la Dole redujeron su superficie de plantaciones en Honduras, pues no rehabilitaron todas sus fincas dañadas. Para estas empresas, en la actualidad, es más rentable controlar la fase final de la comercialización, que controlar la producción. Así lo demuestran los buenos resultados obtenidos por la empresa irlandesa Fyffes, que logró cuotas de mercado en la Comunidad Europea, gracias en parte a la expansión de su red de comercialización y distribución3 . De acuerdo con información oficial y de funcionarios de las compañías bananeras, esta fruta ocupa el segundo lugar en la lista de productos de mayor exportación en Honduras, por debajo del café. El mercado estadounidense es el mayor comprador, pues concentra el 90% de la producción. El resto se distribuye entre la Unión Europea y los países vecinos. “El banano cultivado en tierras hondureñas continúa teniendo una gran aceptación en los principales mercados del mundo, principalmente Estados Unidos, lo que se explica por su sabor y su tamaño”, dijo un ejecutivo de la Standard Fruit Company al ser consultado por diario El Heraldo. Este año, los medios de comunicación informaron que algunos pequeños productores se han entusiasmado ante el comportamiento del mercado internacional y que esperan que, en 2011, aumente la producción y exportación. También reportaron que exobreros de la Tela Railroad Company se disponían a sembrar 115 hectáreas de banano a comienzos del año. Esta información sugiere que las cosas van bien y que hay oportunidad para comercializar la fruta. Sin embargo, la impresión de los trabajadores y trabajadoras, en cuanto a sus derechos laborales, no es tan alentadora, como veremos a continuación. 3 Las empresas transnacionales en la economía mundial del banano, capítulo 6, disponible en: www.fao.org/docrep/007/y5102s/y5102s09.htm
  • 13. 11 2 La precarización laboral en el sector bananero En 2008, en Honduras, había 12,873 personas trabajando en el sector bananero, de las cuales tres mil laboraban bajo subcontrato. Esto significa que la transnacional hace un contrato de servicio con un contratista, quien a su vez contrata a personas por bajos salarios, incluso menores que el salario mínimo. Otras cinco mil personas trabajaban de forma tercerizada, ya que las transnacionales traspasaron sus fincas a pequeños productores para que las administren y cultiven la fruta. Así, trasladaron a éstos los costos de mantenimiento y, a la vez, evadieron las responsabilidades laborales4 . En resumen, la tercerización es otra forma de flexibilizar las relaciones trabajo y, por tanto, causa una mayor precarización de las condiciones laborales. En 2009, la Campaña contra la Flexibilidad Laboral, en audiencia temática ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) argumentó que el banano, al igual que otros rubros productivos de agroexportación, pasa por cambios que, lejos de mejorar las condiciones de trabajo, las precarizan aún más, como lo demuestran los procesos de tercerización. 4 Flexibilidad Laboral violenta derechos laborales en Centroamérica. Tendencias y casos. Informe ante la CIDH. Campana contra la Flexibilidad laboral. www.laboralred.net
  • 14. 12 a) Qué dicen las trabajadoras y los trabajadores sobre sus condiciones laborales5 Quienes trabajan en las empresas bananeras sostienen que han perdido derechos o conquistas logradas cuando la organización sindical era muy fuerte, debido a su numerosa membresía. También reconocen que las compañías han cerrado plantaciones y promueven la producción en pequeña escala; o sea, que estimulan a los pequeños productores, quienes les venden el producto para comercializarlo en el mercado internacional. De esta manera se han liberado de las obligaciones laborales y, de paso, obtienen el producto a menor costo. • Condiciones de trabajo Sobre las condiciones laborales, el 64% de las personas consultadas las calificó de regulares, y el 16% opinó que son malas. El 44% dijo que trabaja horas extras, mientras que el 36% manifestó que no lo hace. Al consultar si estas son obligatorias, el 24% sostuvo que sí. Sin embargo, el 56% dijo que no, y el 20% no quiso referirse al tema. Los líderes sindicales indicaron que hay mucha vigilancia para evitar abusos en éste y otros aspectos. Manifestaron que están organizados y velan por el respeto a lo acordado en los contratos colectivos, lo cual es clave para evitar atropellos. • Sobre la sindicalización La disminución de la afiliación sindical es una preocupación para las personas que trabajan en el sector. Algunas afirman que esto obedece a factores relacionados con el mercado para el producto, y otras opinan que se debe a las medidas que implementan las transnacionales, como el cierre de las plantaciones. Informaron que actualmente hay unas diez mil personas que trabajan sin estar organizadas, lo que aumenta con el paso del tiempo, pese a los esfuerzos que se hacen para evitarlo. 5 Las opiniones que aquí se presentan son resultado de los grupos focales que se realizaron con trabajadores y trabajadoras de Finca Cobb, de la Tela Railroad Company, y de las fincas Las Tres Hermanas y Guaruma Tres, así como con sindicalistas de Sitrabarimasa, Sitraproadasa y Sitraeasisa, del Aguán. Otra información se obtuvo mediante entrevistas con dirigentes de la Cosibah, el Sitraameribi y Sitraterco, y con otros actores clave. También se realizó un monitoreo de prensa y una revisión de documentos relacionados con este rubro.
  • 15. 13 En 2009, por ejemplo, había unas 3 875 personas organizadas; a la fecha de esta investigación, esa cantidad apenas aumentó a casi cuatro mil. Adelina Vásquez, una técnica del CDH vinculada con proyectos de responsabilidad social, expresó que: En el caso del banano, el entorno local y el mercado internacional, así como los procesos históricos, han creado un clima de normativas para el cumplimiento de la ley. Sin embargo, la organización sindical se ha debilitado, como resultado de los procesos tecnológicos y de reingeniería que han venido implementando las empresas, especialmente las transnacionales, quienes han reducido sus operaciones en las actividades de producción traspasándoselas a particulares que, en su mayoría, no tienen una cultura de respeto a los derechos laborales. De las 24 fincas que pertenecen a las empresas transnacionales, catorce cuentan con sindicato. De las veinte que pertenecen a la Tela Railroad Company, en La Lima y El Progreso, once tienen sindicatos: diez afiliados al Sitraterco y uno al Sitraameribi. En la región del valle del Aguán, donde cuatro fincas son propiedad de la Standard Fruit Company, encontramos que tres cuentan con sindicato. Los líderes sindicales explicaron que, en toda América Latina, esta transnacional solo tiene cuatro sindicatos y, de éstos, tres son precisamente los del Aguán. También dijeron que en estas fincas las condiciones laborales son mejores que en otras: los procesos de negociación colectiva son más ágiles, pues duran unos tres meses; han logrado negociar mejores salarios, becas para los hijos y permisos sindicales, entre otros beneficios. • Sobre los productores independientes Gran parte de la población trabajadora que ha perdido su trabajo en las compañías, poco a poco se va insertando en fincas que pertenecen a productores independientes. Los trabajadores informaron que en los departamentos de Yoro y Cortés existen unos 16 productores independientes, pero solo una finca cuenta con organización sindical. Se trata del Sitragua en la finca Guaruma, que cuenta con una seccional en la finca La Mesa de El Progreso, Yoro.
  • 16. 14 Y es que no es común que los productores independientes acepten la organización de un sindicato. Estas pequeñas empresas se cuidan de que su planilla no llegue a los 30 empleados, ya que este es el mínimo requerido por el Código del Trabajo para organizar un sindicato. German Zepeda, un líder de la Cosibah, plantea que, en la práctica, las transnacionales se están convirtiendo en intermediarias, pues compran más fruta a los productores independientes, en vez de producirla. Además, estos productores cuentan con incentivos, como la exención de impuestos durante los diez primeros años de haber iniciado una finca, o cuando hacen un proyecto Caterpillar; es decir, que botan una finca para renovarla. Sin embargo, también son muy vulnerables ante los desastres climáticos, sobre todo las inundaciones. Zepeda afirma que los pequeños productores no tienen una organización ni estrategia empresarial, por lo que están a merced de las transnacionales al momento de fijar los precios. b) Un problema grave: el trabajo temporal Otro problema es la contratación de personal temporal, así como los sistemas de subcontratación. Esto se ha convertido en una práctica y no en la excepción, como lo establece la legislación laboral. El trabajador temporal es contratado por periodos cortos y para labores específicas. Por lo general no goza de ningún beneficio, a menos que el contratista le reconozca algo más que el salario. Es común que las y los trabajadores temporales sean reclutados por personas conocidas como contratistas. Si una finca necesita cierto número de empleados, estos se encargan de buscarlos, y la empresa o el productor independiente los contrata por periodos que van de tres a seis meses. Donde hay sindicato, les pagan el salario mínimo, el séptimo día, los feriados y una bonificación de cinco mil lempiras cuando se retiran. Pero, donde no hay, no gozan de esos beneficios, los despiden después de tres meses y los vuelven a contratar. Al terminar el contrato, algunos productores les dan tres mil lempiras, pero esto depende de su “buena voluntad”. Otro tipo de trabajo temporal es el de los trabajadores estacionarios, que solo trabajan seis meses al año y, cada año, los recontratan para la misma labor. En estas condiciones, según la ley, tienen derecho a un empleo permanente, pero esto no sucede en la práctica. Siempre son trabajadores temporales.
  • 17. 15 • Condiciones del trabajo temporal La jornada de los trabajadores temporales es diferente que la de los permanentes. Cuando hay fruta, los temporales se quedan hasta las diez de la noche; en cambio, los permanentes del área de empaque, por ejemplo, salen a las siete. Así, los temporales trabajan jornadas de hasta 15 horas. Algunas personas comentaron que “hay hora de entrada, mas no de salida”, y que esta depende de que se haya alcanzado la meta prevista. Son muy pocas las jornadas menores de nueve horas. Estas son extenuantes, sobre todo para quienes hacen labores de campo donde, a la intensidad del trabajo, habría que agregar el clima imperante en la zona. El empleado temporal que se queda hasta tarde y no vive en los alrededores, corre el riesgo de quedarse en la finca si pierde el autobús que llega a su comunidad, y la empresa no cubre esta contingencia. En cambio, al personal permanente le proporciona transporte. El personal temporal no goza de indemnizaciones por accidentes de trabajo. Solo tiene derecho al descanso. Tampoco tiene acceso a los servicios del hospital de la compañía. Mientras está en temporada, solo tiene acceso al dispensario, donde recibe atención médica y medicamentos.
  • 18. 16 Además, el contratista decide el pago. Por una jornada de ocho horas, paga entre 130 y 135 lempiras6 , y a veces menos: de 100 a 120 lempiras. Además, no paga el séptimo día argumentando que, por el mismo hecho de ser contratista, no está obligado a hacerlo. Como dijo una trabajadora temporal, “al contratista le dan un precio y él nos da otro, porque tiene que ir ganando. Nunca se sabe cuánto le pagan a él”. A veces un trabajador temporal puede pasar a permanente. Esto se produce después del periodo de prueba, cuando debe demostrar calidad, eficiencia y productividad. El Código del Trabajo y los contratos colectivos de los sindicatos bananeros establecen que, cuando un trabajador o trabajadora temporal tiene varios contratos, debería pasar a permanente. Sin embargo, esto no es fácil. “Se necesita vigilancia y presión de parte del sindicato; los directivos deben consultar permanentemente a los y las trabajadoras, llevar la cuenta y hacer valer lo dispuesto en el contrato colectivo”, explicó una dirigente sindical. c) El salario, un tema preocupante Cuando hablan de salarios, los y las trabajadoras se refieren con preocupación a la “caja integral”, ya que consideran que esta modalidad de pago les afecta. Pero, ¿qué es la “caja integral”? Pues es un sistema por el cual se paga lo mismo a quien trabaja en la finca que a quien empaca. Esto tiene que ver con las metas establecidas sobre la cantidad de racimos y de cajas a empacar. Antes, a los que cortaban la fruta les pagaban conforme a los racimos cortados, y a quien empacaba, de acuerdo al número de cajas empacadas. Pero, con este sistema, cosecha y empaque se asimilan; o sea, que el salario es el mismo para unos y otros. Al respecto, las mujeres que trabajan en las empacadoras, comentaron: Entre más racimos vienen del campo, más nos toca empacar. No se toma en cuenta que en el campo hay más gente trabajando, ni el procedimiento que implica empacar. Y quienes están en el campo, dijeron que no se les considera, ya que entran a trabajar antes que las operarias de empaque. 6 Al momento de esta investigación, el tipo de cambio era de 1 US$=19.03 lempiras.
  • 19. 17 A ellos y ellas les preocupa la manera en que se va introduciendo un modelo de pago y organización del trabajo similar al de la industria de la maquila pues, con la “caja integral”, no se considera el trabajo individual: hay una meta y esta se cumple de forma colectiva. Según dijeron, esto tiene repercusiones negativas en el salario, en las exigencias que se hacen entre ellos y ellas mismas, los horarios de comida, de descansos y otras condiciones laborales. • Un salario que no alcanza El salario promedio oscila entre cuatro y seis mil lempiras mensuales. Pero esto, según Iris Munguía, de la Cosibah, solo es posible “poniéndole ganas”. Esto significa que “no hay que levantar cabeza, se debe trabajar sin parar”. Pero como este salario es insuficiente para cubrir las necesidades familiares, las obreras, por lo general, realizan otras actividades para complementarlo. Así, incursionan en la economía informal vendiendo recargas para celulares, cosméticos, ropa interior, ropa usada, achinería, lotería y manualidades. También venden las pocas manos de guineo (banano) que la empresa les regala cada semana. d) Sobre higiene, seguridad y organización del trabajo El trabajo se ha incrementado. Antes, por ejemplo, para empacar 160 cajas, había ocho empacadoras; ahora solo hay cinco, lo que recarga el trabajo y afecta la salud de las trabajadoras. La jornada para quienes están en contacto con químicos no puede ser mayor de seis horas; sin embargo, en la Chiquita, trabajan hasta ocho y nueve horas. El sindicato de la finca Ameribi informó que esto se debe a la crisis económica, pues la gente prefiere ganar más, antes que cuidar de su salud. Sobre la aplicación de la “bolsa tratada”7 , informaron que el trabajador no debería exponerse a los químicos por más de un día. Sin embargo, lo hacen durante varios días, por la necesidad de ganar un poco más. En el Aguán reportaron que antes fumigaban en la mañana, incluso cuando los trabajadores estaban comiendo. Sin embargo, dicen que han logrado eliminar esta práctica, pues ahora fumigan en la noche y, si en ese momento hay trabajadores en la finca, los trasladan a otro lado. 7 La bolsa tratada contiene clorpirifos, un químico que se aplica a la fruta y daña la salud de las personas.
  • 20. 18 Sobre educación en higiene y seguridad, los trabajadores del Aguán manifestaron que imparten charlas para prevenir los accidentes e identificar las actividades peligrosas. Y, aunque también manejan químicos, lo hacen con más protección y educación, ya que les proporcionan implementos de protección. No obstante, plantearon que no saben si éstos son los equipos más adecuados para proteger la salud, aun cuando sean los mejores para cuidar la fruta. El Sitraterco informó que se sigue utilizando bromuro de metilo y clorofilito, y que el equipo de protección es limitado; a los temporales, por ejemplo, no les proporcionan cascos, cinturón, guantes ni botas. Pero a los que utilizan machetes les dan una “chimpinillera”8 para que no se hieran. En términos generales, manifestaron que no son los sindicatos quienes educan a la gente sobre higiene y seguridad. La labor de capacitación recae en la empresa, lo que presenta algunos inconvenientes. Hay exigencias para la protección laboral. Para el caso, la Tela exige zapatos cerrados y botas. Sin embargo, deben costearlos las y los trabajadores, aun cuando la ley laboral establece que esto es responsabilidad de la empresa. En general, consideran que hace falta evaluar detenidamente el impacto de los equipos sobre la salud de las personas trabajadoras, pues no existen evaluaciones al respecto. 8 La “chimpinillera” es un protector de plástico que se coloca en las pantorrillas. Lo utilizan las personas que realizan la labor de deshije.
  • 21. 19 3 Medidas que han flexibilizado aún más la relación laboral a) Aumento del periodo de prueba Los trabajadores y trabajadoras de la Tela Railroad Company advirtieron que, de la noche a la mañana, se les aumentó el periodo de prueba de 60 a 90 días. Esta modificación se hizo durante la negociación de un contrato colectivo, un mecanismo que ahora se utiliza para flexibilizar las relaciones laborales. Los patronos, en los momentos más difíciles de las negociaciones, amenazan con cerrar las fincas, argumentando crisis económica. Y el riesgo de que una buena parte de la población trabajadora pueda perder el empleo, pone contra la pared a la organización sindical. El aumento del periodo de prueba se aceptó luego de considerar que los trabajadores temporales tendrían más y mejores oportunidades para quedarse como permanentes. Sin embargo, hay claro entendimiento de que esta es una desregulación del artículo 49 del Código del Trabajo, que establece que “El periodo de prueba no puede exceder de sesenta (60) días...”. b) Sobre la salud El deterioro de los derechos laborales se observa especialmente en las modificaciones a los servicios de salud. Las obreras y obreros de las transnacionales fueron pioneros en cuanto a conquistas de salud. En el Hospital de la Compañía contaban con servicios médicos de calidad y beneficios extensivos a las familias, como producto de la lucha organizada. Pero esto ha cambiado. Para el caso, mediante el contrato colectivo, se introdujo un sistema que denominan Apto para Laboral (APL); este consiste en que si el médico considera que la persona no está enferma, luego de visitar la clínica tres veces e ir a consulta al IHSS, le pone las siglas APL. Esto trae como consecuencia la pérdida del séptimo día de salario y una sanción de cinco días sin goce de salario.
  • 22. 20 Según lo reportado, antes tenían más días de reposo después de un accidente; gozaban de ocho días, que ahora se han reducido a dos, por lo que tienen que trabajar aun sin quitarse los puntos, en caso de sufrir heridas que requieren de este tratamiento. Hay un cuadro básico de medicamentos y servicio de médicos especialistas que, según los trabajadores, no cubre todas sus necesidades. Deben comprar algunos medicamentos y la atención de especialistas es limitada. Esto se introdujo mediante actas que se firmaron bajo la amenaza de que la Chiquita se iría del país. Por otra parte, el contrato colectivo del Sitraterco establece que se debe atender a los hijos, la madre, el padre, y la esposa o esposo, en el hospital o Medical Center de la empresa. En las fincas hay un dispensario donde solo atienden al trabajador o trabajadora; antes también atendían a los familiares porque vivían allí. Finalmente, las mujeres son afectadas de manera particular, ya que cierto tipo de exámenes —como mamografías— no se incluyen en los servicios de salud. Además, hay cláusulas en los contratos colectivos que no se cumplen. Por ejemplo, las toallas sanitarias, que deberían estar en los botiquines. c) Sobre la Seguridad Social Tradicionalmente, la población trabajadora del banano no ha estado afiliada al Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), ya que las empresas tenían su propio sistema de salud. Sin embargo ya se han dado algunos pasos hacia esto, sobre todo en el caso de las personas organizadas en las fincas. Los trabajadores del Sitraameribi, que ya se incorporaron al IHSS, aun no perciben los beneficios, pues los servicios que recibían del Hospital de la Compañía eran superiores. Por ejemplo, los servicios hospitalarios cubrían a los hijos hasta los 18 años y, en caso de invalidez, hasta los 25 años. Además, atendían a la esposa y a la madre; y aunque había que pagar, esto beneficiaba a los trabajadores. Por tanto, se plantean la posibilidad de retornar al servicio del Hospital de la Compañía. d) Sobre las exigencias de trabajo En esto radica en gran parte la dinámica de la precariedad laboral. Ellos y ellas sienten que se les exige mucho más, en tanto que los servicios o
  • 23. 21 derechos sociales disminuyen. Perciben que las exigencias de trabajo aumentan en la medida que el personal se reduce, pero los salarios no mejoran. Otro aspecto preocupante es que en las plantaciones de la Chiquita cambiaron el sistema de traslado de la fruta, pasando del mecánico al manual. Ahora el trabajador debe cargar sobre sus espaldas hasta veinte racimos, cuando antes las máquinas trasladaban cien racimos. La empresa argumenta que la fruta se daña más con el traslado mecánico que cuando la carga el trabajador. Sin embargo, no considera el enorme esfuerzo físico que éste debe hacer, a la vez que lo responsabiliza aún más del cuidado del producto. Esto no sucede en la zona del Aguán, donde hacen el traslado con motores aéreos. En vista de que el acarreo manual perjudica la salud, hay acuerdos con la transnacional sobre este aspecto. Los sindicalistas piensan que también han sido importantes los procesos de auditoría social que se hacen periódicamente.
  • 24. 22 4 El trabajo de las mujeres Las mujeres participan en distintas etapas del proceso productivo. Algunas las realizan junto a los hombres, como desflorar las frutas, pegar etiquetas y contabilidad. Otras, como la selección, se consideran exclusivas de las mujeres.
  • 25. 23 a) Actividades que solo hacen los hombres Son tareas exclusivas de los hombres: sellar, deshojar racimos, desmanear, arreglar las varillas9 , estibar, armar cajas, conducir tractores, carpintería, fumigar, tender cables, cargar el contenedor. El estibado solo lo hacen los hombres porque exige mucha fuerza; hay que levantar unas 44 libras, aunque es un hecho que ganan más. Respecto a los hombres que trabajan en empaque, las obreras dijeron que ellos trabajan toda la semana, mientras que las mujeres solo lo hacen cuando hay corte. Además, se informó que las mujeres que trabajan para productores independientes ganan menos. Les pagan 150 lempiras diarios por trabajar doce y más horas, sin importar que llenen tres o cuatro contenedores. Una cláusula del Contrato Colectivo establece que, después de las siete de la noche, el valor de la jornada será mayor, pero esto no se cumple. Las mujeres piensan que podrían desempeñar otras actividades mejor remuneradas, como la de tractorista o arreglar las varillas para trasladar el banano. 9 Este trabajo consiste en arreglar las varillas y colocarles rodos para llevar el banano a la finca.
  • 26. 24 b) La maternidad A criterio de las trabajadoras y directivas sindicales, en los últimos dos años se observa un desplazamiento de la mano de obra femenina, bajo el pretexto de reducir costos. Estos, generalmente, se relacionan con la maternidad, lactancia y cuidado de los hijos, porque “las empresas toman la maternidad como un costo”. El periodo pre y posnatal se les da conforme la ley laboral: seis semanas antes y seis después del parto. A las mujeres que no están sindicalizadas porque trabajan con productores independientes, las despiden al salir embarazadas. Si hay rumores de que una mujer contratada como temporal está embarazada, le suspenden el contrato. Los funcionarios de la empresa dicen que las temporales se dejan embarazar para quedarse como permanentes. La lactancia también se toma de acuerdo al Código del Trabajo: una hora diaria durante seis meses. Sin embargo, a veces los jefes quieren imponer la hora, lo cual es complicado por razones de transporte. En todo caso, las sindicalistas siempre recomiendan acomodar el horario a conveniencia de la madre. c) Cómo viven la economía del cuidado • Con culpas. Las mujeres que tienen hijos y viven cerca pueden verlos y atender algunas de sus necesidades. Pero esto no es sencillo para aquellas que salen a las siete de la noche. Algunas comentan que sus hijos e hijas quieren más a las abuelas que los cuidan. • Con la doble jornada. Como sucede siempre, antes de irse al trabajo preparan los alimentos y realizan otras actividades domésticas, como limpieza y lavado de ropa. • Con mucha presión. Las que viven lejos del centro de trabajo deben levantarse más temprano para cubrir las demandas de esta doble jornada. Duermen muy poco y sufren de más estrés. • No cuentan con el apoyo que brindan los centros de cuidado infantil, ya que este no ha sido tema de interés para las empresas ni para la misma organización sindical.
  • 27. 25 ¿Qué se plantea ante esta realidad? 1. Las organizaciones sindicales evalúan la posibilidad de avanzar en la constitución de un sindicato de industria, a través de un proceso que llaman de transformación. Mediante esta estrategia se unirían tres o cuatro sindicatos, que renunciarían a su personería jurídica para constituirse en un sindicato de la industria agrícola. A criterio de los dirigentes, esto facilitaría la organización de la fuerza laboral que trabaja para los productores independientes y abre la posibilidad de incluir a quienes laboran para otras industrias del sector agrícola, donde existe una serie de violaciones a los derechos de sindicalización, como en el caso de la producción del azúcar. 2. Avanzar en las alianzas internacionales con consumidores, mediante campañas orientadas a ejercer presión sobre las transnacionales, a fin de que respeten los derechos laborales. Sobre este aspecto es importante revisar la experiencia de la industria de la maquila. 3. Algo que ya se está haciendo, y que es necesario profundizar, es el fortalecimiento de la articulación entre organizaciones similares en América Latina y a escala internacional. 4. También se debe profundizar en la capacitación de los líderes sindicales y de la membresía, en cuanto a negociaciones colectivas y derechos laborales. 5. Igualmente es clave definir una estrategia de los pequeños productores, orientada a mejorar su capacidad de negociación con las transnacionales y su diálogo con las organizaciones sindicales. Experiencias de este tipo ya existen en otros países de la región, como Costa Rica. 6. Finalmente, es urgente emprender investigaciones especializadas sobre dinámicas económicas y globalización, nuevas modalidades de producción y comercialización y su impacto sobre la fuerza laboral, en función de buscar mecanismos que contrarresten el avance de la precariedad laboral.
  • 28. 26 Siglas y acrónimos CDH Centro de Desarrollo Humano COSIBAH Coordinadora de Sindicatos Bananeros y Agroindustriales de Honduras IHSS Instituto Hondureño de Seguridad Social Sitraameribi Sindicato de Trabajadores de Americana de Exportación y Ameribi Sitrabarimasa Sindicato de Trabajadores de la Bananera del río Mame, S.A. Sitraeasisa Sindicato de Trabajadores de la Empresa Agrícola Santa Inés, S.A. Sitragua Sindicato de Trabajadores de Guaruma Agroindustrial Sitraproadasa Sindicato de Trabajadores de Productora Agrícola Atlántida, S.A. Sitraterco Sindicato de Trabajadores de la Tela Railroad Company Sutrasfco Sindicato de Trabajadores de la Standard Fruit Company
  • 29. 27 Anexo Mapeo de fincas bananeras Fincas propiedad de la Standard Fruit Company, subsidiaria de la Dole Empresa Lugar Sindicato Bananera del Río Mame, S.A. Olanchito, Yoro Sitrabarimasa Productora Atlántida, S.A. Yoro Sitraproadasa Empresa Agrícola Santa Inés, S.A. Sonaguera, Colón Sitraeasisa Standard Fruit Company Coyoles, Olanchito Sutrasfco Fincas de productores independientes que venden a la Dole Finca Hectáreas Lugar Ambi 289 Higuerito central, Santa Rita, Yoro Cooperativa Guanchías 250 Las Guanchías, el Progreso, Yoro Coop. Los Catrachos 400 Aldea Pajuiles, El Progreso Coop. Casmul 250 San Manuel, Cortés Coop. Santa Inés 250 Sonaguera, Colón Coop. La Libertad 90 Aldea La Libertad, San Manuel, Cortés Total de ha 1 529 Fincas de la Tela Railroad Company, subsidiaria de la Chiquita Brands Finca Lugar Sindicato Cobb El Progreso, Yoro Sitraterco Omonita San Manuel, Cortés Sitraterco Corozal La Lima, Cortés Sitraterco Mopala La Lima, Cortés Sitraterco Santa Rosa La Lima, Cortés Sitraterco Ceibita La Lima, Cortés Sitraterco Indiana La Lima, Cortés Sitraterco Limones La Lima, Cortés Sitraterco Laurel La Lima, Cortés Sitraterco America Ameribi Birichiche, El Progreso Sitraameribi
  • 30. 28 Fincas de productores independientes que venden a la Chiquita Brands Fincas Hectáreas Lugar Mercedes 49 Mercedes, Choloma Devan Bananas 46 Santiago, Pimienta Ana Lucía 53 Copen, La Lima La Esperanza 120 Santiago, Pimienta Guadalupana 27 Santiago, Pimienta Tropical 234 San José Boquerón, Choloma Rifaza 81 Santiago, Pimienta Guaruma agroindustrial 109 Guaruma tres, Villanueva Turabult agroindustrial 109 Guaruma tres, Villanueva Meza 100 Buena Vista, El Progreso Honduras Banana 262 El Progreso, Finca tres Agro Intro 107 Caimito, La Lima Cooperativa Triunfo 42 Limones, La Lima Copen Agroindustrial 89 Tacamiche, La Lima Las Tres Hermanas 400 Agua Blanca Sur, El Progreso Total de ha 1 828 Fincas en el sector de La Lima y El Progreso que pertenecen a la Chiquita Brands Fincas Departamentos Laureles Agricultura y empaque Limones Agricultura y empaque Indiana Agricultura y empaque Ceibita Agricultura y empaque Santa Rosa Agricultura y empaque Mapala Agricultura y empaque Corozal 06 Agricultura y empaque Corozal 07 Agricultura y empaque Omonita Agricultura y empaque Cobb Agricultura y empaque
  • 31.
  • 32. Apartir de la década de 1990, todo empezó a cambiar en el enclave bananero. Hechos como una nueva configuración del mercado mundial del banano, hasta desastres como el huracán Mitch, provocaron que las transnacionales cambiaran su forma de operar para garantizar sus ganancias. Y, con ello, se inició un proceso de deterioro de las condiciones laborales. El propósito de esta publicación es, precisamente, dar a conocer los impactos más notorios que este proceso de precarización laboral está teniendo sobre las personas directamente afectadas, desde su experiencia de vida en las fincas bananeras. Aquí se recogen las voces de hombres y mujeres que explicaron cómo perciben la precariedad laboral en las condiciones y organización del trabajo, los derechos sociales, el salario, la higiene y seguridad. Mención aparte merece el trabajo temporal, una modalidad que viola prácticamente todas las garantías establecidas en la ley laboral.