Un ministro visita a un hombre enfermo que le cuenta que aprendió a orar sentándose frente a una silla vacía e imaginando que Jesús estaba sentado ahí para conversar con él. Dos días después de la visita del ministro, el hombre muere pacíficamente con la cabeza recostada en la silla vacía, como si hubiera partido en los brazos de Jesús.