Los científicos en Alemania están estudiando a las ratas topo lampiñas para comprender mejor por qué no sienten dolor. Estas ratas viven más de 30 años, nunca contraen cáncer y su temperatura corporal se adapta al ambiente. Los investigadores descubrieron que los receptores de dolor de las ratas topo se unen débilmente a las moléculas que causan dolor en otros mamíferos, y planean usar este conocimiento para desarrollar nuevos tratamientos para el dolor humano.