El documento discute el papel de las redes sociales como herramienta para los movimientos de masas. Menciona que las redes sociales pueden usarse para movilizar a la gente y difundir ideas, pero no para organizar protestas callejeras. También analiza cómo las redes permiten que los ciudadanos asuman varios roles y conecten proyectos locales a través de protestas globales, trascendiendo fronteras.