El evangelio de Lucas 15 habla de la misión de Jesús de buscar y salvar a los perdidos, como se ilustra en las parábolas de la moneda y la oveja perdidas y el hijo pródigo. Muestra que Dios valora a cada persona y perdona y restaura a los que se arrepienten, reconociendo a Dios como su padre, confesando sus pecados con contrición y pidiendo su ayuda. La misión de cada cristiano debería ser la que Dios tiene reservada para él o ella.