El documento describe la sociedad chilena del siglo XIX y cómo cambió de una sociedad tradicional a una más moderna. En la primera mitad del siglo, la sociedad estaba dividida entre la aristocracia y el pueblo, y la vida se centraba en el campo rural. Sin embargo, hacia 1890 la sociedad había cambiado a una con nuevas clases como obreros, empresarios y burgueses, y la población se había desplazado a las ciudades. Aunque la vida rural continuó siendo importante, no experimentó la modernización del siglo XIX.
Cambios sociales y culturales en Chile durante la primera mitad del siglo XX, a continuación veremos el surgimiento que tuvo Chile durante este periodo.
Cambios sociales y culturales en Chile durante la primera mitad del siglo XX, a continuación veremos el surgimiento que tuvo Chile durante este periodo.
La Socidad antes y despues de 1810.pptxManuelAraos2
Presentación que explica los cambios más importante en la sociedad argentina antes de la revolución de mayo, y sus posteriores cambios y evoluciones con la revolución en 1810 y el proceso independentista de 1916. En el mismo se observan las rupturas y continuidades que se manifiestan en la sociedad actual, analizadas desde un punto de vista historico.
1. KID’S WORLD SCHOOL HISTORIA, GEOGRAFIA
DEPARTAMENTO DE : Y CIENCIAS SOCIALES
DOCENTE : MISS ANDREA NAVEA A.
DOCUMENTO: MODERNIZACIÒN Y CAMBIO SOCIAL
CHILE DEL SIGLO XIX.
1. Una sociedad tradicional:
Si comparamos la sociedad chilena de mediados de siglos XVIII con la
de comienzos de la era republicana, encontraríamos bastantes
semejanzas, tanto en la estructura social como en el espacio en el cual
se desarrollaba. No obstante si repetimos el ejercicio y comparamos la
sociedad chilena de 1830 y la de 1890, notaríamos grandes diferencias.
En 1830 la sociedad se hallaba dividida entre un pequeño grupo de
familias de la antigua aristocracia hispanocriolla y el “pueblo” sector
mayoritario de la población, integrado por aquellos que no eran parte de
esta elite.
Sin embargo hacia 1890, la realidad social del país había cambiado
profundamente a raíz de las transformaciones económicas, políticas y
culturales que ya han estudiado: proletarios, empresarios, mineros,
banqueros, burgueses, artesanos, jornaleros daban vida a una nueva
dinámica social, cuyo eje se desplazaba de forma definitiva desde el
campo hacia las grandes urbes. La población chilena alcanzaba cerca de
2.600.000 personas y de ella, el 40% vivía en las ciudades. Santiago
había más que cuadruplicado su población llegando aproximadamente a
256.000 habitantes en 1895 y su sector céntrico más algunos barrios
residentes ofrecían un aspecto de ciudad moderna.
No obstante la vida rural continuó desempeñando un rol fundamental en la vida nacional, manteniéndose como
un espacio donde prácticamente no se vivencia la modernización decimonónica.
EL ESPACIO RURAL, UN MUNDO TRADICIONAL.
A principio del siglo XIX las personas que por entonces habitaban nuestro país
vivían en el campo, dispersas entre las chacras, hijuelas, villas y fundos. El
predominio del mundo rural fue tan acentuado que ni siquiera las pocas
ciudades existentes en aquellos años escaparon de esa realidad. De hecho
Santiago la capital del país seguía dominada por estructuras de adobe, las
construcciones de baja altura y el estilo colonial. Además, la devastación
producida por las guerra de Independencia y por el terremoto maremoto de 1835
que asoló Talca, Cauquenes, Rancagua, Chillán, Concepción asestaron un duro
golpe a las posibilidades de un mayor desarrollo urbano en la Zona Central
durante las primeras décadas del siglo XIX.
No hay que olvidar que desde la época colonial, el campo era el principal
escenario sobre el cual se constituyó la historia social de nuestro país. La hacienda, continuaba siendo el
principal resorte de poder económico y social, político de gran parte de la élite chilena y una de las instituciones
de más larga duración en la historia de Chile, junto con la Iglesia. Dentro de sus lindes se construyeron los
2. pilares sobre los cuales se desarrolló nuestra sociedad durante el siglo XIX: dominación, subordinación y
exclusión.
La dominación era la esencia del sistema social y resultaba vital para el funcionamiento de la hacienda. En ella
la autoridad del hacendado era absoluta: no existía otra ley que su palabra y su disciplina se aplicaba sin
miramientos llegando incluso al castigo físico. Pero también fue una figura paternalista y protectora, pues a
quienes les sirvieron con abnegación le premió con tierras, pastos, animales apadrinó a sus hijos, asistió a sus
matrimonios y juntos salieron de cacería incluso de parranda. A través de estas prácticas el hacendado logró
subordinación que hizo sustentable la obediencia, la lealtad y la servidumbre de gran parte de los peones e
inquilinos durante los siglos XIX y XX.
En otras palabras su
autoridad y poder dependieron del
castigo la disciplina y el premio.
Pero también de su capacidad
para discriminar y marginar a sus
integrantes quien no obedecía a
esta cultura patronal y se oponía a
sus dictámenes era expulsado de
la hacienda. De esta manera se
instaló la exclusión como practica
social, reforzando la dominación
y subordinación a la que estaban
sometidos los habitantes de los
campos chilenos.
Sobre esta realidad se estructuró
gran parte del orden social de la
nueva república, durante siglos
este orden permaneció casi
inalterable en el mundo rural,
formando una verdadera cultura
del poder y el sometimiento sonde la autoridad del patrón se hizo norma, al igual que el peso del deber y el temor
a romper las reglas. Esta mentalidad que traspasó generaciones de hombres y mujeres, permitió que por décadas,
inquilinos, peones y campesinos se sacaran el sombrero con respeto para responder ceremoniosamente “mande
patrón” o “para servirle, misia.”