Los monstruos solían ser seres amigables, pero una gran discusión por un caramelo asustó a las letras, que huyeron. Esto hizo que los monstruos sólo pudieran gruñir y los niños los temieran. Una niña encontró a las letras asustadas y las llevó a su amigo monstruo mudo, devolviéndoles la voz. Juntos devolvieron la voz a los demás monstruos, que celebraron con una gran fiesta.