Los puntos clave para poner límites efectivos a los niños son: 1) dar mensajes claros y asegurarse de que el niño los entienda, 2) aplicar los límites de manera consistente independientemente del estado de ánimo de los padres, y 3) proponer los límites como decisiones ya tomadas en lugar de como sugerencias.
Esta presentación fue elaborada por la alumna Sarita Sullón para su expsosicoón en la Escuela de Padres realizada en la I.E. Augusto B. Leguía de Puente Piedra.
1. PARA LAS FAMILIAS.
CLAVES INDISPENSABLES A LA HORA DE PONER LÍMITES.
1. Claridad de los mensajes. Al poner límites, debemos utilizar oraciones cortas y
asegurarnos de que el mensaje resulta claro. Debemos pedir al niño o niña que repita lo
que se le ha dicho para reforzar el mensaje.
2. Límites consistentes. Los límites no deben depender de nuestro estado de ánimo, ni del
éxito o fracaso de la jornada laboral.
3. Firmeza en las decisiones. Propongamos los límites como decisiones ya tomadas. Si lo
hacemos en tono de pregunta o sugerencia, el niño será quien elija. Somos los adultos los
que sabemos qué es lo mejor para él.
4. Desaprobar la conducta, no al niño. Los hijos deben comprender que , más allá de sus
conductas, prevalece el amor de sus padres. Debemos descalificar la conducta inapropiada
sin humillar al niño o la niña.
5. Límites razonables. Tener en cuenta la edad y la madurez del niño. A veces se confunde
rebeldía con la irresponsabilidad propia de la infancia. Procuremos ser flexibles y no
exigir de nuestros hijos conductas imposibles para
ellos.
6. La importancia de dar razones. Hay límites en
determinados hogares que se vuelven reglas familiares
y que no son cuestionados, se interiorizan sin más. En
cambio, hay otros que surgen ante una necesidad y
merecen una explicación. Ofrezcamos argumentos o
razones que justifiquen un límite a nuestros hijos o
hijas dará coherencia a nuestros actos y
pensamientos.
7. También decir "si". Suele ser frecuente acompañar los límites con imposiciones ("no
hagas...""¡no toques...!). Es necesario plantear el límite en términos positivos; decirles
"mejor hazlo así" resultará sumamente valioso.
8. Permitir que opinen. Si fomentamos la participación de los hijos en la creación y en la
redacción de las normas y los límites, habrá más posibilidades de que las cumplan de
forma natural.
9. Límites solo a las conductas. Los límites siempre deben estar orientados a regular
conductas, no sentimientos. Podemos pedirles que realicen o no tal cosa, pero no les
podemos exigir que no expresen sus sentimientos, que se rían, lloren o se enfaden.
10. No apelar a las consecuencias naturales y lógicas. Las consecuencias naturales son
aquellas situaciones que se producen como resultado de conductas incorrecta; no debemos
2. evitarlas porque enseñan. Por ejemplo, si el niño rompe un juguete de su hermano, la
consecuencia lógica a la que deben a pelar los padres será inducirlo a que trate de
arreglarlo. Repara el ERROR cometido será parte de sus aprendizaje.
Cheste marzo de 2010.
Clase 3 años B. Espero que nos sirva.
Nati.