Dios creó a la mujer para no estar por debajo o por encima del hombre, sino a su lado. La formó a partir de una costilla del hombre para proteger su corazón e interior, al igual que la mujer debe apoyarlo. Dios dotó a la mujer de fortaleza pero también delicadeza para complementar al hombre. Hombre y mujer representan juntos la totalidad de Dios, el hombre su imagen y la mujer sus emociones.