Los alquimistas heredaron la tradición de transformar sustancias y desarrollaron técnicas experimentales que sentaron las bases de la química moderna. Creían que todas las cosas tenían un origen común y que los metales podían transformarse unos en otros, incluso en oro, mediante el procedimiento adecuado. Para proteger sus secretos, los alquimistas crearon un lenguaje y simbología propios que aún se usan en química a pesar de haber desaparecido.