Una análisis con el evangelio del jueves santo.

1. LOS AMÓ HASTA EL EXTREMO
Análisis de: @Raymundocajasso
Primero la palabra de Dios.
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo.
Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón,
que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía
de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la
ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos,
secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
-«Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»
Jesús le replicó:
-«Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.» Pedro le dijo:
-«No me lavarás los pies jamás.»
Jesús le contestó:
-«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
Simón Pedro le dijo:
-«Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
Jesús le dijo:
-«Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio.
También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.»
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
-«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el
Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies,
también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que
yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»
Palabra de Dios.
Análisis:
Imagínese por un momento que Usted ha sido invitado a una cena con el Presidente
Municipal. Una cena exclusiva, dónde solo va gente selectísima de la sociedad. No el más
guapo, ni el más rico sino el más amigo, el más de confianza, solo aquellos que se les
pudiera llamar hermano, solo aquellos que son miembros del circulo de mayor confianza,
solo aquellos que pueden ser considerados familia, aunque biológicamente no lo sean.
Como sea. Ya está Usted inserto en esa fiesta. Lo primero que lo asombra es que son muy
pocos los invitados, eso lo hace sentirse a un más especial.
La noche está quieta y tranquila.
Su amigo, quien lo invito a cenar, es el hombre más popular de la comunidad, hombre
querido y apreciado por multitudes.

2. Usted está feliz, está sentado a un costado de aquel, que si lo quisiera, pudiera ser
proclamado gobernador, tres días más delante, en la feria del pueblo.
Su amigo es muy raro.
Ha ayudado a muchas personas pero nunca se ha beneficiado de ellas. Él se entrega y se
entrega y de allá para acá nunca saca nada. Lo raro es que su amigo es feliz, comparte esa
dicha y sabiéndose que puede ser gobernador no le interesa.
Usted ha estado ahí compartiendo sus triunfos. Casi como una sombra siguiéndole por
todas partes.
Que asombroso e importante es ese hombre que lo invito a cenar.
De repente, a media cena, se levanta de la mesa con la flamante y ocurrente idea de que te
quiere lavar los pies y no solo eso, aprovechar para besarlos.
Detente un momento a reflexionar esta situación.
Supuse que tu amigo era el Presidente Municipal pero que tal que imaginas la misma
historia con tu amigo como Gobernador o como Presidente de un País. Para que sea más
emocionante imagínatelo con la cara de tus actuales representantes populares.
En esta parte del desglosé del evangelio solo quiero que entiendas lo importante que eres tú
en la vida de tu amigo.
Para continuar con la ilusión te concreto la situación.
Tu amigo, realmente no es el Presidente Municipal, ni el Gobernador, ni el Presidente de
una nación, tu amigo es el mismísimo hijo de Dios.
Si la ilusión era emocionante imaginándolo como funcionario público ahora que ya lo
reconoces como hijo de Dios ¿Qué piensas? ¿Qué sientes? ¿Qué haces?
¿Qué piensas? ¿Qué sientes?
Analicemos las dos caras de la moneda, los dos extremos.
Cara A. Pudieras pensarte y sentirte indigno.
Cara B. Pudieras pensarte y sentirte desilusionado.
Para ambos casos la interrogante es la misma
¿Por qué un hombre con tanto poder es tan servil?
¿Qué haces?
Pensar y sentirse indigno o desilusionado no es un problema en sí. Puedes pensarte y
sentirte rico, pobre, amable, descortés, desgraciado, feliz, inseguro, celoso, etcs.
Lo realmente importante es identificar
¿Qué haces con ese sentimiento?
El Sr. «X» y el Sr. «Y» fueron abandonados por su esposa.
El Sr «X» anda de baile en baile, de fiesta en fiesta, de cama en cama, de mujer en mujer,
de relación en relación.

3. El Sr. «Y» se dedica a tratar de ser mejor persona. Comprendió que algo hizo mal para que
ella decidiera partir. Ayuda a las madres solteras, a los sacerdotes, a los matrimonios con
problemas.
¿Cuál está mal? ¿Cuál está bien?
El Sr. «X» y el Sr. «Y» están junto contigo en la cena, juntos con el mismo amigo, son tan
amados y especiales como tú. A ellos, tu amigo, también les lavara los pies y procurará
besárselos.
Tú preguntas, frente a todo el grupo:
-«Amigo, ¿lavarme los pies tú a mí?»
¿Cuándo hace preguntas uno en su diario vivir? cuando se tiene duda.
¿Qué hice yo para que tú te fijes en mí? ¿Qué me hace a mi tan especial que fui invitado a
tu cena? Yo no soy mejor que el Sr. «A», «B»… «X» o «Y»
¿Para qué? ¿Por qué?
Y tu amigo contesta con una bella sonrisa.
«No te preocupes tanto»
«Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»
Y como siempre, el ser humano, se niega a lo que no compre, tu respuesta es:
-«No me lavarás los pies jamás.»
En esa cena, sin duda alguna, hay mejores y peores personas que tú, y sin duda alguna
todos son amados, tú y los otros son considerados hermanos del anfitrión. Pero tu amigo es
claro contigo, te deja un mensaje personal que a la vez se comparte con el resto de los
presentes:
-«Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»
¿Quién en su sano juicio quiere dejar de ser amigo del presidente de una nación? Pues
mucho menos del Hijo de Dios.
Es entonces que sigues sin identificar el porqué de la acción de tu amigo pero reconoces
que antes que saber el porqué está el conservar su amistad, así que le dices:
-«Amigo, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»
En pocas palabras «Si quieres ponme en remojo, no sé el porqué de tus acciones pero si sé
que no quiero perder tu amor por mi»
Que chulada de frase.
Pero entonces, en lo real, ¿por qué cuestionamos tanto las decisiones que toma Dios de
nuestra vida?
Imagina la escena en la cena. Ya todos los invitados entendieron el mensaje y aunque todos
tienen sus propias dudas, todos se dejaran lavar los pies.
Luego tu amigo, el que tanto quieres, se dirige a todos los invitados y les dice:
-«Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está
limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»

4. Imagínate el cambio tan brusco de climas emocionales. Me quiere mucho, me invita a
cenar, me quiere lavar y besar los pies y de repente dice una frase que hace que todos
miremos hacia nuestros adentros «También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»
¿Quién ese ese «no todos»? Si todos los presentes somos tus amigos más exclusivos, más
selectos, de tus mayores confianzas, somos tus hermanos, somos tu familia.
Luego tu amigo dice:
-«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y
"el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado
los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo
para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»
Como diciendo «Quien me traicione no importa, aprendan de mi ejemplo. Yo soy mayor
que todos los gobernantes de este y otros mundos, de esta y otras galaxias, de este y otros
universos físicos, psicológicos y sentimentales, y siendo yo el mayor de todos en todo, me
pongo al servicio del más pequeño.
¿Por qué un hombre con tanto poder es tan servil?
Por amor.