Una niña estaba triste porque sus cuatro caballos no querían regresar a casa con ella al anochecer. Un burro y un lobo intentaron en vano hacer que los caballos obedecieran. Luego llegó un perro pequeño, el cual mordió a uno de los caballos para asustarlo y hacerlo correr. Los demás caballos lo siguieron hasta el establo, sorprendiendo al burro, al lobo y a la niña por la habilidad del perro de lograr lo que ellos no pudieron.