El documento describe los orígenes de los estudios médicos en la Universidad de Los Andes en Mérida, Venezuela. Comenzó en 1763 con la enseñanza médica en la Real y Pontificia Universidad de Caracas. En 1785 se estableció una Casa de Estudios Eclesiásticos en Mérida y en 1805 se establecieron los primeros estudios de medicina especulativa y práctica en el Colegio Seminario de Mérida. Este fue un hito importante en el desarrollo de la educación médica en la reg
Esta presentación incluye información importante sobre el origen de las universidades desde sus inicios, además de un completo resumen sobre la historia de nuestras universidades venezolanas hasta la actualidad
rigen y evolución, siglos XVI - XIX
Los jesuitas iniciaron su labor educativa en la capital novohispana con la sucesiva fundación del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y cuatro seminarios: San Pedro y San Pablo, San Bernardo, San Miguel y San Gregorio.
De la fusión de los tres últimos nació, en 1583, el Colegio de San Ildefonso, para que todos los colegiales de la Congregación residieran en una institución bajo la tutela de un sólo rector. El nombre de San Ildefonso le fue dado en honor al Santo Arzobispo de Toledo, cuya devoción lo llevó a escribir en defensa de la limpia concepción de la Virgen María, dogma que la Compañía de Jesús ha sostenido desde su fundación. Hacia 1618 empezó a funcionar bajo el Patronato Real otorgado por Felipe III, estableciéndose así el Real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Gracias al auge económico del virreinato y al poder financiero de la Compañía de Jesús, el inmueble fue reedificado en las primeras cuatro décadas del siglo XVIII, dando paso al inmueble que hoy conocemos y que es uno de los ejemplos barrocos más sobresalientes de la arquitectura civil de la Ciudad de México.
Tras la expulsión de los jesuitas, decretada por el rey Carlos III en 1767, el edificio tuvo diversas funciones: cuartel de un batallón del Regimiento de Flandes, colegio administrado por el gobierno virreinal y dirigido por el clero secular, sede temporal de la Escuela de Jurisprudencia, de algunas cátedras de la Escuela de Medicina y cuartel de las tropas norteamericanas y francesas en 1847 y 1862, respectivamente.
La Escuela Nacional Preparatoria
La historia de esta fundación jesuita concluyó para dar paso a la institución de espíritu liberal que sentaría las bases del nuevo sistema educativo y que más tarde llegaría a convertirse en el núcleo principal de la Universidad Nacional. En 1867, el gobierno de Benito Juárez emprendió una reforma en el campo de la educación y sus instituciones. La Ley Orgánica de Instrucción Pública creó la Escuela Nacional Preparatoria, que se estableció en el edificio del Colegio de San Ildefonso. Su primer director fue el doctor Gabino Barreda (1818-1881), quien llevó a cabo un innovador plan de estudios con base en los principios de la filosofía positivista de Augusto Comte.
En 1910, la Escuela Nacional Preparatoria pasó a formar parte de la Universidad Nacional fundada por Justo Sierra. Durante más de seis décadas continuó siendo la cuna de varias generaciones de intelectuales y destacadas personalidades. A la salida de su última generación (1978-1980), el inmueble dejó de ser sede del Plantel Número 1 de la Escuela Nacional Preparatoria.
El edificio permaneció cerrado al público hasta 1992, cuando fue restaurado para albergar la exposición México, Esplendores de 30 Siglos. Desde esa fecha, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es administrado por un mandato tripartita integrado por la Universidad Nacional Autónoma de México, la Secretaría de Cultura (entonces Consejo Nacional para la Cultura
Por iniciativa del obispo electo del Paraguay, Juan José Priego y Caro, el rey Carlos III expide una Cédula Real creando el Colegio Seminario Conciliar de San Carlos. Era Gobernador D. Agustín Fernando de Pinedo y Obispo electo, que aún no había llegado a su sede y que moriría antes de de poder hacerlo, Fray Juan José de Priego y Caro, cuando éste dirigió al Rey una petición de que se erigiera un Seminario en Asunción y al cabo de un siglo y medio de gestiones y esfuerzos infructuosos, se vio colmado el viejo anhelo paraguayo. Antigua casona Jesuítica hasta 1767. Por Real Cédula del 23 de agosto de 1776, complementado por otras del 28 de febrero de 1779 y del 28 de febrero de 1780, que lo dotaban de recursos, quedó erigido el Real Colegio Seminario de San Carlos.
Ante el último intento de habilitar un centro de altos estudios, el rey Carlos III autorizó el funcionamiento del Real Colegio Seminario de San Carlos, abriendo sus puertas en 1783. Es esta la primera y única institución de enseñanza superior que funcionó durante el período colonial en nuestra nación.
El 12 de abril de 1783, con la presencia del Gobernador Melo de Portugal y del Rector, Dr. Gabino Echeverría Gallo, burgalés, doctorado en Hirache, se procedió a la inauguración solemne de los cursos. Por no haberse presentado opositores a las cátedras, "se hizo preciso entregar la enseñanza a los dos párrocos de la misma ciudad", de este modo, el Dr. Dionisio de Otazú Rector de la Catedral, tomó a su cargo una de las dos de Teología, y el Dr. Juan Antonio Zavala, titular de San Blas, la de Artes. Otro catedrático de Teología era el Dr. Alonso Báez.
El 12 de abril de 1783 fueron aprobadas sus constituciones y aceptado el colegio con el nombre de Real Colegio Seminario de San Carlos. Las constituciones eran obra del obispo don Luis de Velasco. Su organización corrió por los mismos derroteros regalistas e ilustrados de otros seminarios hispanoamericanos de la época. Fue, en cualquier caso, un seminario efimero, ya que el gobernador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia lo clausuró, junto con otros centros de estudios religiosos, en 1823.
Para el mes de julio, había ocho colegiales y algunos manteístas, que seguían únicamente los cursos del Dr. Zavala, pues su preparación no los habilitaba todavía para los estudios teológicos. La apertura de la cátedra de Cánones, también establecida, quedaba "para cuando las rentas alcancen para su dotación". El Rector Echeverría decía, pocos años más tarde, haber explicado Teología Moral, Disciplina Eclesiástica y Sagrada Ceremonia, cuatro días a la semana, cediendo sus haberes a la institución.
Al Seminario, en su fundación, se lo dotó con los bienes de los jesuitas expulsados, los cueles incluían la espléndida estancia de Paraguari y otros establecimientos campestres. Tales recursos se acrecentaron en 1976 con el 3% de los sínodos de las doctrinas de indios.
No siempre, sin embargo, se le hizo tan llano el camino a dicha casa de estudios: el Dr.
Presentación de la tesis del doctoral: "Pensamiento bioestadístico complejo de los sistemas de salud". Autor: Joan Fernando Chipia Lobo. Tutor: David Castillo Trujillo. Doctorado en Ciencias Organizacionales, GILOG, FACES-ULA.
Más contenido relacionado
Similar a Los estudios médicos en la ULA. Dra. Nancy Freitez de Sardi
Esta presentación incluye información importante sobre el origen de las universidades desde sus inicios, además de un completo resumen sobre la historia de nuestras universidades venezolanas hasta la actualidad
rigen y evolución, siglos XVI - XIX
Los jesuitas iniciaron su labor educativa en la capital novohispana con la sucesiva fundación del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y cuatro seminarios: San Pedro y San Pablo, San Bernardo, San Miguel y San Gregorio.
De la fusión de los tres últimos nació, en 1583, el Colegio de San Ildefonso, para que todos los colegiales de la Congregación residieran en una institución bajo la tutela de un sólo rector. El nombre de San Ildefonso le fue dado en honor al Santo Arzobispo de Toledo, cuya devoción lo llevó a escribir en defensa de la limpia concepción de la Virgen María, dogma que la Compañía de Jesús ha sostenido desde su fundación. Hacia 1618 empezó a funcionar bajo el Patronato Real otorgado por Felipe III, estableciéndose así el Real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Gracias al auge económico del virreinato y al poder financiero de la Compañía de Jesús, el inmueble fue reedificado en las primeras cuatro décadas del siglo XVIII, dando paso al inmueble que hoy conocemos y que es uno de los ejemplos barrocos más sobresalientes de la arquitectura civil de la Ciudad de México.
Tras la expulsión de los jesuitas, decretada por el rey Carlos III en 1767, el edificio tuvo diversas funciones: cuartel de un batallón del Regimiento de Flandes, colegio administrado por el gobierno virreinal y dirigido por el clero secular, sede temporal de la Escuela de Jurisprudencia, de algunas cátedras de la Escuela de Medicina y cuartel de las tropas norteamericanas y francesas en 1847 y 1862, respectivamente.
La Escuela Nacional Preparatoria
La historia de esta fundación jesuita concluyó para dar paso a la institución de espíritu liberal que sentaría las bases del nuevo sistema educativo y que más tarde llegaría a convertirse en el núcleo principal de la Universidad Nacional. En 1867, el gobierno de Benito Juárez emprendió una reforma en el campo de la educación y sus instituciones. La Ley Orgánica de Instrucción Pública creó la Escuela Nacional Preparatoria, que se estableció en el edificio del Colegio de San Ildefonso. Su primer director fue el doctor Gabino Barreda (1818-1881), quien llevó a cabo un innovador plan de estudios con base en los principios de la filosofía positivista de Augusto Comte.
En 1910, la Escuela Nacional Preparatoria pasó a formar parte de la Universidad Nacional fundada por Justo Sierra. Durante más de seis décadas continuó siendo la cuna de varias generaciones de intelectuales y destacadas personalidades. A la salida de su última generación (1978-1980), el inmueble dejó de ser sede del Plantel Número 1 de la Escuela Nacional Preparatoria.
El edificio permaneció cerrado al público hasta 1992, cuando fue restaurado para albergar la exposición México, Esplendores de 30 Siglos. Desde esa fecha, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es administrado por un mandato tripartita integrado por la Universidad Nacional Autónoma de México, la Secretaría de Cultura (entonces Consejo Nacional para la Cultura
Por iniciativa del obispo electo del Paraguay, Juan José Priego y Caro, el rey Carlos III expide una Cédula Real creando el Colegio Seminario Conciliar de San Carlos. Era Gobernador D. Agustín Fernando de Pinedo y Obispo electo, que aún no había llegado a su sede y que moriría antes de de poder hacerlo, Fray Juan José de Priego y Caro, cuando éste dirigió al Rey una petición de que se erigiera un Seminario en Asunción y al cabo de un siglo y medio de gestiones y esfuerzos infructuosos, se vio colmado el viejo anhelo paraguayo. Antigua casona Jesuítica hasta 1767. Por Real Cédula del 23 de agosto de 1776, complementado por otras del 28 de febrero de 1779 y del 28 de febrero de 1780, que lo dotaban de recursos, quedó erigido el Real Colegio Seminario de San Carlos.
Ante el último intento de habilitar un centro de altos estudios, el rey Carlos III autorizó el funcionamiento del Real Colegio Seminario de San Carlos, abriendo sus puertas en 1783. Es esta la primera y única institución de enseñanza superior que funcionó durante el período colonial en nuestra nación.
El 12 de abril de 1783, con la presencia del Gobernador Melo de Portugal y del Rector, Dr. Gabino Echeverría Gallo, burgalés, doctorado en Hirache, se procedió a la inauguración solemne de los cursos. Por no haberse presentado opositores a las cátedras, "se hizo preciso entregar la enseñanza a los dos párrocos de la misma ciudad", de este modo, el Dr. Dionisio de Otazú Rector de la Catedral, tomó a su cargo una de las dos de Teología, y el Dr. Juan Antonio Zavala, titular de San Blas, la de Artes. Otro catedrático de Teología era el Dr. Alonso Báez.
El 12 de abril de 1783 fueron aprobadas sus constituciones y aceptado el colegio con el nombre de Real Colegio Seminario de San Carlos. Las constituciones eran obra del obispo don Luis de Velasco. Su organización corrió por los mismos derroteros regalistas e ilustrados de otros seminarios hispanoamericanos de la época. Fue, en cualquier caso, un seminario efimero, ya que el gobernador paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia lo clausuró, junto con otros centros de estudios religiosos, en 1823.
Para el mes de julio, había ocho colegiales y algunos manteístas, que seguían únicamente los cursos del Dr. Zavala, pues su preparación no los habilitaba todavía para los estudios teológicos. La apertura de la cátedra de Cánones, también establecida, quedaba "para cuando las rentas alcancen para su dotación". El Rector Echeverría decía, pocos años más tarde, haber explicado Teología Moral, Disciplina Eclesiástica y Sagrada Ceremonia, cuatro días a la semana, cediendo sus haberes a la institución.
Al Seminario, en su fundación, se lo dotó con los bienes de los jesuitas expulsados, los cueles incluían la espléndida estancia de Paraguari y otros establecimientos campestres. Tales recursos se acrecentaron en 1976 con el 3% de los sínodos de las doctrinas de indios.
No siempre, sin embargo, se le hizo tan llano el camino a dicha casa de estudios: el Dr.
Presentación de la tesis del doctoral: "Pensamiento bioestadístico complejo de los sistemas de salud". Autor: Joan Fernando Chipia Lobo. Tutor: David Castillo Trujillo. Doctorado en Ciencias Organizacionales, GILOG, FACES-ULA.
DISEÑO, VALIDACIÓN Y EVALUACIÓN DE UN PROGRAMA EDUCATIVO SOBRE BEBIDAS ALCOHÓ...Joan Fernando Chipia Lobo
Diseño, validación y evaluación de un programa educativo sobre bebidas alcohólicas, tabaco y marihuana. Revista MedULA, Volumen 26, Número 2, pp. 15-21
Instrumento sobre las actitudes de los adolescentes hacia los medios N.0 y su...Joan Fernando Chipia Lobo
Instrumento sobre las actitudes de los adolescentes hacia los medios N.0 (Redes sociales, celular, vídeojuegos) y su influencia en los estilos de vida (hábitos de alimentación, actividad física)
Módulo III, Tema 9: Parásitos Oportunistas y Parasitosis EmergentesDiana I. Graterol R.
Universidad de Carabobo - Facultad de Ciencias de la Salud sede Carabobo - Bioanálisis. Parasitología. Módulo III, Tema 9: Parásitos Oportunistas y Parasitosis Emergentes.
IA, la clave de la genomica (May 2024).pdfPaul Agapow
A.k.a. AI, the key to genomics. Presented at 1er Congreso Español de Medicina Genómica. Spanish language.
On the failure of applied genomics. On the complexity of genomics, biology, medicine. The need for AI. Barriers.
Presentació de Isaac Sánchez Figueras, Yolanda Gómez Otero, Mª Carmen Domingo González, Jessica Carles Sanz i Mireia Macho Segura, infermers i infermeres de Badalona Serveis Assistencials, a la Jornada de celebració del Dia Internacional de les Infermeres, celebrada a Badalona el 14 de maig de 2024.
Presentación utilizada en la conferencia impartida en el X Congreso Nacional de Médicos y Médicas Jubiladas, bajo el título: "Edadismo: afectos y efectos. Por un pacto intergeneracional".
Los estudios médicos en la ULA. Dra. Nancy Freitez de Sardi
1. . C a r a c a s 2 4 d e o c t u b r e , 2 0 1 3
Claudio Sardi
[Escriba el extracto del documento aquí. El extracto es normalmente un breve resumen del
contenido del documento.]
Los estudios médicos en la Universidad
de Los Andes. Mérida-Venezuela.
Palabras presentadas en la Academia Nacional de la Medicina en la conmemoración de los
250 años del inicio de los Estudios de Medicina en Venezuela.
Dra. Nancy Freitez de Sardi
Profesora Titular de la Facultad de Medicina. ULA
Individuo de Número de la Academia de Mérida
2. Mérida, San Juan de las Nieves, Santiago de los Caballeros o Santiago de los
Caballeros de Mérida, la puebla fundada y refundada gracias a un enfrentamiento
entre dos Juanes por el amor de una linda dama pamplonesa; la ciudad convento,
una universidad con una ciudad por dentro y hoy la ciudad venezolana más cerca
del cielo, se escondía entre sus montañas para el 10 de octubre de 1763, cuando
Don Lorenzo Campins y Ballester (Mallorca 1726-Caracas 1785) comienza la
enseñanza médica en la Cátedra de Prima de Medicina de la Real y Pontificia
Universidad de Caracas.
Desde el siglo XVI, Mérida contaba con los Conventos de Santo Domingo y San
Agustín, el Convento de las monjas de Santa Clara y el Colegio de San Francisco
Javier de la Compañía de Jesús, fundado en 1628 y que funcionó por 140 años
hasta que fueron expulsados de España y todas sus provincias en 1767. Este
Colegio era la antesala escolástica necesaria para ingresar al Seminario de Santa
Rosa de Lima en Caracas y a su Real y Pontificia Universidad. 1
El 16 de febrero de 1778, ya en tiempos de Carlos III, el Papa Pío VI expidió la Bula
de Erección de la Diócesis de Mérida en las Indias, solicitud que había hecho el Rey
Carlos II de España, a instancias de Don Josepf de Balzas Estrambas Aguas,
Teniente de Gobernador y Capitán de las provincias de Mérida y La Grita quien lo
había solicitado al Rey en 1696, para apoyar el crecimiento espiritual de sus
pobladores. Durante muchos años, las Reales Órdenes manejaron muchos
candidatos a ocupar la Mitra merideña, se consultó a los prelados de Santa Fé y de
Caracas, al virrey bogotano y al gobernador caraqueño y finalmente se designó
como su primer obispo, a un oscuro fraile franciscano, misionero en la Alta
California: Fray Juan Ramos de Lora quien, luego de casi un año por Maracaibo
donde su clima y la gente le fueron gratos, llegó a Mérida a comienzos de 1785.
Acatando las órdenes del Concilio de Trento (1545-1563) sobre la obligatoriedad
de que los obispos organizaran y mantuviesen institutos para la formación del
clero y gracias al empeño del Presbítero Dr. Francisco Antonio Uzcátegui Dávila -
merideño de Timotes y apoyado en la tradición conventual de la ciudad- logró
instalar una Casa de Estudios Eclesiásticos que inició sus actividades sin la
autorización real el 29 de marzo de 1785. Al mismo tiempo, Ramos de Lora
comenzó los trámites que la convertirían en Real Colegio Seminario Tridentino de
San Buenaventura según Real Cédula de Carlos III fechada el 9 de junio de 1787, e
inició la construcción de un edificio que, a expensas de sus propios recursos,
concluyó en junio de 1790. 2
Fue intención de Fray Ramos de Lora y así lo propuso al Rey, establecer Estudios
Generales que canalizarían a los estudiantes hacia las disciplinas de su interés,
pero muere en noviembre de ese año 1790. Días antes de morir, otorgó poder al
Presbítero Dr. Don Mateo Más y Rubí, Canónigo de la Catedral y su Secretario, para
realizar la erección canónica de Seminario e instalar las clases, bendijo a los
estudiantes y les colocó las insignias blancas y bordadas en campo azul con el
escudo del Obispado.
1 Chalbaud Zerpa, Carlos. (2000) Compendio Histórico de la Universidad de Los Andes de Mérida
de Venezuela. Universidad de Los Andes. Vicerrectorado Académico. Mérida. Venezuela.
2 (Chalbaud Zerpa, Carlos2000 Ob.cit. )
3 Chalbaud Zerpa, Carlos. (1997) Historia de Mérida. Universidad de Los Andes. Consejo de
2 (Chalbaud Zerpa, Carlos2000 Ob.cit. )
3. Al año siguiente fue preconizado como obispo de Mérida el neogranadino
Monseñor Manuel Cándido Torrijos Rigueiro, quien tardó en llegar hasta
mediados de 1794. Vino con su voluminosa biblioteca de cerca de 30.000
volúmenes, instrumentos de física, alquimia y electricidad, globos terráqueos y
celestes, mapas mundi, un reloj de pared para la Catedral, un órgano que funcionó
hasta el terremoto de 1812 y grandes proyectos para la ciudad como la
construcción de una hermosa basílica, puentes sobre dos de sus ríos, un jardín
botánico propio de la dulzura del clima y un observatorio astronómico. Estaba
llegando la ciencia, pero Monseñor Torrijos murió súbitamente a los 96 días,
tiempo suficiente para cautivar a los merideños y dejar un sinnúmero de leyendas
y conjeturas que siguen apasionando la chismografía local. 3
Mientras, el Colegio Seminario de Fray Juan Ramos de Lora esperó hasta el 18 de
junio de 1806, cuando por Real Cédula de Carlos IV, se le otorga la facultad de
conferir grados mayores en Filosofía, Teología y Cánones y grados menores con el
mismo valor que los otorgados por las universidades de Santa Fé de Bogotá y
Caracas, dándole así el carácter de Universidad.
El Dr. Carlos Chalbaud Zerpa, insigne médico, historiador y mi querido profesor, en
su obra Historia de Mérida (1997), narra la llegada del Dr. Santiago Hernández
Milanés -Doctor en Derecho Canónigo graduado en la Universidad de Salamanca y
cuarto Obispo de Mérida, quien se distinguió desde la infancia por su preclara
inteligencia, dedicación al estudio, espíritu caritativo y gran tesón. A su llegada a
Mérida con su nutrida biblioteca que donó al Colegio Seminario, quiso construir
una catedral monumental según los planos de la de Toledo en España y cuyos
cimientos aún existen; refaccionó el Hospital de Caridad, inició la construcción del
Lazareto y luchó con gran empeño por conseguir el rango de Universidad para el
Colegio-Seminario de San Buenaventura. Corría el año 1802 cuando encomendó la
administración y rectoría del Colegio Seminario al Pbro. Dr. Ramón Ignacio
Méndez, natural de Barinas y ex alumno del Colegio Seminario de Mérida, quien
había continuado sus estudios en Caracas donde fue ordenado sacerdote en 1797
y graduado como Maestro en Filosofía, Doctor en Derecho Civil y Canónico y
Bachiller en Sagrada Teología, títulos obtenidos en la Real y Pontificia Universidad
de Caracas.
Durante la Rectoría del Dr. Méndez se establecieron en el Colegio Seminario de
Mérida los primeros estudios de Medicina Especulativa y Práctica, que duraban
cuatro años y los textos quedaban a la elección del profesor. El primer grupo de
cursantes de Medicina fue de 34 alumnos provenientes de la propia Mérida, La
Grita, Trujillo, Barinas, Coro, Carora, San Cristóbal, Valencia, Bailadores, Maracaibo
y Cúcuta. La Clase se creó en 1805 bajo la regencia del Dr. José María Unda, natural
de Guanare, ex-alumno del Colegio Seminario, recién graduado de Doctor en
Medicina en la Real y Pontificia Universidad bogotana y continuaron luego desde
1809 con la tutela del Dr. Manuel Palacios Fajardo, natural de Mijagüal, también ex
-alumno del Real Colegio de San Buenaventura de Mérida, Doctor en Derecho Civil
3 Chalbaud Zerpa, Carlos. (1997) Historia de Mérida. Universidad de Los Andes. Consejo de
Publicaciones. Mérida-Venezuela.
4. y Canónico y Doctor en Medicina en la Real y Pontificia Universidad de Santa Fé de
Bogotá. 4
Mérida no escapó de los acontecimientos que convulsionaron a Europa a finales
del siglo XVIII y que abonaron las bases del movimiento emancipador en todas las
provincias de Hispanoamérica; fue así como se conoció el texto completo de la
Declaración de los “Derechos del Hombre y del Ciudadano” traducidos al castellano
por el neogranadino Antonio Nariño, publicación cuya divulgación fue sancionada
por la Real Audiencia de Caracas con penas de garrotes, presidio y hasta muerte.
Para el 19 de Abril de 1810 se encontraba en Caracas el estudiante merideño Luís
María Rivas Dávila, quien contagiado con las nuevas ideas, fue encargado por la
Junta Suprema de Caracas como emisario de lo que se gestaba en la capital de la
Provincia de Venezuela.
En la mañana del domingo 16 de septiembre de 1810, luego de sortear muchas
dificultades, Rivas pudo lograr que el Cabildo merideño presidido por Antonio
Ignacio Rodríguez Picón, escuchara las propuestas caraqueñas y convocó al pueblo
que se aglomeró en la plaza y decidieron deponer las autoridades existentes y
reconstituirse en Junta Patriótica adoptando el nombre de Provincia de Mérida de
Venezuela conformada por la ciudad Emeritense, Timotes, Mucuchíes, Bailadores,
La Grita, Lobatera, San Cristóbal y San Antonio. Al mismo tiempo se decidió la
separación de Maracaibo y se emprendió junto a Barinas, Cumaná, Trujillo,
Barcelona, isla de Margarita y Caracas, el movimiento revolucionario que le ganó a
Mérida la sexta estrella de nuestra gloriosa bandera y el honor de que sus
académicos José Vicente Unda por Guanare, Ramón Ignacio Méndez por
Guasdualito y Manuel Palacios Fajardo por Mijagüal figuren como protagonistas de
nuestra historia patria, con sus firmas estampadas en el Acta de la Independencia
del 5 de julio de 1811. 5
Cinco días después, el 21 de septiembre de 1810, se concede al Colegio Seminario,
mediante “Real Decreto”, la gracia de Universidad con el título de Real Universidad
de San Buenaventura de Mérida de los Caballeros, donde se confería el privilegio de
otorgar todos los grados menores y mayores en Filosofía, Medicina, Derecho Civil y
Canónico y en Teología, se crearon las cátedras de Anatomía, Matemáticas, Historia
Eclesiástica, la de Concilios, la de Lugares Teológicos y la de Sagrada Escritura y se
ratificó al Dr. Hernández Milanés en su rectoría quien, dos días después la entregó
al Dr. Buenaventura Arias y se declaró instalado el Claustro Pleno de la que se
considera por tanto, la primera Universidad Republicana de Hispanoamérica. 6
Para ese año, la Universidad tenía 114 alumnos y la vida en Mérida transcurría con
la placidez ajena al calor político que se vivía en la nueva República, hasta que en la
4 Chalbaud Zerpa, Carlos. (1997) Historia de Mérida. Universidad de Los Andes. Consejo de
Publicaciones. Mérida-Venezuela, p. 164
5 Mudarra, Miguel Angel. (1974) Manual de Historia Venezolana. Publicaciones Mudbell. Caracas, p
144
6 Molina M, Pedro María. (2008) Las Huellas en el Muro. Historia del Edificio Central de la
Universidad de Los Andes. Colección La ULA y su Historia No 4. Secretaría de la Universidad de Los
Andes. Archivo Histórico. Mérida-Venezuela, p 21.
5. tarde del 26 de Marzo de 1812, después de concluir los oficios religiosos del
Jueves Santo, un terrible terremoto destruyó la ciudad y el obispo Hernández
Milanés, los curas del Sagrario y El Llano, varios capellanes y colegiales mueren
sepultados por las ruinas del Palacio Episcopal. Toda esta tragedia hizo que la
Universidad quedará sin sede permanente durante nueve años. Es cuando, por
iniciativa del Dean de la Catedral Francisco Xavier Irastorza, el Canónigo Más y
Rubí y el Diputado a Cortes José Domingo Rus, fieles al gobierno realista que
permanecía en Maracaibo, trasladan a esa ciudad la sede del Obispado, el convento
de las monjas de Santa Clara y la casa de estudios con el nombre de Seminario
Conciliar y Real de San Buenaventura y San Fernando de Mérida de Maracaibo,
pero que, aunque no se llamó Real Universidad, mantuvo sus facultades, rentas y
derechos. 7
Narra el historiador Pedro María Molina, como en 1821 el Congreso General de
Colombia, ordena mediante decreto, la restitución a Mérida del Colegio Seminario,
el obispado y el cabildo eclesiástico. Así se construye una nueva sede en la misma
manzana donde había estado hasta 1813, …donde halló de nuevo un hogar estable
donde albergarse, erigido desde los fundamentos por la voluntad tenaz del
Ilustrísimo Señor Rafael Lasso de la Vega… .8
El 18 de mayo de 1826, el Congreso de Colombia dicta una Ley que crea las
Universidades Centrales y Departamentales de Caracas, Quito y Bogotá, pero
ignora a Mérida por no ser capital departamental. 9 Esta situación se mantiene
hasta 1830, cuando el Gobernador de la Provincia de Mérida, Don Juan de Dios
Picón, se dirigió al Secretario de Estado en el Despacho del Interior abogando por
la Universidad Republicana donde su padre, Antonio Ignacio Rodríguez Picón
había jugado papel tan destacado.
Fue así como el gobierno nacional bajo la Presidencia del General José Antonio
Páez, asumió la responsabilidad de su funcionamiento, lo separó totalmente del
Seminario y del Obispado y en decreto del 14 de enero de 1832, nombró rector al
Pbro. Dr. Ignacio Fernández Peña, para aprobar sus estatutos unos años mas tarde
y comenzar su funcionamiento.10
Durante todos los años trascurridos desde 1812 se suspendieron los estudios
médicos, en 1835 se inician gestiones para reactivarlos y fue el 2 de mayo de 1837
cuando se reanudan bajo la tutela del Dr. Cleto Margallo, graduado en la
7 Ob.cit. p. 43
8 Quintero, José Humberto ( 1976) La Universidad y sus moradas. Discurso pronunciado el 15 de
diciembre de 1956, en la inauguración del Edificio Central de la Universidad de Los Andes. Mérida.
Talleres Gráficos de la ULA, p 12.
9 Chalbaud Zerpa, Carlos. (2000) Compendio Histórico de la Universidad de Los Andes de Mérida
de Venezuela. Universidad de Los Andes. Vicerrectorado Académico. Mérida. Venezuela, p. 92
10 Ob.cit. p. 104
6. Universidad de Bogotá, quien la regenta hasta el 5 de agosto del año siguiente,
cuando renuncia y se muda a Caracas.11
Una nueva tentativa se acomete en 1841, pero la Dirección de Instrucción Pública
opuso requerimientos inalcanzables para la universidad provinciana. En 1852 se
reanuda la enseñanza médica a cargo de los Dres. Juan José Cosme Jiménez como
profesor de Anatomía y el Dr. Manuel Hernández Sosa, como profesor de Higiene,
ambos, graduados en la Universidad de Caracas, pero es en el año 1854, durante el
rectorado del Dr. Eloy Paredes, cuando se da un verdadero empuje a los estudios
médicos con la creación de la Cátedra de Obstetricia, las clases de Cirugía y Partos,
Semiología General y Medicina Práctica. Así pues, al Dr. Paredes se le reconoce
como el gran organizador de los estudios formales de Medicina.
En el año 1860, regresa Emeterio Fornés desde Caracas, donde se había licenciado
en Medicina, culmina acá sus estudios y obtiene el título de Doctor en Medicina,
siendo así el primer graduado en la universidad merideña. Nueve años después
egresa Jaime Picón, en 1872 Ramón Parra Picón, quien llegó a ser Rector de la
Universidad y en 1878 se borló Adolfo Briceño Picón.
En el año 1878, bajo la rectoría del Dr. José de Jesús Dávila, se reorganizan los
estudios formales de Medicina con Cátedras de Anatomía, Higiene, Semiología,
Terapéutica y Medicina Legal, Patología Interna, Cirugía y Obstetricia. Unos años
mas tarde, el 23 de septiembre de 1883, el Presidente Guzmán Blanco decreta dar
oficialmente el nombre de Universidad de Los Andes, pero la despoja de sus bienes
y facultades legales.
Los estudios de Anatomía requirieron de un Anfiteatro para las clases prácticas,
por lo que se habilita el antiguo convento de Santo Domingo ubicado en la Calle del
Sol, próximo al cementerio de El Espejo, lo que generó gran rechazo de los vecinos
y su reclamo ante el Prefecto, por el uso de cadáveres en estado de
descomposición. Los estudios continuaron con grandes dificultades hasta que en
1889, el Presidente del Estado de Los Andes, Carlos Rangel Garbiras, donó el
modelo anatómico de Auzoux, maniquí desarmable representativo del cuerpo
humano y sus órganos. El modelo se recibió en la ciudad como ilustre huésped y en
desfile de todo el Claustro, seguido por los estudiantes, empleados, parte de la
ciudadanía y a los acordes de la Banda del Estado, cubierto por el tricolor nacional,
fue entregado por el Gobernador y traído en hombros de los estudiantes hasta el
aula donde permanecería y donde lo esperaban solemnemente los profesores de
Anatomía. Toda la ciudad quiso verlo y tocarlo, por lo que el Rector Carracciolo
Parra dispuso su exhibición, se cobró un bolívar por hacerlo y con lo recabado, se
compraron materiales para dotar algunos laboratorios12.
La Escuela de Medicina fue cerrada en 1906 por el gobierno del General Cipriano
Castro y reabierta en 1928 y así permanece hasta hoy en que luce orgullosa toda su
11 Zuñiga Cisneros. Citado en: Spinetti Berti, Mario. XI Médicos Rectores de la ULA. Academia
Nacional de Medicina. XIV Congreso Venezolano de Ciencias Médicas. Marzo 2000. p 17
12 Marmol Luzardo, Joaquín. (1954) Discurso pronunciado el 31 de Julio de 1954 en el Acto
Académico conmemorativo del Primer Centenario de la Organización Funcional de los Estudios de
Medicina en la Universidad de Los Andes.