Un hombre se encuentra con una mujer que lleva una canasta con flores coloridas mientras caminan por un sendero. Él le pregunta a dónde va y ella dice que no sabe. Él le cuenta que perdió su propia canasta, llena solo de hojas mustias y abrojos, y que sus manos aún sangran de los cortes. Ella toma sus manos con ternura y le ofrece una flor bonita. Aunque su canasta también tiene espinas que hieren sus manos, no le importa. Ella lo toma de la mano y deciden buscar su canasta