El documento clasifica los valores éticos en cuatro categorías: valores públicos o cívicos como la igualdad y la libertad; valores privados o personales como la amistad y la felicidad; valores religiosos como la oración y la piedad; y valores morales como la honestidad, la solidaridad y la humildad. Estos valores éticos son estructuras de pensamiento que mantenemos en nuestro cerebro para guiar nuestra supervivencia y relaciones con los demás.