Los visigodos invadieron la Península Ibérica en el siglo V como aliados de Roma. Dominaron políticamente la región entre los siglos V y VI, copiando las instituciones romanas. En el siglo VII establecieron su capital en Toledo y alcanzaron su máximo esplendor. Sin embargo, su etapa finalizó en el año 711 con la invasión musulmana tras la batalla de Guadalete.