El documento resume la evolución histórica de la concepción del trabajo. Los griegos desvalorizaban el trabajo manual y lo veían como una limitación a la libertad. Con el tiempo, pensadores como Comte reconocieron que la división del trabajo conduce a la evolución social. La doctrina social de la Iglesia define el trabajo como cualquier actividad humana reconocida como tal, que distingue al hombre de otras criaturas y es signo de su humanidad y participación en una comunidad.