El documento discute cómo los medios de comunicación y las relaciones públicas han sido utilizadas para controlar y manipular la opinión pública. Walter Lippmann creía que la propaganda podría usarse para introducir ideas en el público que inicialmente no eran bien recibidas. Las relaciones públicas también han sido utilizadas para crear propaganda contra grupos como los huelguistas. Se sugiere que es necesario reinventar la historia para lograr la aceptación de acciones controvertidas al presentarlas como benéficas para el país.