1. Mejorar las Emociones Positivas
Extracto del Libro “dejar ir, el camino de la entrega” del Dr. DAVID R HAWKINS
(CAPITULO 3: ANATOMÍA de las EMOCIONES)
El corolario al dejar ir los sentimientos negativos es dejar de resistir los
positivos.
Todo en el universo tiene su opuesto; por lo tanto, en la mente, cada
sentimiento negativo tiene su contrapartida entre la pequeñez y la grandeza,
seamos constantemente conscientes de su existencia en un momento dado o
no.
Un buen ejercicio y muy esclarecedor es sentarse y observar la sensación
directamente opuesta a la negativa que estamos viviendo y empezar a dejar de
resistirnos a ella. Digamos, por ejemplo, que el cumpleaños de un amigo se
acerca y nos sentimos resentidos y mezquinos; por lo tanto, nos parece que no
deberíamos salir a comprar un regalo, y el día se acerca. Los sentimientos
exactamente opuestos son los del perdón y generosidad. Solo empezamos a
buscar los sentimientos de perdón en nosotros mismos y dejamos de
resistirlos. Al mantenernos en el dejar ir de nuestra resistencia a perdona a la
persona, a menudo es sorprendente que vienen en oleadas. Empezaremos a
reconocer que parte de nuestra naturaleza siempre ha tenido la voluntad de
perdonar y quiere hacerlo, pero no nos atrevimos a correr el riesgo. Pensamos
que parecería una tontería.
Pensamos que estábamos castigando a la otra persona manteniendo el
resentimiento, pero en realidad hemos estado suprimiendo el amor. En un
principio, podemos no sentir esto consciente y específicamente en relación a
nuestro amigo, pero empezaremos a notar que tenemos este aspecto en
nuestra personalidad. A medida que seguimos entregando nuestra resistencia a
amar, nos daremos cuenta de que dentro de nosotros hay algo que quiere
expresarse a través del compartir y el dar, dejando ir el pasado y enterrando el
hacha de guerra. Hay un deseo de hacer un gesto amistoso; queremos curar la
separación, reparar la herida, corregir el error, expresar gratitud, y tener una
oportunidad para hacer lo que pensaste que era una tontería.
El propósito de este ejercicio es encontrar en nosotros lo que sólo puede
describirse como la grandeza. La grandeza es el coraje para superar los
obstáculos.
Es la voluntad de pasar al nivel más elevado del amor. Es la aceptación de la
humanidad de los demás y tener compasión por su sufrimiento al ponernos
nosotros mismos sus zapatos. Del perdonar a los demás proviene nuestro
perdón y alivio de la culpa. La verdadera recompensa que obtenemos es la de
desprendemos de nuestra negatividad y elegir ser cariñosos; somos los únicos
que se benefician.
Somos los únicos que ganamos la verdadera recompensa. Con este
incremento de la consciencia de quiénes realmente somos viene la progresiva
invulnerabilidad al dolor. Una vez que compasivamente aceptamos nuestra
2. humanidad y la de los demás, ya no estamos sujetos a la humillación, la
verdadera humildad es parte de la grandeza.
Del reconocimiento de quiénes somos en realidad proviene el deseo de buscar
lo que es edificante. De él surge un nuevo significado y contexto de la vida.
Cuando ese vacío interior, debido a la falta de autoestima, es reemplazado por
el verdadero amor propio, autoestima y respeto, ya no tenemos que buscarla
en el mundo, porque la fuente de la felicidad está en nosotros mismos. Y
caemos en la cuenta de que no puede ser suministrada de ningún modo por el
mundo. Ninguna riqueza puede compensar una sensación de pobreza interior.
Todos sabemos de muchos multimillonarios que tratan de compensar su
sensación interior de vacío y falta de valor interior. Una vez que hemos
contactado con este Ser interior, esta grandeza interior, esta plenitud interior,
alegría y verdadera sensación de felicidad, hemos trascendido el mundo. El
mundo es ahora un lugar para disfrutar, y ya no estamos tomando partido por
el. Ya no estamos en su efecto.
Al utilizar estas técnicas de renunciar a lo negativo y entregar la resistencia de
lo positivo, más pronto o más tarde nos encontramos en una repentina y
completa consciencia de nuestra verdadera dimensión. Una vez que esto se ha
experimentado, nunca será olvidado. El mundo nunca nos intimidará de nuevo
como una vez lo hizo. Es posible que continuemos acatando las formas del
mundo por puro hábito, pero el instinto interior, la vulnerabilidad interior, y la
duda interior se han ido ahora. Externamente, el comportamiento puede
parecer el mismo, pero, internamente, las causas para ello son ahora
totalmente diferentes. El resultado final de manejar conscientemente las
emociones es la invulnerabilidad y la imperturbabilidad. Nuestra naturaleza
interior está ahora a prueba de balas. Somos capaces de ir por la vida con
equilibrio y gracia.