La lechera llevaba su cántaro al mercado contenta con su suerte. Iba pensando en vender la leche y comprar huevos para criar pollos y venderlos, comprar un cerdo y engordarlo para venderlo. Con el dinero compraría una vaca y un ternero. Saltando de alegría por sus planes, el cántaro se cayó y se rompió, arruinando sus sueños.