Este documento resume y analiza un libro de la etapa marxista de Fausto Reinaga titulado "Mitayos y Yanaconas". En él, Reinaga aplica un análisis marxista a la sociedad inca y colonial para comprender el presente de Bolivia. Aunque niega la existencia de clases sociales en el Tawantinsuyu, su obra busca explicar cómo el pasado influye en las actuales estructuras de poder y marginación en el país. El autor también contrasta su pensamiento con las recientes tendencias indigenistas que enfatizan lo espirit
os compañeros me encargaron que
armara algo que tuviera que ver con
el tema de Poder Popular.
Tema complejo si los hay, me atajo
de entrada, lo que hice fue un recorte, como todo recorte fue una cuestión selectiva, me pareció que lo primero que había que hacer era recorrer la historia del concepto, ¿de
dónde arranca esta idea de Poder
Popular? o las cuestiones que se asemejan, y llegar a la actualidad. Así
que lo primero que quería plantear
era hacer un recorrido histórico. Y lo
segundo era ubicarnos en la actualidad y ver ¿cuáles son las concepciones actuales acerca de este tema de
la discusión del poder?, desde los que
plantean el asalto al poder hasta los
que plantean el Antipoder o el
Contrapoder. Y a los que plantean el
Poder Popular. Poder comparar, ya los
vamos a ver, estas tres visiones. Y ahí
meternos un poco en el debate sobre
la base de los que ustedes ya discutieron y elaboraron en los grupos,
colectivamente. Así que arrancaríamos por la parte histórica, si les parece.
Primer tema: hay en general respecto
Thwaites Rey y Tzeiman - Poulantzas en América Latina en libro.pdfMabelThwaitesRey1
El presente trabajo tiene por objeto rescatar la figura de Nikos Poulantzas (1936-1979), bajo la hipótesis de que algunos de sus desarrollos teóricos más relevantes, en particular los que hacen al análisis del Estado capitalista y a la reflexión sobre las estrategias emancipatorias al interior de la tradición marxista, resultan pertinentes para pensar los procesos políticos en América Latina. El trabajo consta de cinco secciones, además de esta breve introducción. En la primera de ellas reconstruiremos sucintamente la recepción y el recorrido de la obra de Poulantzas en América Latina. En la segunda, desarrollaremos algunos de sus aportes al pensamiento político marxista a la luz de las transformaciones producidas en nuestra región en los primeros quince años del Siglo XXI. En la tercera, recordaremos las ideas principales del capítulo final de Estado, poder y socialismo (de aquí en adelante, EPS) para referirnos a su vigencia y a su potencial como estrategia política. En la cuarta, recogeremos algunas contribuciones teóricas formuladas de forma reciente por Álvaro García Linera, Vicepresidente de Bolivia, sobre el fenómeno estatal, que remiten con claridad a la obra de Poulantzas. Y por último, cerraremos este trabajo con algunas palabras finales a modo de conclusión.
Autodeterminación mapuche jose mariman introduccion al libro- (v)Eugenia Fernandez
Este texto se propone una lectura comprensivo-aclaratoria, clasificatoria y comparativa de las ideas políticas de los mapuche autodeterministas, con la idea de ayudar a clarificar y distinguir, a cualquier lector interesado en seguir el antagonismo Estado versus minorías nacionales en Chile, los detalles de un pensamiento político mapuche en desarrollo. Pensamiento que junto con ser la novedad de los tiempos, muestra una voluntad de autoafirmación política que no estaba presente antes, al menos bajo la forma de búsqueda de empoderamiento.
Warista. Marlene Rojas Ramos, 8 años...¿Por qué la mataron? (Pulso Nro 216, S...Wilmer
Warista. Marlene Rojas Ramos, 8 años...¿Por qué la mataron? (Pulso Nro 216, Septiembre - Octubre 2003).
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Huarina, Achacachi, Warista y Sorata..El plan "Añatuya" una red comunitaria.
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OCTUBRE NEGRO
El Alto, 11 años MAS de impunidad y postergación.
Un articulo de Pablo Velásquez Mamani haciendo un balance a los 11 años del desarrollo de la guerra del gas en Bolivia.
La Unidad Eudista de Espiritualidad se complace en poner a su disposición el siguiente Triduo Eudista, que tiene como propósito ofrecer tres breves meditaciones sobre Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. En cada día encuentran una oración inicial, una meditación y una oración final.
Documento sobre las diferentes fuentes que han servido para transmitir la cultura griega, y que supone la primera parte del tema 4 de "Descubriendo nuestras raíces clásicas", optativa de bachillerato en la Comunitat Valenciana.
SEMIOLOGIA DE HEMORRAGIAS DIGESTIVAS.pptxOsiris Urbano
Evaluación de principales hallazgos de la Historia Clínica utiles en la orientación diagnóstica de Hemorragia Digestiva en el abordaje inicial del paciente.
1. “Cara a cara con este hombre que es ‘diferente de él ’, el blanco necesita defenderse. En otras palabras, necesita
personificar al otro. El otro se convertirá en la mayor de sus preocupaciones y deseos”. Frantz Fanon
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Mitayos y Yanaconas:
La etapa marxista de
Fausto Reinaga
Pedro Portugal Mollinedo
Este artículo fue originalmente publicado en el periódico digital Pukara Nº 82:
austo Reinaga ha
sido y seguirá
siendo un emblema
en la causa indianista.
Pero para que una figura
tenga injerencia en lo real
se requieren varios
elementos. El
pensamiento es una parte
importante pues a partir
de este se plasman
acciones, pero las
acciones —y en particular
la acción política—
requieren de una
permanente adecuación
de las ideas generales a
la práctica concreta.
Cuando estudiamos las
obras de Fausto Reinaga
constatamos diferentes
etapas: la marxista, la
indianista y la amautista.
No puede haber
contradicción radical
entre esas diferentes
producciones, pues ello
comprometería la validez
del pensamiento y de la
persona que lo produce.
Ello no quiere decir que
las tres etapas sean
indistintamente
coherentes o igualmente
útiles. Lo que haremos
aquí es comentar una
obra emblemática de su
etapa marxista y
brevemente vincularla
con su posterior
producción.
Soy de quienes piensan
que la mejor producción
de Fausto corresponde a
su etapa indianista, pero
ésta es producto de su
momento marxista; luego,
es importante conocer
esa etapa, por lo que
saludo la reedición de
este libro. La obra
cumbre de Reinaga es La
Revolución India; surgen
después otras que a mi
modo de ver son
decadencia del
pensamiento de este
ideólogo. Algunos
analistas califican incluso
a la etapa amautista de
“frustración y
degeneración” del
pensamiento
reinaguista1. Pero, si de
frustración se trata, esta
rebasa la producción del
ideólogo implicando a las
formas políticas en que
quiso plasmar su
pensamiento: el
indianismo y el katarismo,
lo que es un tema distinto
al que ahora comentamos.
1 Juan Manuel Poma
Laura. Fausto Reynaga o
la frustración del
programa indio. Textos
Marxistas, Bolivia, 2011.
Una de las obras de su
etapa marxista es Mitayos
y Yanaconas, libro
recientemente reeditado,
donde tenemos en
germen lo que
desarrollará
posteriormente en la
Revolución India; por
ejemplo, el tema de qué
es Bolivia y si somos o no
bolivianos. Reinaga
justifica su trabajo
indicando que “… es
F
2. “Cara a cara con este hombre que es ‘diferente de él ’, el blanco necesita defenderse. En otras palabras, necesita
personificar al otro. El otro se convertirá en la mayor de sus preocupaciones y deseos”. Frantz Fanon
2
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necesario e
imprescindible estudiar
sociológicamente el
periodo incaico primero,
y el feudalismo colonial,
después (porque) la
República no es más que
una mezcla de elementos
supervivientes de estas
dos sociedades, y una
avasalladora y letal
intromisión
imperialista”2. Esta
fundamentación es
importante. Bolivia no ha
terminado de constituirse,
no tenemos una nación,
tenemos Estado (ahora en
versión plurinacional) sin
tener Nación. No se
concretizó la nación por
el trauma de la conquista,
de la invasión y la
agresión del coloniaje
español tuvo un primer
fruto en el feudalismo
colonial, que de muchas
maneras se mantiene
hasta ahora.
2. Fausto Reinaga.
Mitayos y Yanaconas,
Segunda Edición, Oruro
2012, p. 11
La inexistencia de nación
(que no puede ser
subsanada con una
supuesta plurinación)
genera una situación
espuria caracterizada por
instituciones ficticias,
pirámides sociales
racializadas, fraudes y
marginamientos. Para
entender esta realidad
debemos remontarnos al
pasado. Por ello Reinaga
analiza el incario y el
feudalismo colonial, con
una mirada que no
corresponde a la visión
de quienes hacen
arqueología social; es
decir, excavar para
encontrar y exhibir lo que
no molesta políticamente
y justifica la posición de
dominio del investigador.
Eso es el indigenismo, en
el que están confundidos
todas las tendencias
políticas: marxismo,
neoliberalismo, y ahora
pachamamismo. A ellos lo
que les une es el folklore
y el pasado, porque el
pasado no molesta, el
folklore entusiasma y
ambos sirven de cemento
artificioso de la ficción
boliviana. Fausto evoca el
pasado en la medida que
este tiene una injerencia
en el presente y sirve
para formular propuestas
políticas, que las
expondrá, justamente, en
la Revolución India.
En su análisis Reinaga
adhiere al método
marxista. Él indica que la
esencia del indio
boliviano es la forma
económica del ayllu. El
incanato fue la manera
como el ayllu encontró
niveles superiores de
expresión. Esa economía
tenía varias
características, una de
ellas el excedente. Según
este autor la sociedad
inca era una sociedad de
abundancia, no de
precariedad. En la
actualidad existe en las
ciencias sociales una
interpretación según la
cual las sociedades de
abundancia serían las
sociedades sin Estado3.
Lo que nos muestra
Reinaga es que a través
de la organización estatal
se da el excedente y este
es producto del trabajo,
la técnica y de actos
económicos y no obra de
cosmovisiones o poses
místico esotéricas.
3. Por ejemplo Pierre
Clastres en La Societé
contra L’Etat.
La relación entre trabajo,
técnica y sociedad la
ilustra el autor con una
observación de Enrique
Trujillo Bravo en 1936: un
canal de más de setenta y
nueve kilómetros de
recorrido que cerca de la
localidad de Carhuaquero
atraviesa una estribación
describiendo una curva
que es un arco de círculo
perfecto de más de dos
kilómetros de desarrollo.
Una zanja de más de diez
metros de profundidad
por otros tantos de ancho,
con taludes perfectos,
conservando un ángulo
constante de desviación.
Eso no se hace al tanteo.
Necesita conocimientos
sistematizados y técnicas
aplicadas: requiere una
3. “Cara a cara con este hombre que es ‘diferente de él ’, el blanco necesita defenderse. En otras palabras, necesita
personificar al otro. El otro se convertirá en la mayor de sus preocupaciones y deseos”. Frantz Fanon
3
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ingeniería. En la
alternativa de atribuir esa
obra a superhombres
atlantes, turistas
extraterrestres, vikingos
rezagados en nuestro
territorio u otras ficciones
(de entonces, como de
ahora), el autor asigna
esa obra a los hombres y
a la organización social
en la que vivían.
Con esa referencia
Reinaga analiza la
cuestión agraria en el
incario: Son los elementos
materiales las que han
producido abundancia en
la sociedad incaica. Los
quipus lo interpretan
como una herramienta
estadística, refiriéndose a
la disciplina que había en
esa época en la Unión
Soviética. La vida social
está subordinada al acto
económico.
A pesar de su adscripción
al análisis marxista,
Reinaga niega la
existencia de clases
sociales en el incario.
Admite la existencia de
estamentos, como
característica de toda
sociedad primera
teocrática. El autor, en mi
opinión, crea él mismo un
escollo en su análisis,
obstáculo que redundará
en su opinión sobre los
mitayos y yanaconas,
como veremos más
adelante.
El procedimiento de
Reinaga parece, en este
caso, embellecer el caso
que estudia porque así
conviene al impulso
movilizador ideológico.
Se atribuyen virtudes y se
omiten vicios, error que
embaraza la investigación
social y estorba el análisis
político. Negar defectos
en el incario —si defecto
puede ser que existan
clases sociales— será un
procedimiento que los
indianistas generalizaran
en los años 70 y 80 a todo
el espectro del ser indio.
Atribuir sólo virtudes a
una experiencia histórica
o social, obliga
argumentar artificios, lo
que crea un círculo
vicioso que enajena la
realidad, pues esta es
necesariamente
imperfecta y más aún una
realidad colonial como la
que vivimos, en donde
tenemos que ver nuestros
defectos, nuestras taras y
deformaciones, como
condición para poder
solucionarlas.
En el libro que
comentamos, Fausto
Reinaga insiste en el rol
central del Estado. El
Estado Inca satisfacía las
necesidades del pueblo.
Era un Estado
redistribuidor. Citando a
Valcárcel, quien a su vez
se sustenta en los
Cronistas, indica cómo en
los Raymis el Inca
distribuía ropas al
pueblo: menos lujosas a
unos y más lujosas a
otros. Ese rasgo
redistributivo del Estado
incaico parecería que ha
quedado impregnado en
sus descendientes hasta
nuestros días. Empero, al
haber desaparecido ese
Estado y sobrevivido la
base humana del mismo,
lo que podía haber sido
un elemento positivo en
las condiciones del
incario, se convierte en
algo negativo y
constitutivo de la
opresión colonial. Ahora
pedimos al Estado
Colonial que redistribuya
como redistribuía el Inca.
Por eso nos gustan los
bonos y exigimos regalos
al gobierno —como las
famosas canchas de
césped sintético de Evo
Morales— a cambio de
nuestra sumisión política.
Si nuestro Estado es
solamente sobrevivencia
y nostalgia quienes lo han
usurpado utilizarán
siempre sus elementos
para dominarnos y
envilecernos.
La obra de Reinaga en su
primera etapa nos
permite constatar la
diferencia del indianismo
con lo que ahora, sobre
todo en esferas del
oficialismo, se trata de
contrabandear como
pensamiento indígena:
Fausto Reinaga está en las
4. “Cara a cara con este hombre que es ‘diferente de él ’, el blanco necesita defenderse. En otras palabras, necesita
personificar al otro. El otro se convertirá en la mayor de sus preocupaciones y deseos”. Frantz Fanon
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antípodas del
pachamamismo. En la
producción de Reinaga,
así como en los
documentos históricos
indianistas y kataristas, no
se encuentra el ahora
famoso suma qamaña
(“Vivir Bien”). ¿Qué
encontramos en Fausto
Reinaga?: Un esfuerzo
racional de comprensión
y una voluntad política de
cambio, que son los dos
elementos de toda
transformación.
¿En qué constatamos ese
distanciamiento? Por
ejemplo en el tema de la
coca. Ahora es común y
vulgar el culto a la coca.
Aquello que era un
elemento de
reivindicación étnica y
cultural se ha pervertido,
ha perdido su sentido al
adquirir virtudes falsas en
provecho de un sector de
productores de esa hoja,
cuyo dirigente principal
es presidente de Bolivia.
Reinaga indica que en la
época de los incas: “La
coca era la hoja sagrada,
cuyo uso apenas podíase
permitir en los ritos
religiosos solamente; por
tanto, su consumo nunca
se generalizó en el
incanato” (p. 21) La
dominación colonial
propagó su consumo,
primero como sustituto
del alimento para los
mineros, y ahora porque
nuestra coca tiene un
valor agregado, que se
llama cocaína. En obras
posteriores, la condena
de la actual coca es más
contundente:
Refiriéndose a la
degradada situación del
minero escribe: “…indio-
minero analfabeto,
ignorante, embrutecido
por el trabajo bestial, por
el alcohol y la coca”. 4
(Fausto Reinaga. La
Revolución India.
Ediciones PIB, 1969. P.
133)
Otro distanciamiento: Es
reciente la tendencia de
equiparar la causa
indígena a un movimiento
“espiritual”, en lo que
vemos la impronta
posmoderna de algunos
teóricos. Reafirmando su
adscripción al análisis
marxista, Reinaga
interpreta a la moral y a la
religión como
superestructura. Él
indica: “La moral, toda
ella, estaba contenida en
la pragmática o evangelio
ético-jurídico, vale decir,
la santa trinidad incanista:
ama kjella, ama súa, ama
llulla —ni holgazán, ni
ladrón, ni mentiroso—
este sabio apotegma,
como todo fenómeno
ideológico, emergió de la
vida económico-social”
(p. 33). “Como todo lo
incario, más se
preocupaba del reino de
la tierra que del reino de
los cielos. (…) En el alma
incanata no moraron
ideas teogónicas o
metafísicas absurdas”. (p.
35) Esa “metafísica
absurda” que execraba
Reinaga es hoy para
muchos sello y marca de
la identidad indígena.
Iniciando su capítulo
“Lucha de Clases” en el
libro que comentamos,
Reinaga escribe: “El
feudalismo americano,
también debía estar
sujeto a las causas
directrices, a las leyes
generales de la evolución
de la sociedad humana. El
determinismo dialéctico,
aquí, como en cualquier
parte y tiempo,
necesariamente había de
operar también.” (p. 86).
Sin embargo, como vimos
antes, niega esa
universalidad, en su
dimensión clasista, a la
sociedad inca. Esa cita,
sin embargo, nos ilustra
sobre la vocación
cientísta del pensamiento
de Fausto Reinaga. Al dar
su opinión sobre un
debate de esa época —si
fue o no comunista el
Imperio de los Incas—
Reinaga señala,
apoyándose en Hegel: “la
ciencia está por encima
de las pasiones y los
intereses de los hombres.
La Ciencia Social en el
caso presente, tiene un
objeto: descubrir la
realidad —la razón, la
verdad—. Y la realidad
5. “Cara a cara con este hombre que es ‘diferente de él ’, el blanco necesita defenderse. En otras palabras, necesita
personificar al otro. El otro se convertirá en la mayor de sus preocupaciones y deseos”. Frantz Fanon
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pese a quien pese vive y
se impone. ‘Lo que es
raciona es real; y lo que
es real es racional’.” (47)
¿Por qué es importante
releer Mitayos y
Yanaconas? Entre otras
razones porque
evidenciamos la
diferencia entre los
elementos fundadores del
indianismo y lo que
actualmente el
posmodernismo teórico y
el pachamamismo
oficialista quieren hacer
pasar como verdad del
pensamiento y lucha
indígena. El origen del
indianismo es ese
racionalismo, que puede
parecer incluso secante y
rancio, pero que
corresponde a las
expectativas y a los
esquemas culturales
andinos. Ese impulso
creador —el indianismo—
fue abortado, incluso por
su mismo fundador, pero
se mantiene como
alternativa,
especialmente ahora que
estamos inundados de
absurdos posmodernos
cuyos postulados,
empero, se han
demostrados inútiles y
perjudiciales, ayudando
en esa demostración el
fiasco de su aplicación
política por el actual
gobierno de Bolivia.
¿Cómo, entonces,
debemos encarar ese
desafío? Fausto Reinaga
tiene, a mi modo de ver,
una frase muy
interesante: “Los incas
era un pueblo feliz a su
manera y en su tiempo”.
(p. 22). (Las cursivas son
mías) Si se estudia la
sociedad inca es porque
puede ayudarnos a
resolver nuestro
problema
contemporáneo, no es
para identificarnos con
ese tiempo, no para
“volver atrás”). Tenemos
que dominar a nuestra
manera nuestro tiempo.
Dominar las ideas
actuales, dominar la
tecnología que está
vigente, dominar los actos
económicos
contemporáneos y
dominar las alternativas
políticas que hay. Y si no
hay una alternativa
política, entonces
tenemos que crearla.
Todo eso podremos
hacerlo viviendo en
nuestro tiempo.
Reinaga no tiene una
actitud beata y de boato
sobre nuestro pasado.
Admite que había
problemas en el incario:
“Teocrático y despótico
fue ciertamente el
régimen inkaico. Pero
este es un rasgo común
de todos los regímenes
de la antigüedad. Todas
las monarquías de la
historia se han apoyado
en el sentimiento
religioso de sus pueblos.
El divorcio del poder
temporal y del poder
espiritual es un hecho
nuevo. Y más que un
divorcio es una
separación de cuerpos…”
(pp. 60, 71). Es decir, no
se puede pensar
responsablemente en
recrear una teocracia, aun
cuando eso hiera las
sensibilidades
pachamamistas. Se trata
de pensar en Nuestro
Estado —un Nuevo
Estado— de acuerdo a los
condicionamientos y los
tiempos que vivimos.
Para ello es necesario
replantearnos el tema de
la técnica, la ciencia y el
desarrollo, tan
denostados por el
posmodernismo
pachamamista. “Los
amautas tenían poderes
mágicos extraordinarios
por el sólo conocimiento
de la Botánica y su
utilización en bien de la
salud pública” (p. 40),
indica Reinaga. Es decir,
era el conocimiento real,
racional, objetivo, de la
esencia de las plantas lo
que daba poder al
“sabio”, poder que se lo
puede llamar mágico sólo
como hipérbole. Sin
embargo, la magia, en su
sentido nato, se quiere
endilgar como
característica cerebral
indígena. En realidad la
contradicción entre
6. “Cara a cara con este hombre que es ‘diferente de él ’, el blanco necesita defenderse. En otras palabras, necesita
personificar al otro. El otro se convertirá en la mayor de sus preocupaciones y deseos”. Frantz Fanon
6
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pensamientos mágico y
saber racional es una
característica del
occidente, no nuestra.
Reinaga escribe: “Desde
luego (en el incario) se
supo, que el cerebro era
el generador de las
facultades mentales. Hay
más. Llegaron a precisar
las funciones de las
diversas partes
constitutivas de la masa
encefálica, a localizar,
como ahora diríamos, los
centros psico-físicos (del
cerebro)…” (p. 41).
Como indica el autor,
“…la ciencia incaica no
era aquella de
Aristóteles”. (p. 32), pero
indudablemente ambas
bebían de aguas
comunes. Es decir, no se
discuten los fundamentos
del conocimiento —que
son comunes—, sino las
formas sociales y los
objetivos políticos de
esas ciencias —que son
particulares—.
Hablemos algo de los
cambios de sistema, del
progreso. Porque, ahora,
el progreso es otro
concepto mal visto por
algunos. Ellos
fundamentan su devaneo
en una suposición: que el
indígena tenga una
naturaleza radicalmente
diferente a la del resto
del mundo. Fausto
Reinaga asume el cambio,
aunque lo ejemplifica en
sentido involutivo. Para él
los incas eran perfectos,
pero la llegada de los
españoles coincidió con
un momento de reculada.
Los españoles
encontraron una sociedad
en regresión cuya
principal manifestación
fue la aparición de
mitayos y yanaconas.
Para Fausto Reinaga
mitayos y yanaconas son
negativos en el incario y
perjudiciales en el
coloniaje, pues los
españoles utilizaron esas
instituciones contra
nuestro pueblo: en la mita
de la explotación minera
y a los yanaconas como
servidumbre. Sin
embargo, otras
investigaciones nos
aportan elementos para
matizar esa idea. Es cierto
que la mita ha sido
utilizada por el español
para explotar al indio en
la mina; pero las grandes
obras públicas del
incario, los caminos y
acueductos que
asombraban tanto a
Reinaga como a nosotros,
fueron realizadas
mediante el esfuerzo
común utilizando el
principio de la mita. Es
una cosa muy diferente
que el coloniaje haya
utilizado la mita para
denigrar y para explotar
y otra la función que tuvo
en el incario.
Pero la discusión más
interesante se centra en
los yanaconas. Algunas
investigaciones nuevas,
como las que inicia
Bernardo Corro, y sobre
todo trabajos de Laura
Escobari de Querejazu,
demuestran que el origen
de los artesanos en la
Colonia eran los
yanaconas. Es decir, el
yanacona no sería el
elemento servil, sino la
mano de obra
especializada, el
elemento técnico del
último período inca que
fue el germen del
artesanado en la colonia y
en la República. Ello
supone, en la sociedad
inca, una división del
trabajo y un saber manual
técnico que implica, a su
vez, un conocimiento
abstracto.
Para terminar hay que ver
de qué manera las ideas
de Reinaga en Mitayos y
Yanaconas, prefigura las
ideas políticas
desarrolladas en La
Revolución India. Reinaga
no es un pensador “de
por sí”, sino que su
vocación fue la de influir
en el curso de los
acontecimientos. Por
tanto, la valoración de sus
ideas está en relación con
el efecto que tienen estas
en el ser social. Esto es
importante, pues cuando
habla de la rebelión de
los Amarus indica que
7. “Cara a cara con este hombre que es ‘diferente de él ’, el blanco necesita defenderse. En otras palabras, necesita
personificar al otro. El otro se convertirá en la mayor de sus preocupaciones y deseos”. Frantz Fanon
7
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había varias fases: “La
segunda y tercera fase de
la revolución, es decir, la
revolución política,
estaba claramente
concretada en la captura
del poder estatal”. (Las
cursivas son mías). (p,
104). En este sentido, si
asumimos que el valor del
pensamiento de Fausto
Reinaga se mide en la
concreción del Poder
Indio, sus periodos
relevantes son el marxista
y el indianista, pues son
los que tratan justamente
de ello, siendo su etapa
amautista una
degeneración fruto de los
fracasos objetivos que
tuvo Reinaga —como
persona y como
pensamiento— en lograr
ese objetivo. Y la idea de
Poder es desarrollada
sobre todo en La
Revolución India, en
formas y contenidos que
nada tienen que ver con
el cosmovisionismo
posmoderno o con las
artimañas de las
autonomías, tal como está
formulada en el incienso
del famoso Convenio 169
de la OIT.
¿Por qué abandona Fausto
Reinaga el marxismo e
incursiona en el
indianismo? Seguramente
Reinaga no abandona el
marxismo, sino que el
marxismo lo abandona a
él. Las conclusiones a que
llega Reinaga debían,
ineluctablemente,
propiciar su ruptura con
el marxismo. No como
herramienta de
conocimiento, ni como
método de análisis, sino
como realidad
sociológica y política. Las
obras de Reinaga
demuestran cómo una
casta se ha enseñoreado
sobre el proyecto
nacional boliviano; casta
excluyente, pero anodina
y limitada en sus logros,
pero eficaz y feroz en
defender sus “derechos”,
aun a costa de la
mediocridad del proyecto
político sobre el que se
enseñorea. Reinaga
caracterizará: “En este
pueblo infeliz, la nación
es ficta, cuando más es
una ‘nación en larva’. Y
ese Estado ostenta un
‘vacío de poder’, es un
Estado sin poder”. (La
Revolución India. P. 178).
Es pues la casta criolla
con ropaje marxista quien
convierte a Reinaga en su
enemigo. El ideólogo
indio no sabrá distinguir
una cosa de otra —la
especificidad de una
ideología, de una
herramienta de análisis y
el usufructúo que hacen
de ella hace los señores
de la situación colonial—
y confundirá la ruptura
con aquel como si fuese
un agravio a éstos. Ello se
repetirá con todas las
ideas que él,
paulatinamente, verá
como agresoras y
espurias: el cristianismo,
el nacionalismo, la
filosofía griega, la física
de Einstein, etc.,
confinándolo en un
proceso en el que
terminará renegando
incluso del indianismo,
confinándose en un
solipsismo iluso y
aberrante, el que
corresponde a su etapa
amautista.
Sin embargo, y quizás
paradójicamente a causa
de lo anterior, el
pensamiento de Fausto
Reinaga es vigente e
ineludible en un proyecto
descolonizador. Citando a
Valcárcel, escribe en el
libro que comentamos:
“…el indio del siglo XVII,
como el de XX, ‘espera’,
Tiene una meta”. Para el
indio del siglo XXI es la
misma espera, es la
misma meta… y será éste
seguramente quien
consiga lograrla y
alcanzarla. (p. 112).