La NASA descubrió que faltaba un día en sus cálculos astronómicos. Investigando la Biblia, encontraron que Josué 10:13 describe cómo Josué pidió a Dios que detuviera el sol durante casi un día completo, resolviendo la falta de 23 horas y 20 minutos. También encontraron que en 2 Reyes 20:8-11, el sol retrocedió 40 minutos a petición de Isaías, completando las 24 horas faltantes. La Biblia probó ser científicamente precisa y resolvió el problema de la NASA.