La energía es un bien cada vez más vital para la sociedad. A los posibles efectos contaminantes derivados de su obtención, se añaden el incremento de los precios de los combustibles fósiles y su escasez, haciendo de la energía un bien cada vez más costoso. El ahorro de esta energía no solo repercute ya en los bolsillos de cada consumidor sino en una nueva conciencia de consumo.