El primer debate presidencial entre Romney y Obama fue dominado por Romney, quien se mostró fuerte y agresivo, mientras que Obama parecía nervioso y a la defensiva. Aunque Romney tuvo un buen desempeño, no logró dar el golpe definitivo para asegurar su victoria. Tras el debate, Obama acusó a Romney de mentir y dijo que el Romney del debate no reflejaba al verdadero candidato.