El documento discute el potencial de la tecnología para mejorar la educación al apoyar cuatro conceptos claves: participación activa del estudiante, interacción frecuente entre maestros y estudiantes, participación en grupos y conexión con el mundo real. También describe algunas herramientas tecnológicas como pizarras digitales interactivas y lápices digitales que permiten a los estudiantes escribir, repasar vocabulario y trabajar en grupos, mejorando así su aprendizaje.