El ejército romano estaba compuesto por hombres profesionales de todas las partes del imperio dedicados a luchar y defender Roma. Usaban formaciones como la tortuga para protegerse con escudos durante las batallas. Los soldados romanos estaban equipados con cascos, corazas, lanzas, sandalias y espadas cortas llamadas pugios. Debían ser fuertes para marchar largas distancias con armadura llevando su escudo, comida y equipo de campamento.