Este documento contrasta las escuelas tradicionales y progresistas en términos de sus enfoques hacia la libertad, la actividad del estudiante, y lo concreto versus lo abstracto. La escuela tradicional promueve la pasividad, la obediencia, y se centra en temas abstractos del pasado. La escuela progresista fomenta la libertad creativa, la convicción interior, y utiliza temas concretos cercanos a la experiencia del estudiante.