La observación es algo mágico, es el estado más libre y trascendental con el que podemos distinguir lo que somos, de lo que hemos creído que somos. Los humanos hemos afrontando —aunque no seamos conscientes de ello— un añejo problema de identidad provocado por la “mente”, que nos ha confundido al hacernos creer que nuestra personalidad es nuestro Ser; bajo estas condiciones nos ha manejado como si estuviéramos poseídos por ella. A la medida en que afirmamos a la mente como nuestra verdadera identidad, más energía le otorgamos y más se erige como sustituto de nuestro verdadero Ser; no obstante, se nos presenta la posibilidad de reubicarla en el lugar que le corresponde si aprovechemos el maravilloso recurso de la observación. El Espíritu Supremo del hombre permanece intacto más allá de su sino, es un mero observador, todo lo percibe, todo lo padece, da inspiración: se le conoce como el Señor Supremo, Soberano del Alma. Bhagavad Gita, XIII- 2 www.frecuenciaom.com tv Guadalajara