El documento discute el problema de la obsolescencia programada, donde los fabricantes insertan chips en productos como impresoras para que dejen de funcionar después de un cierto número de usos. Esto hace que las personas reemplacen los productos con mayor frecuencia a pesar de que todavía funcionan, solo para beneficiar las ganancias de las empresas. El autor opina que las personas deberían ser más felices con solo lo que necesitan y menos centrados en tener los bienes más nuevos, para obligar a las empresas a cambiar sus estrategias de mercado.