1. OLFATO, MEMORIA Y ALZHÉIMER
La enfermedad de Alzhéimer sigue siendo una de las que más temor
ocasiona, porque afecta severamente a la memoria, la orientación en el
tiempo y el espacio, las relaciones sociales o incluso el poder reconocer a
los familiares. Al final la consecuencia es la progresiva dependencia del
afectado.
El alzhéimer hoy por hoy no se cura, eso lo sabemos. Pero también es
verdad que podemos hacer muchas cosas por nuestro cerebro, incluso
cuando ya se tiene un diagnóstico preliminar. Es lo que conocemos como
estimulación cognitiva, o lo que es lo mismo, mantener el cerebro activo
con distintos tipos de ejercicios y tareas que nos obliguen a pensar. Y
sabemos que cuanto antes se empiece, mejor. Por lo tanto, sería
interesante que los diagnósticos se pudieran dar en fases tempranas de la
enfermedad. Uno de los síntomas que parece encontrarse al inicio es la
alteración del olfato, que se observa ya en personas con deterioro
cognitivo leve. Pero, los problemas olfativos, ¿se relacionan de alguna
forma con los problemas cognitivos presentes en el alzhéimer?
Como hemos visto, empezar pronto a trabajar con el cerebro puede
enlentecer el progreso de la enfermedad. No esperes a tener un
diagnóstico y cuida tu cerebro desde hoy mismo.