El documento es una colección de poemas y reflexiones cristianas que hablan sobre la presencia de Dios y Jesús en nuestras vidas a través de la Eucaristía, la oración y el amor. Alientan a los lectores a enfocarse en el presente y vivir cada momento para Dios.
2. SEÑOR, PERMITE QUE TE HABLE HOY
DEL DULCE ENCUENTRO QUE ME CAMBIÓ,
LA HORA FELIZ EN QUE YO ESCUCHÉ
TUS PALABRAS DE AMOR.
1.-Tú, que me creaste por amor,
me llamaste a ser hijo de Dios.
De tu vida yo quiero vivir
y tu paz compartir.
2.-En silencio te quiero escuchar,
en mi corazón que es tu hogar.
Con mi fe yo te puedo encontrar
y por ti dejarme amar.
3.-Oh, Jesús, amigo de verdad,
quiero serte fiel hasta el final.
Quédate conmigo en el Pan:
te buscaré sin cesar.
3. Pensemos…
¿Qué es nuestra vida, aunque
llegáramos a tener 100 años…?
¿Qué son los miles de años que
pueda durar el mundo…?
Para la mirada de Dios, lo que
cuenta es el eterno presente, la
eternidad… el tiempo que no
tiene fin. Dios nos ha destinado a
este tiempo que no tiene fin, y,
en su Proyecto, estamos
destinados a pasar, en Él y con Él,
este tiempo que no acabará,esta
eternidad, esta inmortalidad para
la que nos ha creado.
4. ¡La gran Esperanza es Dios! ¡La gran
Esperanza es la eternidad! ¡Dios nos ve
desde esta realidad eterna, mientras que
nosotros no vemos más que las
apariencias! Dios quiere compartirnos su
mirada, quiere despertar nuestra
Esperanza en esta realidad eterna, en la
realización de nuestra vocación, de la
finalidad de la creación… Quiere
compartirnos su Proyecto y nos lo va
descubriendo poco a poco… No nos mira
sólo a cada uno de nosotros, sino al
mundo entero. ¡Nos creó para la
eternidad, para la Trinidad!
Esto es en pocas palabras el proyecto de
Dios. ¡La gran Esperanza es Dios, la
Eternidad!
5.
6. Los hombres, por el pecado,
rompemos el vínculo de amor
que nos une a Dios. Pero el
pecado conmovió las entrañas
de Dios, y de sus entrañas de
Padre surgió un acto de Amor,
el gran acontecimiento no
sólo de la historia del mundo
sino de la historia divina:
“Tanto amó Dios al mundo
que le envió a su Hijo”
Jesús se hizo uno de nosotros
para que comprendiéramos
quién era, para que a través
de sus actos humanos
llegáramos a la trascendencia
de Dios.
7. Tenemos que llenar nuestro corazón, nuestra
inteligencia y nuestra memoria de Él. No tendremos
Vida fuera de Cristo Jesús. Nuestra oración tiene que
estar llena de Él. Ésta es la finalidad de nuestra vida
espiritual: unirnos a Cristo Jesús, ser como él, pensar
como él, tener su mismo espíritu, amar como él. ¡Que
quien nos mire vea a Cristo!
8. Estás aquí aunque no te pueda ver, pues escondes tu
gloria y majestad.
Estás aquí revestido solamente del amor bajo la forma de
un pan.
Con sencillez te me vienes a entregar y en mi interior vas
haciendo maravillas.
Corazón con corazón, en profunda comunión, me haces
templo de la Santa Trinidad. (2)
9. -“Cristo, tenemos tu Presencia en la santa Eucaristía. Estás aquí, como
en aquel tiempo en Palestina, en Nazaret o durante tu vida pública.”
- Llenemos de su presencia nuestra vida, cultivemos esta presencia de
Jesús, nuestro Amigo, nuestro Dios, que está aquí. Tenemos que
aprovechar todas las ocasiones para saludar a Jesús, saludarle no por
mucho tiempo, pero sí ofrecerle un saludo atento y profundo.
10. Es desolador ver que en las iglesias no hay casi gente, que todo
el mundo pasa por delante para ir a la tienda, a la panadería, a
ver a los amigos… ¡y Dios es el único a quien nadie viene a ver!
Sin embargo, sería tan bueno entrar en la iglesia y saludarle,
hacer una genuflexión, decirle que le queremos y luego nos
marchamos, decirle:
-“Jesús, aquí estás, tú tienes tiempo, vives en la
eternidad. Yo, estoy aquí, pero estoy todavía en
el tiempo y tengo que irme a trabajar, así que
me voy…” Este pequeño acto de amor nos hace
progresar en la intimidad con Jesús y en la
verdadera oración.
Progresamos en la oración no sólo
zambulléndonos en Dios durante largos ratos,
sino también bebiendo a “traguitos”, con estas
pequeñas visitas que le hacemos…
11. VEN AMOR DE DIOS,
INUNDA MI ALMA.
VEN A MÍ CON FUERZA
Y PODER.
VEN AMOR DE DIOS.
12. “Sus delicias son estar con los hijos de los
hombres…” ¡Más que crear mundos, más
que crear millones de estrellas! ¡Qué
consuelo! Sus delicias las encuentra
estando con nosotros, a pesar de nuestras
miserias.
Está junto a nosotros desde hace mucho
tiempo, desde hace siglos, desde la
eternidad… Piensa en nosotros, nos ve, y
ve nuestro lugar en la Iglesia. Hace mucho
tiempo que piensa en nosotros, ¡Qué
alegría! Está aquí, y por la fe, podemos
entrar en contacto con él muy a
menudo, incluso continuamente. Por eso
vamos a seguir orando, no sólo unos
segundos o unos minutos para recibir una
luz o una impresión de fuerza, sino durante
un tiempo más prolongado, porque
tenemos la certeza que necesitamos
“tiempo” para dejarnos transformar por el
Amor de Dios.”
Palabras del Padre María Eugenio del Niño
Jesús.
13. TAN SÓLO PARA HOY 3.Si pienso en el mañana temo por mi
1. Mi vida es un instante, una hora inconstancia,
pasajera, Siento nacer tristeza, tedio en mi corazón.
Un día que se va y que huye veloz. Pero acepto, Dios mío, el dolor y la prueba
Tú lo sabes, Dios mío, para amarte Tan sólo para hoy, tan sólo para hoy.
en la tierra
No tengo más que hoy, no tengo 4. Junto a tu corazón olvido lo que pasa,
más que hoy. Los miedos de la noche ya no temo, Señor.
OH, JESÚS YO TE AMO, A TI MI Hazme un sitio en tu pecho, que sea mi
ALMA ASPIRA, morada
TAN SÓLO POR UN DÍA SÉ TÚ MI Tan sólo para hoy, tan sólo para hoy.
DULCE APOYO.
VEN Y REINA EN MI ALMA Y 5. Úneme a ti, Dios mío, viña santa y sagrada
DAME TU SONRISA Y mi débil sarmiento dará frutos de amor.
TAN SÓLO PARA HOY, TAN SÓLO Así podré ofrecerte un racimo dorado
PARA HOY. Oh, Jesús, desde hoy, oh, Jesús, desde hoy.
2. Que me importa, Señor, el
porvenir sombrío, 6. El racimo es de amor, sus granos son las
Rogarte por mañana, oh, no, yo almas,
no lo puedo. Sólo formarlo puedo en este día que pasa.
Conserva mi alma pura, cúbreme Oh dame, Jesús mío, de un apóstol la llama
de tu sombra, Tan sólo para hoy, tan sólo para hoy.
Tan sólo para hoy, tan sólo para
hoy. Poesía de santa Teresa del Niño Jesús
14. Teresa nos enseña que el instante es el punto de encuentro entre la eternidad
de Dios y el transcurrir del tiempo. El amor infinito que anima su vida la lleva, no a
un porvenir indefinido sino a un presente determinado.
Sólo tenemos nosotros al alcance de nuestra mano pequeños instantes. En
ellos, Dios se nos hace siempre presente. Cada instante es una invitación de Dios,
una cita que él me da. Cada segundo es el espacio en donde Dios me dice su Amor
eterno, en el que puedo ser su hijo, en el que puedo amarle a Él y a los demás con
toda verdad.
Con Teresa, aprendamos a consentir en vivir, este instante, unidos a Dios, a
recibirlo como un don y no como el resultado de nuestras programaciones, o como
una sucesión insignificante de circunstancias. Pidámosle que nos ayude a vivir, con
ella, esta experiencia para poder decir como ella: “Comprendo que los más
pequeños acontecimientos de mi vida los conduce Dios.”
15. Con ella, “aprovechemos nuestro único momento de sufrimiento, no
veamos más que cada instante. Un instante es un tesoro. Un sólo acto de amor
nos ayudará a conocer mejor a Jesús, nos acercará a Él durante toda la
eternidad.” Recibamos cada momento como un tesoro, porque es el momento
en que Dios entra en nuestra historia dándole un valor de eternidad.
Con Teresa, propongámonos “que todos los instantes de nuestra vida sean
sólo para Jesús”. Descubriremos así su misteriosa densidad: “¡Todo es tan
grande! Recoger un alfiler por amor puede convertir a una persona. ¡Qué
misterio! Sólo Jesús puede dar tanto valor a nuestras acciones”.
Basta con “aprovechar las cosas más pequeñas y hacerlas por amor” ¿Por
qué tenemos que inquietarnos del mañana?
Teresa, enséñanos a vivir nuestro tiempo dejándolo transfigurar por el
amor eterno de Dios.
Padre nuestro, “danos hoy, tan sólo para hoy, nuestro Pan de cada día”,
que es cuando tú nos das la gracia que necesitamos para vivir el “hoy” de tu
Voluntad.
16. EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (Lucas 19, 1-10)
Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un
hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico.
Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente,
porque era de pequeña estatura.
Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle,
pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio,
alzando la vista, le dijo:
“Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo
en tu casa.”
Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: “Ha ido a hospedarse a
casa de un hombre pecador.”
Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor:
“Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo
defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.”
Jesús le dijo:
“Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también
éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a
buscar y salvar lo que estaba perdido.”
PALABRA DE DIOS –Te alabamos, Señor.
17. Jesús, gracias al misterio de la Encarnación, ya has entrado en
nuestro mundo atravesando nuestras ciudades y has pasado en medio
de nosotros. Gracias al sacramento de la Comunión, ya has venido a
hospedarte en mi pobre casa y has querido quedarte en ella. Gracias a
la Eucaristía sigues viniendo a mí cada día. Y estás esperándome para
siempre en el sagrario de todas las iglesias. Sálvame en el hoy de mi
vida. Quédate conmigo, no permitas que caiga en la tentación de
echarte de mi casa. Quiero vivir contigo. A cada paso que doy, en cada
momento, haz tu Voluntad en mí. Te doy mi corazón.
CANTO
TE DOY MI CORAZÓN,
TE DOY MI ALMA,
YO VIVO PARA TI.
CADA PASO QUE DOY,
EN CADA MOMENTO,
HAZ TU VOLUNTAD EN MÍ.