El documento clasifica diferentes tipos de padres en el fútbol base según su comportamiento. Identifica a los "padres-entrenadores" que tratan de dirigir el juego y critican constantemente, los "padres gratificadores" que dan dinero por goles, y los "padres representantes" que buscan el mejor equipo sin importar la distancia. También describe a los "padres desfasados" que recuerdan su pasado y a los "padres pasotas" que no se interesan por la formación de sus hijos. Finalmente, elogia a los "ver
Padres y entrenadores la libreta del mister the coach's notebook.
1. articulo tomado de
lalibretadelmister.com
o Material del Mister
Artículo. Padres y Entrenadores
20 abr
abril 20, 2011
Hoy, en la entrada del Material del Entrenador, voy a incluiros un artículo escrito por un
gran amigo como es Juan Díaz Palomo. Habla sobre los padres y qué relación tienen
con el fútbol base. Espero que os sea de utilidad.
2. Juan Díaz Palomo durante una charla al grupo
LOS PADRES
Juan Díaz. Padre y Entrenador
Comienzo este artículo con una pregunta: ¿Somos los padres conscientes de que
nuestros hijos nos ven como una referencia?
Todos nuestros comportamientos, gestos, palabras o acciones tienen repercusión en
nuestros hijos. Nos observan y tratan de imitarnos en la medida de lo posible. Un hijo
intentará siempre hacer feliz a sus padres, que se sientan orgullosos de él. Así que
nuestra responsabilidad es inmensa. Somos observados a diario, por tanto, nuestra
labor educativa no cesa nunca. Cualquier momento o situación es un excepcional
escenario formativo.
En los años que llevo en el fútbol base, concretamente en Fútbol 7, he podido observar
que existen diferentes tipos de padres. Me he permitido clasificarlos en base al
comportamiento que tienen dentro de un campo de fútbol.
PADRES – ENTRENADORES: sin duda, ocupan el primer lugar en mi clasificación.
Los campos de fútbol están llenos de esta “especie”. Son padres que asisten a los
entrenamientos, no faltan a ningún partido. Le dicen al entrenador dónde tiene que
jugar su hijo, cómo tiene que jugar el equipo. Están convencidos de que su hijo es el
mejor y ven al niño jugando, en un futuro, en un equipo de primera división. Para ellos,
no existe nada más que su hijo. El equipo existe porque está su hijo dentro de él. En los
partidos “montan” el espectáculo. Antes de comenzar ya ejercen de entrenador:
“vamos a ganar” “tú, no chupes tanto” “tenéis que echarle h..”. Durante el partido, no
paran de gritar, corregir, situar a los jugadores, increpar a todos (jugadores, rivales y,
por supuesto, árbitro), insultar, desafiar, muestran agresividad. A veces, están tan
metidos en el partido, que corren la banda. Es frecuente verlos con una cerveza en la
mano y su hábitat natural está en la grada pero pegado al terreno de juego donde se le
identifica fácilmente. Si el equipo pierde es porque el entrenador no tiene ni idea y los
jugadores no tienen el nivel de su hijo. Si se gana el partido se muestra muy satisfecho
porque su hijo ha sido pieza esencial y él ha influido, con su dirección del juego a base
de gritos, en el resultado. Se marchan convencidos de que su hijo es el mejor. El
problema surge cuando en un equipo hay dos o más jugadores que son los mejores (en
relación de los padres entrenadores que existen en el equipo: x padres entrenadores =
x futuros Messis en el equipo). Si esto ocurre, la guerra está montada. Hace seis años
entrenaba a un equipo prebenjamín (6 y 7 años) con el que quedamos campeones de
liga. El día de la fiesta por la consecución del título, dos padres entrenadores se
pelearon a puñetazos. Los niños no sabían por qué se peleaban, yo tampoco (sigo sin
saberlo). Pero es que ellos tampoco sabían por qué se estaban pegando. El daño que
estos padres les hacen a sus hijos es inmenso. Lo peor es que ellos no son conscientes y
van a más en su actitud negativa.
Estos padres, a veces, se les ven acompañados de otro “ejemplar” que he denominado:
PADRES – SEGUNDOS ENTRENADORES. Tienen la misma misión que el anterior
pero en un segundo plano. Sólo se acerca al primero para hacer comentarios
puntuales. También increpa e insulta pero desde la barra del bar. Tanto al primero
como al segundo, les importa muy poco la formación de sus hijos. Lo único que les
3. interesa es que su “diamante en bruto” esté rodeado de los mejores, en un equipo
ganador.
PADRES GRATIFICADORES. Así denomino a los que gratifican, económicamente, a
sus hijos por cada gol marcado (lo siento por los defensas y por los porteros). Dan
dinero por goles marcados. He visto dar 10 euros por cada gol marcado y estamos
hablando de partidos de fútbol 7 en los que un mismo jugador puede marcar un gran
número de goles. Los niños, evidentemente, se vuelven egoístas dentro del terreno de
juego, increpan al compañero si no le pasan el balón, no tienen concepto de equipo y
no se integran en un grupo.
PADRES REPRESENTANTES. Esta “especie” está en auge. A estos padres les da
igual que sus hijos jueguen en el equipo del barrio, o no. Buscan el mejor equipo
aunque tengan que desplazarse varios kilómetros. Su hijo tiene que estar con los
mejores. Si no es así, ya se encargará él de traer jugadores para que su hijo esté en un
equipo ganador. Si su hijo queda desplazado porque hay jugadores mejores, busca un
equipo donde pueda tener protagonismo. Hace lo posible para que su hijo sea
conocido, incluso envía videos a los medios de comunicación locales.
PADRES DESFASADOS. Son los desfasados, los que recuerdan su infancia y creen
que el mundo no evoluciona. Se les reconoce por frases como: “En mis tiempos….”
“Cuando yo jugaba…”. Les da igual que su hijo, en un entrenamiento, esté 45 minutos
haciendo carrera continua porque él entrenaba así. Son partidarios de gritar a los
niños de forma desmesurada porque así lo entrenaban a él. No valoran las condiciones
tan favorables en las que entrenan sus hijos, se limitan a decir “lo nuestro tenía más
mérito”. Son padres que se han quedado atrás en la evolución del fútbol.
PADRES PASOTAS. No se interesan por el niño. Les da igual la formación del niño,
el entrenador, el club en el que están. No preguntan si han ganado o perdido. Se limitan
a llevar al niño al entrenamiento y recogerlo cuando termina. Rara vez, se les ve
presenciando un partido. Para ellos, es una obligación que su hijo entrene en un
equipo.
MADRES. En todos los sectores de la sociedad se ha producido, afortunadamente, la
incorporación de la mujer. El fútbol base no podía quedarse atrás en este avance
social. Así, cada vez más madres acuden a entrenamientos y partidos de sus hijos. Sin
ánimo de generalizar, su comportamiento es parecido al padre entrenador pero sin
saber qué es un fuera de juego, un libre indirecto o un interior derecho.
VERDADEROS PADRES – VERDADERAS MADRES. Se interesan, a principio de
temporada, por la formación que va a tener su hijo. Tratan de conocer al entrenador, la
formación que tiene y el trato que le da al niño. Nunca interfiere en las decisiones,
planteamientos, entrenamientos, ni partidos. Siempre mantienen una actitud discreta de
apoyo, animan a su hijo y al grupo de forma elegante y digna de elogio, no crean
presión innecesaria, dan motivación y seguridad. Animan y apoyan al equipo sin
protestas, insultos o desaprobaciones a los integrantes del equipo, del rival o al
colegiado. Siempre ofrecen su vehículo para el desplazamiento. Felicita a todos los
jugadores del equipo y los anima si salen tristes porque han perdido. En definitiva,
disfrutan del deporte a través de sus hijos.