Hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros hermanos Meditación para poner en práctica la Palabra de Dios. Comentada por Chiara Lubich
2. «Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte
a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos»
(1 Jn 3,14).
3. Juan escribe a las
comunidades
cristianas fundadas
por él en un
momento
de grave dificultad,
4. pues comenzaban a proliferar herejías y falsas doctrinas
en materia de fe y de moral, además del ambiente pagano en el
que debían vivir los cristianos, duro y hostil al espíritu del
Evangelio.
5. Queriendo ayudar a los suyos, el apóstol les indica el remedio
radical: amar a los hermanos, vivir el mandamiento del amor
recibido desde el principio, en el cual él ve resumidos todos los
mandamientos.
6. Si actúan así, sabrán lo que
es «la vida», es decir,
profundizarán cada vez
más en la unión con Dios,
tendrán la experiencia de
Dios Amor.
Y si viven esta
experiencia, serán
confirmados en la fe y
podrán hacer frente a todos
los ataques, sobre todo en
tiempo de crisis.
7. «Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a
la Vida, porque amamos a nuestros hermanos»
8. «Nosotros sabemos…».
El apóstol se refiere a un
conocimiento que procede
de la experiencia.
Es como si dijese: lo
hemos comprobado, lo
hemos palpado.
9. Es la experiencia que los
cristianos evangelizados por él
hicieron al principio
de su conversión;
es decir,
que al poner en práctica los
mandamientos de Dios,
en particular el mandamiento
del amor a los hermanos,
entramos en la vida
misma de Dios.
10. Pero esta experiencia ¿la conocen los cristianos de hoy? Sin
duda saben que los mandamientos del Señor tienen una finalidad
práctica. Jesús insiste continuamente en que no basta con
escuchar, sino que hay que poner en práctica
la Palabra de Dios (cf. Mt 5, 19; 7, 21; 7, 26).
11. Lo que no es evidente para la
mayor parte de ellos –o
porque no lo saben,
o porque lo conocen de un
modo puramente teórico, es
decir, sin haber tenido
la experiencia– es ese
aspecto maravilloso de la vida
cristiana que el apóstol
pone de manifiesto: que
cuando vivimos el
mandamiento del amor, Dios
toma posesión de nosotros, y
un signo inconfundible es esa
vida, esa paz, esa alegría
que Él nos lleva a probar ya
en esta tierra.
12. Entonces todo se ilumina, todo se
vuelve armonioso; ya no hay separación entre la fe y la vida.
La fe se convierte en la fuerza que compenetra y une entre sí
todas nuestras acciones.
13. «Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a
la Vida, porque amamos a nuestros hermanos»
14. Esta Palabra de vida nos dice que el amor al prójimo
es el camino regio que nos lleva a Dios.
15. Puesto que todos somos hijos suyos, nada le importa más a Él
que el amor a los hermanos.
No le podemos dar una alegría más grande que la que le
proporcionamos cuando amamos a nuestros hermanos.
16. Y dado que nos procura la unión con Dios, el amor fraterno es
una fuente inagotable de luz interior, es fuente de vida, de
fecundidad espiritual, de renovación continua.
17. Impide que se formen en el pueblo cristiano gangrenas,
esclerosis, estancamientos; en una palabra,
«nos hace pasar de la muerte a la vida».
18. En cambio, cuando falta la caridad, todo se marchita y muere. Y
entonces se comprenden ciertos síntomas tan difundidos en el
mundo en que vivimos: la falta de entusiasmo, de ideales, la
mediocridad, el aburrimiento, el deseo de
evasión, la pérdida de valores, etc.
19. «Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a
la Vida, porque amamos a nuestros hermanos»
20. Los hermanos de los que
habla el apóstol son
sobre todo los miembros
de las comunidades de
las que formamos parte.
Si es verdad que
tenemos que
amar a todos los
hombres, también es
verdad que este amor
nuestro debe
comenzar por aquellos
que habitualmente viven
con nosotros, para luego
extenderse a toda la
humanidad.
21. Es decir, debemos pensar ante todo en nuestros
familiares, en nuestros compañeros de trabajo, en los miembros
de la parroquia, de la asociación o comunidad religiosa
a la que pertenecemos.
22. El amor a los hermanos no sería auténtico ni ordenado si no
partiese de aquí. Dondequiera que nos encontremos, estamos
llamados a construir la familia de los hijos de Dios.
23. «Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a
la Vida, porque amamos a nuestros hermanos»
24. Esta Palabra de vida nos abre inmensas perspectivas. Nos
empuja a la divina aventura del amor cristiano con
consecuencias imprevisibles.
25. Ante todo nos recuerda que en un mundo como el nuestro, en el
cual se teoriza sobre la lucha, la ley del más fuerte, del más
astuto, del que tiene menos escrúpulos, y donde a veces todo
parece paralizarse por el materialismo y el egoísmo, la respuesta
que hace falta es el amor al prójimo.
26. Ésta es la medicina que lo
puede sanar, pues cuando
vivimos el mandamiento del
amor no sólo se tonifica
nuestra vida, sino que
repercute en todo lo que
tenemos alrededor;
es como
una ráfaga de calor divino
que irradia y se propaga,
penetrando en las
relaciones entre personas y
entre grupos y
transformando poco a poco
la sociedad.
27. Decidámonos, pues. Todos tenemos hermanos a los que amar en
nombre de Jesús y los tenemos siempre. Permanezcamos fieles
a este amor y ayudemos a muchos otros a serlo. Así
conoceremos en nuestra alma lo que significa la unión con Dios.
La fe se reavivará, desaparecerán las dudas y no sabremos lo
que es el aburrimiento. La vida será plena, plena.
28. «Nosotros sabemos
que hemos pasado de
la muerte a la Vida,
porque amamos a
nuestros hermanos»
“ Palabra de Vida”
“ Palabra de Vida”
Publicación mensual del Movimiento de los Focolares.
Publicación mensual del Movimiento de los Focolares
Texto de: Chiara Lubich, escrito en 1985/8
Gráfico Anna Lollo en colaboración con don Plácido D’Omina (Sicilia, Italia)
Este comentario a la Palabra de Vida está traducido a 96 lenguas e idiomas,
y le llega a varios millones de personas en todo el mundo
a través de prensa, radio, TV y via internet.
Para información www.focolare.org
Este PPS en diversas lenguas, se publica en www.santuariosancalogero.org wi