La teoría de la deriva propone caminar sin rumbo fijo a través de diferentes ambientes para experimentar los efectos psicogeográficos de los lugares. La deriva se opone al viaje o paseo tradicionales y busca romper los hábitos mediante la creación de nuevas condiciones. El análisis psicogeográfico define el terreno emocional por su determinismo y relación con la morfología social.