En un pueblo llamado Hamelín, aparecieron muchos ratones y vino un flautista que ofreció deshacerse de los ratones tocando su flauta; los ratones y los niños del pueblo siguieron al flautista fuera del pueblo atraídos por la música, dejando a los padres llorando, por lo que el pueblo quedó sin ratones ni niños y todos estaban tristes.