Los vehículos autónomos utilizan sensores y GPS para navegar y evitar colisiones sin necesidad de un conductor. Funcionan mediante la detección de su entorno y la ubicación en un mapa detallado. Aunque ofrecen ventajas como evitar el tráfico y facilitar el estacionamiento, también presentan desventajas como altos costos iniciales, posibles errores en el software y preocupaciones sobre la privacidad.