La educación no formal en América Latina puede mejorar el estatus y las actitudes de los participantes al reforzar su poder y valores básicos. Sin embargo, la modernización también puede aumentar la brecha entre ricos y pobres al crear mayor desempleo y concentrar el poder en pocas manos de una clase elitista, lo que puede conducir a la discriminación. La mayoría de los esfuerzos de educación no formal se basan en un modelo de cambio social orientado a las personas.