2. EVANGELIZACIÓN
DGC 48
“…hemos de concebir la evangelización
como el proceso, por el que la Iglesia,
movida por el Espíritu, anuncia y
difunde el Evangelio en todo el mundo,
de tal modo que Ella:
3. Impulsada por la caridad, impregna y
transforma todo el orden temporal,
asumiendo y renovando las culturas;
da testimonio entre los pueblos de la nueva
manera de ser y de vivir que caracteriza a los
cristianos;
4. y proclama explícitamente el Evangelio, mediante el
«primer anuncio», llamando a la conversión.
Inicia en la fe y vida cristiana, mediante la
«catequesis» y los «sacramentos de iniciación», a
los que se convierten a Jesucristo, o a los que
reemprenden el camino de su seguimiento,
incorporando a unos y reconduciendo a otros a la
comunidad cristiana.
5. Alimenta constantemente el don de la comunión
en los fieles mediante la educación permanente de
la fe (homilía, otras formas del ministerio de la
Palabra), los sacramentos y el ejercicio de la
caridad;
y suscita continuamente la misión, al enviar a
todos los discípulos de Cristo a anunciar el
Evangelio, con palabras y obras, por todo el mundo.
6. El proceso evangelizador, por
consiguiente, está estructurado en
etapas o «momentos esenciales»:
PROCESO
EVANGELIZADOR
DGC 49
7. • la ACCIÓN MISIONERA para los no creyentes y para
los que viven en la indiferencia religiosa;
• la ACCIÓN CATEQUÉTICO - INICIATORIA para los que
optan por el Evangelio y para los que necesitan
completar o reestructurar su iniciación;
• y la ACCIÓN PASTORAL para los fieles cristianos ya
maduros, en el seno de la comunidad cristiana.
8. Estos momentos, sin embargo, no son
etapas cerradas: se reiteran siempre
que sea necesario, ya que tratan de
dar el alimento evangélico más
adecuado al crecimiento espiritual de
cada persona o de la misma
comunidad.
9. En el proceso de la fe y de la conversión,
se pueden destacar, desde el punto de
vista teológico, varios momentos
importantes (DGC 56):
10. EL INTERÉS POR EL EVANGELIO
Cuando en el corazón… brota,
como consecuencia del primer
anuncio, un interés por el
Evangelio, sin ser todavía una
decisión firme. Es el primer
movimiento del espíritu humano
en dirección a la fe, que ya es
fruto de la gracia reibe diversos
nombres: atracción a la fe,
preparación evangélica,
búsqueda religiosa…
LA CONVERSIÓN
El primer interés por el Evangelio
necesita un tiempo de búsqueda
para poder llegar a una opción
firme. Esa búsqueda, impulsada por
el Espíritu Santo y el anuncio del
kerigma, prepara a la conversión
“inicial”, que lleva consigo la
adhesión a Jesucristo y la voluntad
de caminar en su seguimiento.
Sobre esta “opción fundamental”
descansa toda la vida cristiana del
discípulo del Señor.
11. LA PROFESIÓN DE FE
La entrega a Jesucristo genera en los
creyentes el deseo de conocerle más
profundamente y de identificarse con
Él. La catequesis inicia a los
creyentes en el conocimiento de la fe
y en el aprendizaje de la vida
cristiana, favoreciendo un camino
espiritual que provoca un «cambio
progresivo de actitudes y
costumbres», hecho de renuncias y
de luchas, y también de gozos que
Dios concede sin medida. El discípulo
de Jesucristo es ya apto, entonces,
para realizar una viva, explícita y
operante profesión de fe. (DGC 56)
EL CAMINO A LA PERFECCIÓN
Esa madurez básica, de la que brota
la profesión de fe, no es el punto final
del proceso permanente de la
conversión. La profesión de fe
bautismal se sitúa en los cimientos de
un edificio espiritual destinado a
crecer. El bautizado, impulsado
siempre por el ES, alimentado por los
sacramentos, la oración y el ejercicio
de la caridad, y ayudado por las
múltiples formas de educación
permanente en la fe, busca hacer
suyo el mandato de Cristo: “Sed
perfectos como vuestro Padre
celestial es perfecto.”
12. LAS “FUNCIONES” DEL MINISTERIO DE LA PALABRA EN ESTE
PROCESO (DGC 57)
El Ministerio de la Palabra está al servicio de este proceso de
conversión plena:
1. EL PRIMER ANUNCIO tiene el carácter de llamar a la fe;
2. LA CATEQUESIS el de fundamentar la conversión, estructurando
básicamente la vida cristiana; y
3. Las múltiples formas de LA EDUCACIÓN PERMANENTE DE LA FE, entre
las que se destaca la homilía, el carácter de ser el alimento
constante que todo organismo adulto necesita para vivir, para
estar sano, para crecer y para ser cada vez más fecundo.
13. LA CATEQUESIS: AL SERVICIO DE LA
INICIACIÓN CRISTIANA (DGC 63)
El momento de la catequesis es el que corresponde al período
que se ESTRUCTURA LA CONVERSIÓN A JESUCRISTO, DANDO
UNA FUNDAMENTACIÓN A LA PRIMERA ADHESIÓN. Los
convertidos, mediante una enseñanza y aprendizaje
convenientemente prolongado de toda la vida cristiana, son
INICIADOS en el misterio de la salvación y en el estilo de vida
propio del Evangelio. Se trata, en efecto, de INICIARLOS, en la
plenitud de la vida cristiana.
14. La catequesis, al realizar con diferentes formas esta función de iniciación del
ministerio de la Palabra, lo que hace es PONER LOS CIMIENTOS del edificio de la fe.
Otras funciones de ese mismo ministerio irán construyendo, después, las diversas
plantas de ese mismo edificio.
La catequesis de iniciación es, así, el eslabón necesario entre la acción misionera,
que llama a la fe, y la acción pastoral, que alimenta constantemente a la comunidad
cristiana. No es, por tanto, una acción facultativa, sino una acción básica y
fundamental en LA CONSTRUCCIÓN DE LA PERSONALIDAD DEL DISCÍPULO COMO DE
LA COMUNIDAD.
Sin ella la acción misionera no tendría continuidad y sería infecunda. Sin ella la acción
pastoral no tendría raíces y sería superficial y confusa: cualquier tormenta
desmoronaría todo el edificio. DGC 64
15. LA CATEQUESIS AL SERVICIO PARA
LA INICIACIÓN CRISTIANA (DGC 66)
La fe, por la que el hombre responde al anuncio del Evangelio,
reclama el Bautismo. La misión de bautizar está comprendida en
la misión de evangelizar… y la catequesis está, así, vinculada a
los sacramentos de la Iniciación Cristiana, especialmente al
Bautismo. El eslabón que une la catequesis con el Bautismo es la
“PROFESIÓN DE FE”, que es, a un tiempo, elemento interior de
este sacramento y meta de la catequesis.
La finalidad de la acción catequética consiste precisamente en:
propiciar una fe viva, explícita y operante profesión de fe.
16. Para lograrlo, la Iglesia transmite a los catecúmenos y a los
catequizandos la experiencia viva que Ella misma tiene del
Evangelio, su fe, para que aquellos la hagan suya al profesarla.
Por eso, dice CT 22: “La auténtica catequesis es siempre una
iniciación ordenada y sistemática a la revelación que Dios mismo
ha hecho al hombre en Jesucristo, revelación conservada en la
memoria profunda de la Iglesia y en las Sagradas Escrituras y
comunicada constantemente, mediante una ‘traditio’ viva y
activa, de generación en generación.”
17. La catequesis es una formación básica, esencial, centrada en lo nuclear de la
experiencia cristiana, en las certezas más básicas de la fe y en los valores
evangélicos más fundamentales. La catequesis pone los cimientos del edificio
espiritual del cristiano, alimenta las raíces de su vida de fe, capacitándole para
recibir el posterior alimento sólido en la vida ordinaria de la comunidad cristiana.
En síntesis, la catequesis de iniciación, por ser orgánica y sistemática, no se reduce
a lo meramente circunstancial u ocasional; por ser formación para la vida
cristiana, desborda —incluyéndola— a la mera enseñanza; por ser esencial, se
centra en lo «común» para el cristiano, sin entrar en cuestiones disputadas ni
convertirse en investigación teológica.
En fin, por ser iniciación, incorpora a la comunidad que vive, celebra y testimonia
la fe. Ejerce, por tanto, al mismo tiempo, tareas de iniciación, de educación y de
instrucción. Esta riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha
de inspirar a las demás formas de catequesis. (DGC 67 y 68)
18. LAS TAREAS DE LA CATEQUESIS
(DGC 84-87)
Las tareas de la catequesis corresponden a la educación de las diferentes
dimensiones de la fe, ya que la catequesis es una formación cristiana integral,
«abierta a todas las esferas de la vida cristiana».
En virtud de su misma dinámica interna, la fe pide ser
conocida, celebrada, vivida y hecha oración. La catequesis
debe cultivar cada una de estas dimensiones.
Pero la fe se vive en la comunidad cristiana y se anuncia
en la misión: es una fe compartida y anunciada. Y estas
dimensiones deben ser, también, cultivadas por la
catequesis.
19. Tareas fundamentales
de la catequesis: ayudar
a conocer, celebrar, vivir
y contemplar el misterio
de Cristo
DGC 85
Propiciar el
conocimiento
de la fe
Entrega del
Símbolo
Educación
litúrgica
Formación
moral
Consecuencia
s sociales de
las exigencias
evangélicas
Enseñar a
orar
Entrega del
Padre
Nuestro
La
educación
para la vida
comunitaria
La
iniciación a
la misión
20. “La CATEQUESIS capacita al cristiano para
vivir en comunidad y para participar
activamente en la vida y misión de la Iglesia.
El Concilio Vaticano II señala a los pastores
la necesidad de «cultivar debidamente el
espíritu de comunidad» y a los
la de «aprender a cooperar eficazmente
en la evangelización
y edificación de la Iglesia»”.
DGC 86
21. LA EDUCACIÓN PARA LA VIDA COMUNITARIA
DGC 86 (1) A
Reclama algunas
actitudes que la
Catequesis deberá
fomentar
Espíritu de
sencillez y
humildad
Solicitud por los
más pequeños
Atención
preferente a los
que se han alejado
Corrección
fraterna
Oración en
común
Perdón
mutuo
La vida cristiana en comunidad no se improvisa y hay que educarla con cuidado
22. La catequesis tendrá una dimensión ecuménica
en la medida en que sepa suscitar y alimentar el
«verdadero deseo de unidad», hecho no en
orden a un fácil irenismo, sino a la unidad
perfecta, cuando el Señor lo disponga y por las
vías que Él quiera.
En la educación de este sentido comunitario, la catequesis cuidará también la dimensión
ecuménica y estimulará actitudes fraternales hacia los miembros de otras iglesias y
comunidades eclesiales. [DGC 86 (1) b]
23. LA INICIACIÓN A LA MISIÓN
DGC 86 (2) A
Capacitar a los discípulos de Jesucristo para estar presentes, en
cuanto cristianos, en la sociedad, en la vida profesional, cultural y
social.
Cooperar en los diferentes servicios eclesiales, según la vocación
de cada uno.
Poner todos los medios para suscitar vocaciones sacerdotales y
de especial consagración a Dios en las diferentes formas de vida
religiosa y apostólica, y para suscitar en el corazón de cada uno la
específica vocación misionera .
24. Buscar la oveja perdida
.
Presentarse pobres
Poner la confianza en el Padre y en el apoyo
del Espíritu Santo.
No esperar otro premio que
la dicha de trabajar por el Reino
Anunciar y sanar al
mismo tiempo
Asumir el rechazo y la
persecución
Las actitudes evangélicas
que Jesús sugirió a sus
discípulos, cuando les inició
en la misión, son las que la
catequesis debe alimentar:
25. z
En la educación de este sentido
misionero, la catequesis
preparará para el diálogo
interreligioso
[DGC 86 (2) a]
26. z
Las tareas de la catequesis
constituyen, en consecuencia, un
conjunto rico y
variado de aspectos.
Sobre este conjunto conviene
hacer varias consideraciones:
(DGC 87)
27. Todas las tareas son necesarias
Para la maduración de la vida cristiana hay que
cultivar todas sus dimensiones: el
conocimiento de la fe, la vida litúrgica, la
formación moral, la oración, la pertenencia
comunitaria, el espíritu misionero. Si la
catequesis descuidara alguna de ellas, la fe
cristiana no alcanzaría todo su crecimiento.
28. Cada una de estas tareas realiza, a su
modo, la finalidad de la catequesis.
Las tareas se implican mutuamente y se
desarrollan conjuntamente. Una tarea llama
a la otra…
29. Para realizar sus tareas, la catequesis se vale de dos
grandes medios: la transmisión del mensaje evangélico y
la experiencia de la vida cristiana.
Las diferentes dimensiones de la fe son objeto de
educación tanto en su aspecto de « don » como en su
aspecto de « compromiso ».
Cada dimensión de la fe, como la fe en su conjunto, debe
ser enraizada en la experiencia humana, sin que
permanezca en la persona como un añadido o un aparte.