2. Autor
esquilo ( Eleusis, 525 a. C. – Gela, 456 a. C. )
Fue uno de los
«Maratonómaco»;
luchó en las guerras
promovidas contra los
persas en la Batalla de
Maratón 490 a. C., en
las de Salamina 480 a.
C. y, posiblemente, en
la de Platea.
3.
Los persas 472 a. C.
Los persas es la
obra teatral más
antigua que se
conserva.
También destaca
por ser la única
tragedia griega
conservada
basada en hechos
contemporáneos.
4. Los siete contra Tebas 467 a. C.
Obtuvo el primer
puesto en las
Dionisias. Formaba
parte de una
tetralogía compuesta
por las tragedias
Layo y Edipo, y por
el drama satírico
Esfinge, obras todas
ellas perdidas.
6. En que consiste
La obra está basada en el mito del titán Prometeo (del griego
antiguo Προμηθεύς: «Previsión»), que había engañado a los
dioses haciendo que recibieran la peor parte de cualquier
animal sacrificado y los seres humanos la mejor. Además,
había robado el fuego para entregárselo a los mortales y por
eso fue castigado por el dios Zeus. Además, Prometeo poseía
el conocimiento profético de la persona que un día derrocaría
a Zeus, pero rechazaba divulgar esta información.
7. Encadenamiento
Fuerza y Violencia, junto con Hefesto, llevan preso a Prometeo
para que este sea encadenado en una roca, en la región de
Escitia.
Fuerza apremia a Hefesto para que cumpla la orden de Zeus y
encadene al titán. Hefesto tiene sus dudas, porque Prometeo es
pariente suyo, pero sabe que no puede desobedecer a Zeus, así
que cumple la orden. Una vez encadenado, Prometeo se
lamenta por su destino:
Por haber proporcionado un privilegio de los mortales me veo
unido al yugo de esta necesidad, desdichado.
8. Prometeo explica el origen de sus males
Un coro de Oceánidas ha acudido a tratar de consolarle.
Prometeo dice que preferiría haber sido arrojado al Tártaro
para que nadie pudiera ver su desgracia. También señala
que Zeus acudirá a suplicarle para que, por sus
conocimientos proféticos, le revele el plan por el que se le
pretenderá despojar de su calidad de rey de los dioses.
Prometeo insiste en que no piensa revelarlo hasta que no
sea liberado de sus cadenas.
Luego explica que estuvo de parte de Zeus en la lucha que
mantuvo contra los titanes. Sin embargo, se opuso a que la
raza de los mortales fuera aniquilada por Zeus,
concediendo a éstos el fuego así como ciegas esperanzas.
Después llega Océano
9. . En
primer lugar aconseja a Prometeo que deje de
injuriar a Zeus puesto que podría sufrir por ello
peores castigos y además le ofrece su ayuda,
diciéndole que intentará conseguir su liberación.
Prometeo, sin embargo, insiste en que se mantenga
alejado del asunto para evitar sufrir castigos como ya
sufrieron Atlas o Tifón. Océano se va y Prometeo
sigue explicando cómo benefició a los mortales: les
enseñó a predecir el movimiento de las estrellas, los
números, la escritura, el uso de los animales para
trabajos agrícolas, las medicinas, el arte de la
adivinación, el modo de interpretar los sueños, el
modo de hacer señales con el fuego y los minerales
bajo tierra.
10. Corifeo intenta convencer a Prometeo de que hable sobre la
profecía de Zeus, Prometeo se niega a hablar de la profecía
y dice “Ahora no se trata ya de palabras sino de hechos: la
tierra tiembla, al tiempo que en sus zigzagueantes
profundidades muge el eco del trueno; relámpagos
fulguran encendidos; torbellinos agitan tolvaneras; soplos
de todos los vientos saltan unos contra otros, anunciando
una lucha de hostil aliento; se mezclan confundidos el
cielo con el mar. Tal es el ímpetu de Zeus que, intentando
asustarme, avanza claramente contra mí. ¡Oh majestad de
mi madre, oh Éter que haces girar la luz común
a todos! ¡Ya veis de qué manera tan injusta! “
(Las rocas, con Prometeo y las Océanides, se sumergen
estrepitosamente entre rayos y truenos.)