El Protocolo de Control de Transmisión (TCP) permite establecer conexiones entre anfitriones y garantiza la entrega y orden de los datos, mientras que el Protocolo de Internet (IP) asigna direcciones a los paquetes de datos para su enrutamiento a través de redes. Estos protocolos TCP/IP son la base para aplicaciones como HTTP y FTP y dividen la red en capas física, de enlace, de enrutamiento, de transporte y de aplicación.